Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) cumplen diez años en la Argentina. Se establecieron en 2009 con el objetivo de que los argentinos se involucraran en las internas de los partidos políticos para elegir a los precandidatos que finalmente terminarían participando en las elecciones. Una situación inédita que, a una década de su nacimiento, se transformó en una encuesta muy onerosa. Al Estado le cuestan 4.800 millones de pesos, unos US$105 millones. Un gasto innecesario para una economía devastada. Las fórmulas, en definitiva, se tejieron en largas negociaciones.
Bajo esta coyuntura, Alberto Fernández y Mauricio Macri, ambos de 60 años, se disputan el poder. Estaba claro mucho antes de este domingo. La polarización de las dos fuerzas desembocó en un mano a mano que se definirá en octubre. Al cierre de esta edición había votado el 83,7 % del padrón y la ventaja era clara para la lista del Frente de Todos, encabezada por el exjefe de gabinete del fallecido Néstor Kirchner, con el 47 % de ellos. Macri, consciente del descalabro, aceptó su derrota cuando ya era inevitable la tendencia. “Hemos tenido una mala elección y eso nos obliga, a partir de mañana, a redoblar los esfuerzos para que en octubre logremos el apoyo que se necesite para continuar con el cambio”, señaló el mandatario.
Fernández sorprendió en mayo, cuando Cristina Fernández anunció la fórmula. Sí, la candidata a vicepresidenta dio la primicia en las redes sociales. A fin de cuentas es quien lidera el espacio, muy a pesar de que Fernández se ocupó de aclarar que, en el caso de ganar, será quien se haga cargo de las decisiones en la Casa Rosada. El magnetismo de la viuda tiene un voto cautivo que explotó en la campaña. Su gobierno siempre tuvo un corte netamente populista. Conquistó a las minorías, tergiversó los números del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos), subsidió los servicios públicos y se cerró al mundo. Hasta le puso un cepo al dólar. Ni siquiera los 13 procesos vinculados a causas de corrupción que pesan en su contra debilitaron su figura para sus más fanáticos seguidores.
Macri tomó el bastón presidencial por sus propios medios —Cristina no quiso darle el traspaso oficial— y asumió el desafío del cambio cultural. El Estado invirtió millones de pesos en obra pública, su caballito de batalla. Estableció una dura lucha contra el narcotráfico. Enarboló la bandera del republicanismo. Y hasta formó parte del histórico acuerdo con la Unión Europea. Pero sus medidas económicas arrasaron con los salarios: la quita progresiva de subsidios, la devaluación del 370 % durante su mandato y una inflación del 57 % anual dejaron en nocaut a la sociedad. La industria sufrió las altísimas tasas y cerraron más de 23.000 empresas. La desocupación creció al 10 %. Y de la pobreza cero que prometió en 2015 no hay buenas noticias. Por el contrario, creció del 30 al 34 %. En Argentina, la mitad de los chicos menores de 17 años son pobres. El número es tan frío como triste.
El eslogan “Con Cristina estábamos mejor”, que pregonan los kirchneristas, tiene que ver, justamente, con esos indicadores negativos del ciclo de Macri, quien está cumpliendo un mandato histórico: es el primer líder no peronista que terminará su gobierno. No es poco si se recuerdan las salidas de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, hombres de la Unión Cívica Radical (UCR). Aunque algo de justicialista tiene el exjefe de Gobierno y presidente de Boca Juniors: tuvo que llegar a un acuerdo con Miguel Ángel Pichetto, senador del PJ, para entablar alianzas con los gobernadores e intendentes más renegados. Es su compañero de fórmula.
¿Qué escenario puede darse ahora de cara a la carrera del 27 de octubre? La diferencia de puntos es fundamental. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde anoche se imponía Axel Kicillof, exministro de Economía, sobre la actual gobernadora, María Eugenia Vidal. El ganador del principal distrito del país (10 %) puede volcar la elección. El Frente de Todos apuesta fuerte a este histórico bastión. En la ciudad de Buenos Aires, en cambio, el oficialista Horacio Rodríguez Larreta le sacó varios cuerpos al kirchnerista Matías Lammens, presidente de San Lorenzo de Almagro.
¿Qué pasará con los votos de Roberto Lavagna y José Luis Espert? El exministro peronista y el economista outsider se disputaban el tercer lugar, que terminó siendo para el primero. En Juntos por el Cambio creen que esos votantes se inclinarán por Macri en un eventual balotaje. Habrá que ver si llega el presidente a esta instancia después del resultado de estas PASO y la reacción del mercado, que el viernes fue favorable pero hoy podría agitarse con la subida del dólar.