El día que los fanáticos del K-pop se colaron en las protestas
La música popular coreana, conocida como K-pop, ha sido protagonista en redes sociales durante el paro nacional. También se han vuelto protagonistas de otras manifestaciones en el mundo. ¿Por qué?
Nicolás Marín / @nicolasmarinav
Puede que esta semana haya visto numerosos videos de K-pop (pop surcoreano) invadiendo las redes sociales con hashtags asociados con el paro nacional en Colombia. Su principal objetivo fue sabotear tendencias que para los fanáticos del género musical se dedicaban a difundir discursos de odio o incitaban a la violencia en Twitter. La estrategia en Colombia está lejos de ser un evento aislado, pues desde hace tiempo buena parte de esta comunidad digital se convirtió en un fenómeno mundial que se dedica no solo a recaudar fondos para los grupos musicales surcoreanos y para eventos benéficos, sino a defender causas asociadas con los derechos humanos y con la lucha contra la desinformación.
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Puede que esta semana haya visto numerosos videos de K-pop (pop surcoreano) invadiendo las redes sociales con hashtags asociados con el paro nacional en Colombia. Su principal objetivo fue sabotear tendencias que para los fanáticos del género musical se dedicaban a difundir discursos de odio o incitaban a la violencia en Twitter. La estrategia en Colombia está lejos de ser un evento aislado, pues desde hace tiempo buena parte de esta comunidad digital se convirtió en un fenómeno mundial que se dedica no solo a recaudar fondos para los grupos musicales surcoreanos y para eventos benéficos, sino a defender causas asociadas con los derechos humanos y con la lucha contra la desinformación.
El K-pop, una abreviación para referirse a al música popular surcoreana, adquirió su nombre a principios de los años 90. Hoy algunos de los grupos más importantes son BTS, Wanna One, Blackpink, Twice y 2PM. Según Timothy Laurie, de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Tecnología de Sídney, “desde finales de la década de 1990, el éxito de los artistas del K-pop ha atraído una atención mundial a las culturas musicales del Asia oriental”. Colombia no ha sido la excepción.
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Así lo confirmó a este diario @BTSMyWings_Col, una de las cuentas en Twitter destinadas a informar y promover al grupo musical BTS: “El tipo de música que escuchamos, el cual muchas veces es visto de forma superficial, lleva consigo letras críticas, con mensajes contundentes contra el deterioro de la sociedad, el consumismo, el capitalismo y el poder. Asimismo, este tipo de música sirve de inspiración, creando así en los fans metas de superación y evolución personal. Y, por último pero no por ello menos importante, fomentan el respeto a diferentes culturas y un constante aprendizaje a estas mismas”.
Sus integrantes dejaron claro que se ven en la necesidad “de aplicar este tipo de mensaje en nuestro entorno y de no ser indiferentes a las diversas realidades y luchas en nuestro país y en el mundo”. Y no solo lo hacen a través del ciberactivismo, sino también por medio de donaciones y proyectos que van dirigidos “a aportar un granito de arena, para así transformar nuestra realidad y la de otras personas. Independientemente de los grupos que escuchemos, todas y todos formamos parte de una misma comunidad”.
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En Estados Unidos también fueron protagonistas en dos momentos claves. El primero fue en junio de 2020, cuando el expresidente Donald Trump, en medio de una intensa campaña electoral, organizó un masivo evento en Tulsa (Oklahoma) para regresar por lo alto luego de la primera cuarentena provocada por la pandemia de COVID-19. Pese a que sobre el papel estaban inscritas las 19.000 personas que cabían en el lugar, lo que se encontró estuvo alejado de la multitud que esperaba: solo había 6.200 simpatizantes. Los responsables de semejante resbalón fueron centenares de fanáticos del K-pop, quienes organizaron una estrategia en redes sociales para sabotear al mandatario, llenando miles de inscripciones falsas para confundir y hacer parecer que se llenaría el evento.
El segundo se centró en las protestas del movimiento “Black Lives Matter”, también en Estados Unidos, durante las intensas protestas que desató el asesinato de George Floyd, el 25 de mayo de 2020. En ese momento el Departamento de Policía de Dallas pidió a la población civil utilizar su aplicación móvil para subir “pruebas” para denunciar a los manifestantes violentos. Lo que se encontraron fue muy parecido a lo que ocurrió con los hashtags uribistas del paro nacional colombiano: una marea de videos de grupos de pop coreano, como BTS, que logró colapsar la plataforma.
¿Quiénes lograron algo así? Para Tamar Herman, corresponsal pop de Billboard y autora del libro BTS: Blood, Sweat & Tears, es crucial partir de la premisa de que se debe humanizar a este grupo de personas que, a través de una resistencia digital catalizada por el género musical, logran levantar su voz de protesta. La cuenta de fans contactada por este diario coincidió con la reportera: “Antes de ser fans somos ciudadanos. Es por ello que si tenemos la opción de escoger si estamos a favor o no de lo que está sucediendo, esto bajo nuestro propio criterio. Si la comunidad K-pop está tomando acciones es porque somos un grupo de colombianos inconformes a favor de las manifestaciones. Ahora bien, que compartamos gustos musicales, que sepamos usar las redes sociales a nuestro favor y que tengamos una mayor capacidad de organización, ha hecho que nuestro impacto sea mayor y que nos hayamos hecho notar”.
En conversación con El Espectador, Dal Yong Jin, profesor de la Escuela de Comunicación de la Universidad Simon Fraser University y experto en cultura popular coreana, explicó que este fenómeno digital es interesante, principalmente porque los fanáticos globales del K-pop “están desarrollando movimientos sociales virtuales para expresar sus opiniones juntos. En su mayor parte, las generaciones más jóvenes que disfrutan de la música popular no están organizadas políticamente; sin embargo, en casos recientes, no solo están bien sincronizados, sino que saben desarrollar sus protestas en línea”. Incluso afirma que este “es el movimiento social más eficaz, no violento y sincero”.
¿Cómo operan? Según @BTSMyWings_Col, la situación en Colombia es compleja y denuncian desinformación por parte de los medios de comunicación y de algunos hashtags que se dedican a deslegitimar la protesta. “La comunidad K-pop estudió el funcionamiento de las redes sociales para poder apoyar a los grupos que nos gustan. Sin embargo, con el conocimiento que adquirimos gracias a eso, nos vimos en la necesidad de usarlo para un bien mayor. Es así como empezamos a boicotear las tendencias dañinas y a mantener en trending topic (tendencias) aquellas que visibilizan la realidad de los problemas en los diferentes países”.
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Por eso, cuando los usuarios entran a los numerales que son tendencia en Twitter, encuentran videos musicales de K-pop, mejor conocidos como fancams, es decir, videos grabados por los fans en los conciertos. “¿Por qué usamos fancams? Al llenar una tendencia de contenido K-pop, que son solo videos, es fácil marcarlo como spam y que el algoritmo de Twitter lo elimine por el mismo motivo. De igual forma, si una persona quiere entrar a ver de qué trata el hashtag, solo verá fancams y no podrá leer tuits que incitan al odio o desinforman. Eventualmente se cansarán de solo ver grupos coreanos bailando y perderán interés en dicha tendencia. Creo que no debemos sesgarlo a un ataque personal contra un político en concreto, ya que los hashtags boicoteados se escogen sin importar el partido político”, agregó la entrevistada.
A pesar de que los cantantes del género no suelen ser activistas políticos, Lee Gyu-tag, profesor de antropología cultural en la Universidad George Mason de Corea, aseguró a The Korean Times que los fanáticos tienen motivos para hacerlo: “Desde una perspectiva global, el K-pop todavía se considera una subcultura y un género para las minorías. El género se ha visto afectado en gran medida por la cultura negra, en particular el hip hop y el R&B”.
Resistencia digital juvenil
El profesor Dal Yong Jin explica que los inicios de este tipo de activismo se dieron en el verano de 2016, cuando decenas de estudiantes salieron a manifestarse en la Universidad de Mujeres Ewha por la creación de un nuevo programa de grado. Luego de presionar y de lograr su objetivo pidieron la renuncia del rector de la universidad. “Los esfuerzos por derrocar al rector de la universidad terminaron destapando una pieza crucial del rompecabezas en el escándalo político que, al final, acabó con el líder del país: el favoritismo de la universidad hacia una atleta ecuestre que resultó ser la hija de Choi Soon-Sil, entonces confidente secreta de la entonces presidenta Park Geun-Hye”.
Según el académico, el incidente tocó un nervio en el país y desató un movimiento popular masivo, que vivió un momento memorable en 2016, cuando unos 1.600 policías entraron a un edificio ocupado por cerca de 200 estudiantes de Ewha. La canción que marcó ese momento, transmitido por YouTube, fue la popular canción de K-pop Into the New World. “El movimiento Ewha no es transnacional pero muchos fanáticos extranjeros del K-pop se identificaron con ese momento”, agregó.
Este origen explica la dinámica que se ha extendido a otras partes del mundo.
El profesor Dal Yong Jin explicó que “este tipo de protesta en línea entre los fanáticos de la música popular será el nuevo movimiento social de los fanáticos de la música, en especial los jóvenes que viven en línea buscando encontrar justicia social. Aclara que, aunque la mayoría de fanáticos son adolescentes y veinteañeros, también hay personas entre 50 y 60 años”.
Según el académico, tampoco se les puede catalogar por bando político en ninguna de las protestas en las que han estado presentes: “Son políticamente diversos, lo que comparten es una postura sociopolítica particular, que está en contra de la injusticia social. Sus movimientos sociales son selectivos, pero una vez que identifican esos temas como importantes y relevantes, toman medidas”.