El discurso del presidente de la isla de Taiwán que apunta a cambiar el “statu quo”
El nuevo presidente de la República de China (Taiwán), Lai Ching-Te, se atrevió a cambiar el statu quo de la diplomacia entre la isla y China con el discurso inaugural de su gobierno, ¿qué dijo y cómo podría impactar las relaciones?
Juliana Castellanos Guevara
“Cuando era joven, estaba decidido a practicar la medicina y salvar vidas. Cuando entré en política, estaba decidido a transformar Taiwán. Ahora, aquí, estoy decidido a fortalecer la nación”, dijo el nuevo presidente de Taiwán Lai Ching-Te al inicio de su discurso inaugural. Aunque parecería una alocución común de un mandatario, en el caso de las relaciones Taiwán-China hay unas fórmulas para decir las cosas y cada cambio puede ser tomado como una ofensa por Beijing.
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“Cuando era joven, estaba decidido a practicar la medicina y salvar vidas. Cuando entré en política, estaba decidido a transformar Taiwán. Ahora, aquí, estoy decidido a fortalecer la nación”, dijo el nuevo presidente de Taiwán Lai Ching-Te al inicio de su discurso inaugural. Aunque parecería una alocución común de un mandatario, en el caso de las relaciones Taiwán-China hay unas fórmulas para decir las cosas y cada cambio puede ser tomado como una ofensa por Beijing.
El líder comenzó recordando el 20 de mayo de 1996 cuando el primer presidente elegido democráticamente en la isla prestó juramento, “transmitiendo a la comunidad internacional que la República de China Taiwán es una nación soberana e independiente en la que la soberanía está en manos del pueblo”. Luego insistió en que los intereses del pueblo son lo primero y que “esa es la raíz de la democracia”, de modo que los “intereses nacionales están por encima de los intereses de los partidos”. Continuó declarando que “la democracia, la paz y la prosperidad forman la hoja de ruta nacional de Taiwán” y “ha llegado una era gloriosa de la democracia en Taiwán”, puntualizó. Para cerrar, pidió a China que ponga fin a su intimidación política y militar contra la isla. “Espero que China enfrente la realidad de la existencia de la República de China, respete las decisiones del pueblo de Taiwán y, de buena fe, elija el diálogo en lugar de la confrontación”, advirtió.
Para David Castrillón, profesor de investigación sobre las relaciones entre China y Estados Unidos en la Universidad Externado de Colombia, el discurso de Lai fue “provocativo, peligroso y pone en riesgo la estabilidad y prosperidad de los millones de personas que viven en la isla de Taiwán”. Aunque no se puede interpretar como una declaración de independencia, el presidente “puso en duda décadas de consenso entre la isla y China Continental al usar la idea de que Taiwán es un país independiente”. Una insinuación contra la tradición o statu quo de las relaciones diplomáticas de la región.
Según la explicación del profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana Lorenzo Magiorelli, existen unas fórmulas o lenguaje que desde Taiwán se deberían usar en entornos políticos. Primero, no hablar de Taiwán como un país, sino como República de China. Segundo, cuando quieren referirse a Taiwán se puede decir “la isla” o “el pueblo taiwanés”. Tercero, manejar el asunto de China en términos definidos por la Constitución de la República de China. “Son cosas sutiles, pero muy importantes”, comentó Magiorelli.
Para China el uso de estas palabras “puede describirse como una verdadera confesión de la independencia de Taiwán”, señaló la Oficina China de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado. Según informó Kyodo News, Chen Binhua, portavoz de la Oficina, afirmó que Lai “intentó cambiar la naturaleza de las relaciones” entre Beijing y Taipéi, lo que “supone un serio desafío al principio de una sola China”. Aun así, mencionó que “diga lo que diga (Lai), o cómo lo diga, no cambiará el estatus y el hecho de que Taiwán es parte de China… la reunificación completa de la madre patria debe realizarse y sin duda puede realizarse”. También anunció que China tomará medidas para penalizar a las autoridades del Partido Democrático Progresista (PDP), del cual hace parte Lai.
De acuerdo con Magiorelli, las represalias podrían ser restricciones a la libertad de movimiento de esos políticos, por lo que si llegasen a viajar a China podrían ser arrestados. Para Castrillón, lo que hará China será reafirmar su soberanía sobre la zona mandando misiones regulares de activos militares marítimos o aéreos.
La isla de Taiwán ha pertenecido históricamente a China Continental. Cuando Japón fue derrotado en 1945 en la Segunda Guerra Sino-japonesa, un conflicto enmarcado en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, los dos bandos que se habían unido para defender a China (Kuomintang y comunistas) entraron en conflicto de nuevo. Ante la fuerza de los comunistas liderados por Mao Zedong, más de millón y medio de soldados y miembros del Kuomintang tuvieron que retirarse en 1949 hacia la Isla de Formosa, actualmente conocida como Taiwán. Durante los primeros años, la comunidad internacional reconoció como la única China a la basada en Taiwán bajo el poder del Kuomintang porque el gobierno de Mao en Beijing era considerado ilegítimo. Pero en 1971 como Estados Unidos y la República Popular China de Mao tenían un nuevo adversario que compartían, la Unión Soviética, los intereses de Beijing y Washington se unificaron y las Naciones Unidas decidió reconocer únicamente como el representante legítimo de China a la República Popular China de Mao y no a la República China (Taiwán) de Chiang Kai-shek. Hoy, solo 12 países reconocen a la República China (Taiwán).
Desde hace tres administraciones el partido a cargo ha sido el PDP, fundado en 1986, que se asocia con una fuerte defensa de los derechos humanos, el anticomunismo y la identidad taiwanesa; opuesto a la tradición del Kuomintang que aprueba la reunificación. Durante estos años, el PDP ha desarrollado una política de revalorización de la identidad taiwanesa que no es China y por eso apuesta por temas como derechos de los animales o el matrimonio entre parejas del mismo sexo para demostrar que no son del pueblo de China, explicó Magiorelli.
Lai, incluso, mencionó eso en su discurso. “Taiwán fue el primer país de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Taiwán demostró que la democracia supera al autoritarismo en la lucha contra la pandemia”, indicó. También recordó que “Taiwán necesita al mundo, así como el mundo necesita a Taiwán” en referencia al liderazgo mundial de la isla en la industria de los semiconductores (usados para administrar volúmenes masivos de datos necesarios para el entrenamiento de la inteligencia artificial). “Somos un actor clave en las cadenas de suministro de las democracias globales. Por estas razones, Taiwán tiene influencia en el desarrollo económico global, así como en el bienestar y la prosperidad de la humanidad”. Ese ha sido el “escudo” de la isla durante los últimos años.
Según un estudio de TrendForce, se proyectó que, a partir de 2023, la isla de Taiwán será responsable de aproximadamente 46 % de la capacidad global de fabricación de semiconductores. Para 2027 se prevé que concentre el 60 % de los procesos de fabricación avanzados, manteniendo el control de tecnologías clave. China llegará al 39 %.
En enero, Lai ganó la presidencia con el 40 % de los votos, le siguió Hou Yu-ih, del partido Kuomintang (33,49 %), y Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (26,46%). Según Castrillón, Lai “fue elegido principalmente por su plataforma económica más que por cuestiones políticas en relación con la China Continental (...) Por eso resulta tan irresponsable que usara este discurso”, explicó.
Por su parte, Estados Unidos, que suele estar muy involucrado en la defensa de la isla, no se ha pronunciado. Para Magiorelli no sorprendería que Estados Unidos haga alguna provocación: “Desde el punto de vista de la estrategia de Estados Unidos de contener a China tiene más sentido mantener tensiones entre China y sus vecinos, por eso apoya a Filipinas, Vietnam, Taiwán. Aunque no es bueno para la estabilidad internacional es bueno para los intereses estadounidenses en la región”.
Se espera que el gobierno de Lai, como afirmó el mandatario en su discurso, siga intentando conseguir el reconocimiento de la isla. “Mientras China se niegue a renunciar al uso de la fuerza contra Taiwán, todos nosotros en Taiwán deberíamos entender que incluso si aceptamos la totalidad de la posición de China y renunciamos a nuestra soberanía, la ambición de China de anexar Taiwán no desaparecerá simplemente”, agregó.
No obstante, “no se puede ir tan lejos. Tal declaración tendría que pasar ciertos procedimientos formales para siquiera sugerir que se está moviendo en esa dirección”, explicó Castrillón. Además, jurídicamente es inviable porque en la Constitución de la República de China (Taiwán) está prohibido por ley un intento de declaración de independencia, dijo el analista.
También Lai tendrá que enfrentar importantes desafíos como los altos costos de la vivienda, la educación y los bajos salarios, en un Parlamento con mayoría opositora.
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