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Tras la reciente caída de la ciudad de Alepo en manos de grupos yihadistas en una renovada escalada de la guerra civil en Siria, este 2 de diciembre fuerzas proiraníes, enviadas desde Irak, entraron en territorio sirio para respaldar al Ejército de Bashar al-Assad, que intenta recuperar el control de la ciudad. Al menos 25 personas han muerto en medio de los enfrentamientos de este lunes, incluidos 11 civiles.
Este lunes, decenas de milicias respaldadas por Irán entraron en territorio sirio, desde Irak, en ruta al norte del país para respaldar al Ejército de Bashar al-Assad, que por primera vez desde el inicio de la guerra civil en 2011 perdió el control de Alepo, la segunda ciudad más importante del país, según reportó el domingo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Un resultado de la ofensiva relámpago que desde el pasado miércoles 27 de noviembre lanzaron grupos rebeldes y yihadistas, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), designada en Occidente como una organización terrorista.
Ante el punto de inflexión del conflicto de más de 13 años, los aliados de Al-Assad buscan ayudarlo a aferrarse al control de esa importante zona, tal y como hicieron en 2016, cuando la intervención de Rusia permitió a las tropas progubernamentales recapturar Alepo de manos de los yihadistas y, hasta ahora, mantener el dominio del 70 % del territorio nacional. Moscú resultó crucial para que al-Assad se mantuviera en el poder. Este lunes también cruzaron a Siria, cerca de Al Boukamal, decenas de combatientes del grupo iraquí Hashd al Shaabi, otra formación respaldada por Irán, que intenta reactivar su asistencia al régimen sirio.
Ahora bien, el líder de dicho grupo, también conocido como Fuerzas de Movilización, escribió en un comunicado que ninguno de sus combatientes ha entrado a Siria: “Las fuerzas no operan fuera de Irak y las líneas defensivas con Siria están fortificadas”. Esas declaraciones las dio Faleh al Fayad en una entrevista con la cadena de televisión estatal Al Iraqiya News, donde negó categóricamente la entrada del grupo paramilitar. Al Fayad reconoció que “lo que está sucediendo en Siria tiene repercusiones directas en la seguridad nacional iraquí”, mientras que recordó que la Multitud Popular es una “fuerza oficial bajo el mando del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas”.
Los sangrientos ataques desde el pasado miércoles dejan más de 400 muertos, la mayoría combatientes de los dos bandos, pero también civiles. En los bombardeos lanzados en las últimas horas sobre Alepo e Idlib por parte de aviones iraníes y rusos, al menos 11 civiles fueron asesinados, incluidos cinco niños y dos mujeres, según la última actualización del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, que desde hace décadas monitorea este conflicto con colaboradores en el terreno.
La renovada guerra en Siria es una secuela de los ataques de Israel en Medio Oriente
Rusia e Irán respaldan a las fuerzas de Al-Assad, al igual que las milicias apoyadas por la República Islámica, incluido Hezbolá. Pero en los últimos meses, los golpes de Israel han causado importantes pérdidas que debilitan tanto a Teherán como al grupo chiita libanés. Un momento propicio para los grupos contrarios al régimen sirio, cuyos aliados debieron enfocarse en sus propios enfrentamientos con el Estado de mayoría judía.
Mientras tanto, el 30 % del país que no está bajo el control de Al-Assad se mantiene en manos de una serie de fuerzas de oposición y tropas extranjeras. Estados Unidos tiene alrededor de 900 uniformados en el noreste de Siria, lejos de Alepo, para protegerse contra un potencial resurgimiento del autodenominado grupo Estado Islámico.
Tanto Washington como Israel llevan a cabo ataques ocasionales en territorio sirio contra las fuerzas gubernamentales y las milicias aliadas de Irán. Turquía también tiene fuerzas en Siria y una importante influencia en la amplia alianza de fuerzas de oposición que ahora asaltan Alepo.
El aumento de los combates plantea la posibilidad de que se abra de nuevo otro frente violento en Medio Oriente, en un momento en el que Israel, con el apoyo de Estados Unidos, golpea a Hamás en Gaza y a Hezbolá en Líbano, dos grupos aliados de Irán.
Después de años con pocos cambios importantes en el territorio entre las partes en guerra, ahora los combates tienen “el potencial de ser muy importantes y potencialmente cambiar el juego”, si las fuerzas del Gobierno sirio resultan incapaces de mantener su posición, remarcó Charles Lister, analista de Siria del Middle East Institute, con sede en Estados Unidos. Entre los riesgos está el hecho de que el autodenominado Estado Islámico vea la escalada del conflicto como una oportunidad para fortalecerse, grupo que, según Estados Unidos, fue derrotado territorialmente en 2019.
Fuerzas kurdas empiezan a retirarse del noreste de Alepo
Las fuerzas kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG), otro actor importante en el conflicto de más de una década, que provee respaldo al Ejército sirio y son consideradas terroristas por Turquía, comenzaron a retirarse de las zonas bajo su control en el sector noreste de la ciudad de Alepo, en virtud de un acuerdo con las fuerzas rebeldes, según indicaron este 2 de diciembre fuentes rebeldes y un residente.
El acuerdo para retirarse de Sheikh Maqsoud y Bustan al Basha, así como de otras zonas de la ciudad, permite a los civiles marcharse a zonas del noreste de Siria bajo control kurdo, agregaron las fuentes. Horas antes, esas fuerzas señalaron que se encontraban evacuando a civiles kurdos de varias zonas de la provincia de Alepo, ante la ofensiva de los grupos proturcos.
Entretanto, las fuerzas aéreas sirias y rusas siguen atacando posiciones en manos de los rebeldes en la zona rural oriental de Alepo, matando e hiriendo a decenas de insurgentes, según un comunicado de la oficina del primer ministro sirio publicado este lunes.
Tras la toma de Alepo, los adversarios de Al-Assad buscan el control de Hama, que se convierte en una prueba de fuego para el régimen sirio, ya que la ciudad está rodeada de zonas que el Ejército local controla. Su eventual pérdida abriría la posibilidad de la caída del régimen de al-Assad, como subrayó en France 24 el analista y politólogo Farid Kahhat.
La escalada del largo conflicto reactiva la participación de los distintos grupos en un rompecabezas de guerra que vuelve a tener a Alepo en el centro, una zona en la encrucijada de rutas e imperios durante miles de años y uno de los centros de comercio y de la cultura en Medio Oriente.
Con información de Reuters, AFP y AP
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