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Los talibanes se apoderaron este lunes de Aibak, la sexta capital provincial de Afganistán en caer en sus manos en una amplia ofensiva que ha supuesto la toma de la estratégica Kunduz y que el ejército parece incapaz de contrarrestar.
“Los talibanes capturaron la ciudad de Aibak y la controlan por completo”, declaró a la AFP Sefatullah Samangani, gobernador adjunto de la provincia de Samangan (norte), de la que Aibak es capital.
Según esta fuente, el gobernador accedió a una petición de personas notables de la ciudad para retirar sus fuerzas y evitar que los habitantes se vieran impactados por los combates.
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Un portavoz talibán confirmó la toma de la ciudad.
Con Aibak, los insurgentes ya controlan cinco capitales provinciales en el norte de Afganistán, entre ellas Kunduz, un punto estratégico en el entre Kabul y Tayikistán que fue tomado el domingo tras semanas de asedio.
También tomaron Zaranj, capital de la provincia de Nimroz, en el suroeste.
El lunes, los insurgentes aseguraron avanzar hacia Mazar-i-Sharif, la mayor ciudad en el norte y clave para el control gubernamental de la zona, y haber penetrado en su interior, hecho desmentido por autoridades y residentes contactados por AFP.
El dirigente local Atta Mohammad Noor abogó por luchar hasta el final, prometiendo resistir “hasta la última gota de sangre”.
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El domingo había caído Kunduz, la segunda ciudad del norte, con 300.000 habitantes, que ya fue conquistada en 2015 y 2016 por los insurgentes.
Horas después, las fuerzas gubernamentales perdieron Sar-e-Pul y Taloqan, capitales de provincias cercanas a Kunduz.
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Los talibanes controlan todos los edificios clave de la ciudad, constató un corresponsal de la AFP en Kunduz.
“La situación no es buena y hemos huido para salvar nuestras vidas”, dijo a la AFP Rahmatullah, de 28 años.
La toma de Kunduz constituye el principal éxito militar de los talibanes desde el inicio, en mayo, de la ofensiva que lanzaron tras la retirada de las tropas internacionales, que debe estar concluida para el 31 de agosto.
Eje importante
A fines de junio, los talibanes conquistaron el paso fronterizo de Shir Khan Bandar, al sur de Tayikistán, un eje neurálgico para las relaciones económicas con Asia Central.
El ministerio de Defensa aseguró que las tropas gubernamentales tratan de recuperar el control de zonas clave de Kunduz. “Los comandos lanzaron una operación de limpieza”, aseguró una fuente del ministerio.
“La recuperación de Kunduz es realmente importante ya que va a liberar a gran número de combatientes talibanes que podrían ser movilizados a otras partes del norte” del país, declaró a la AFP Ibraheem Thurial Bahiss, un consultor del International Crisis Group (ICG).
El sábado, los talibanes tomaron el control de Sibargan, más al norte de Sar-e-Pul, el feudo del célebre jefe de guerra Abdul Rashid Dostom.
Mirwais Stanikzai, portavoz del ministerio del Interior, aseguró que se enviaron refuerzos a Sar-e-Pul y Sibargan.
“Las ciudades que los talibanes quieren tomar serán pronto sus cementerios”, agregó.
Rapidez del avance
La incapacidad de las autoridades en Kabul de mantener el control en el norte del país podría ser fatídico para las posibilidades de supervivencia del gobierno.
El norte de Afganistán siempre ha sido considerado como un lugar de oposición a los talibanes. Fue ahí donde encontraron la mayor resistencia cuando accedieron al poder en los años 1990.
Los talibanes gobernaron el país entre 1996 y 2001, imponiendo su versión ultrarrigorista de la ley islámica, antes de ser expulsados por la coalición internacional dirigida por Estados Unidos.
El viernes, los insurgentes se hicieron con el control de la ciudad de Zaranj, la capital de la provincia de Nimroz (sur), en la frontera con Irán.
Kandahar (sur) y Herat (oeste), la segunda y tercera mayores ciudades afganas, han sido objeto de sus ataques desde hace varios días, al igual que Lashkar Gah (sur), la capital de la provincia de Helmand, uno de los feudos insurgentes.
La rapidez del avance talibán ha sorprendido a los observadores y a las mismas fuerzas de seguridad afganas, pese a la ayuda que han recibido del ejército estadounidense.
Estados Unidos intensificó los bombardeos aéreos, reconoció la comandante Nicole Ferrara, portavoz del Comando Central del Ejército estadounidense.
Los combates y los bombardeos han llevado a centenares de miles de afganos a huir de sus casas.