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El papa Francisco se reunirá con el gran ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad chiita de Irak, durante su visita al país a principios de marzo, dos años después de un acercamiento con el gran imán sunita de Al-Azhar.
En este “encuentro privado” en Nayaf, ciudad santa para los chiitas, ambos podrán conversar sobre “una especie de marco para condenar a todos aquellos que atentan contra la vida”, dijo a la AFP Louis Raphaël Sako, patriarca de la iglesia católica caldea de Irak.
Residente en Nayaf, al sur de Bagdad, el nonagenario Sistani, una figura clave de la política iraquí, no aparece en público, recibe pocos visitantes y realiza sermones durante las oraciones del viernes mediante un representante.
En febrero de 2019, el papa argentino firmó con el jeque Ahmed al-Tayeb, gran imán de la institución islámica sunita Al-Azhar, con sede en El Cairo, un “documento sobre la fraternidad humana” en Abu Dabi.
Francisco fue entonces el primer jefe de la iglesia católica que pisó el suelo de la península arábiga, cuna del Islam.
El diálogo interreligioso está en el centro de la visita del papa a Irak, prevista del 5 al 8 de marzo, un viaje sin precedentes para un pontífice.
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Los responsables cristianos y chiitas dicen que están discutiendo la cuestión interreligiosa y algunos advierten que un acuerdo puede requerir varias reuniones, pero el cardenal Sako dijo a la AFP que “espera que haya una firma durante esta visita”.
El viaje del santo padre podría no obstante anularse por la pandemia, pero también por un recrudecimiento de la violencia en Irak, país sacudido desde hace 40 años por conflictos casi ininterrumpidos.
Si la visita se desarrolla como previsto, el papa Francisco, vacunado ya contra el COVID-19, oficiará misas en una catedral de Bagdad atacada en 2010 y en un estadio de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, donde muchos cristianos buscaron refugio al huir del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Para esos encuentros, “se tomarán precauciones”, advirtió el cardenal. Irak registra actualmente menos de 10 muertos por covid-19 al día y cientos de contagios, contra miles meses atrás.
El papa participará también en una oración interreligiosa en Ur (sur), cuna de Abraham, en compañía de dignatarios chiitas, sunitas, yazidíes y sabeos, agregó.
“Consuelo y esperanza”
Esta visita es, en palabras del cardenal, “consuelo y esperanza” para los cristianos de Irak, que eran el 6 % de la población en 2003 y actualmente son menos del 1 % de los 40 millones de iraquíes por el exilio y la violencia.
“Es la anarquía en Irak. El Estado oficial es muy débil”, agregó el patriarca caldeo, quien abogó por proteger la “ciudadanía” de los cristianos que se dicen indefensos ante los diferentes grupos armados.
Desde la invasión estadounidense que derrocó al presidente Sadam Husein en 2003, los cristianos dicen estar discriminados. El nuevo poder se reparte entre chiitas -mayoritarios en Irak-, sunitas y kurdos.
El avance del EI en 2014 recrudeció el calvario de los cristianos de Irak, muchos de los cuales se exiliaron o siguen sin poder regresar a sus casas.
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