El papa llama a la concordia en Venezuela y Nicaragua en su mensaje de Navidad
El papa Francisco llamó a la concordia en Venezuela y Nicaragua el martes durante su tradicional mensaje de Navidad seguido de la bendición "Urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo) en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Agencia Afp
"Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia", dijo el pontífice en su anual bendición, en la que deseó igualmente que "los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos para que no prevalezcan las divisiones y las discordias".
Venezuela se encuentra sumida en una profunda crisis caracterizada por escasez de alimentos y medicinas y una inflación que el FMI calcula en 10.000.000% para 2019. El salario mínimo solo alcanza para dos kilos de carne, un deterioro que ha provocado la migración de 2,3 millones de venezolanos desde 2015, según la ONU.
El éxodo masivo de venezolanos hacia países vecinos ha elevado las presiones diplomáticas para aislar al gobierno de Nicolás Maduro, que el 10 de enero asumirá un segundo mandato de seis años, tras ser reelegido en votaciones boicoteadas por la oposición, que las tachó de fraude, y no reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina.
El papa, que dedicó el martes su mensaje de Navidad a "la fraternidad", anheló "que todos los miembros de la sociedad [venezolana] trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población".
Nicaragua vive, por su parte, una grave crisis política desde que en abril se iniciaran protestas antigubernamentales cuya represión dejó unos 320 muertos, según grupos humanitarios.
Presionado por la comunidad internacional, que pide cambios democráticos, el presidente Daniel Ortega endureció sin embargo su posición, con la reciente expulsión de dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y acciones contra la prensa independiente.
El sumo pontífice deseó que en Nicaragua "todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país".
Ortega descartó adelantar elecciones del 2021 al 2019, como plantearon los obispos católicos que mediaron en un fallido diálogo con la oposición.
"Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia", dijo el pontífice en su anual bendición, en la que deseó igualmente que "los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos para que no prevalezcan las divisiones y las discordias".
Venezuela se encuentra sumida en una profunda crisis caracterizada por escasez de alimentos y medicinas y una inflación que el FMI calcula en 10.000.000% para 2019. El salario mínimo solo alcanza para dos kilos de carne, un deterioro que ha provocado la migración de 2,3 millones de venezolanos desde 2015, según la ONU.
El éxodo masivo de venezolanos hacia países vecinos ha elevado las presiones diplomáticas para aislar al gobierno de Nicolás Maduro, que el 10 de enero asumirá un segundo mandato de seis años, tras ser reelegido en votaciones boicoteadas por la oposición, que las tachó de fraude, y no reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina.
El papa, que dedicó el martes su mensaje de Navidad a "la fraternidad", anheló "que todos los miembros de la sociedad [venezolana] trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población".
Nicaragua vive, por su parte, una grave crisis política desde que en abril se iniciaran protestas antigubernamentales cuya represión dejó unos 320 muertos, según grupos humanitarios.
Presionado por la comunidad internacional, que pide cambios democráticos, el presidente Daniel Ortega endureció sin embargo su posición, con la reciente expulsión de dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y acciones contra la prensa independiente.
El sumo pontífice deseó que en Nicaragua "todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país".
Ortega descartó adelantar elecciones del 2021 al 2019, como plantearon los obispos católicos que mediaron en un fallido diálogo con la oposición.