El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tomó el viernes una “decisión de mentiras”, al determinar que la ocupación israelí de los territorios palestinos es ilegal. A través de un comunicado agregó: “El pueblo judío no es ocupante en su propia tierra, ni en nuestra capital eterna, Jerusalén, ni en nuestro patrimonio ancestral de Judea y Samaria (Cisjordania ocupada). Ninguna decisión de mentiras en La Haya distorsionará esta verdad histórica”.
Por su parte, la oficina del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, celebró lo dicho por el tribunal internacional y a través de un comunicado, emitido por la agencia de noticias oficial, aseguró: “La Presidencia aplaude la decisión de la Corte Internacional de Justicia, la considera una decisión histórica y exige que se obligue a Israel a implementarla”.
Estas reacciones se dieron a conocer tras la opinión no vinculante de la CIJ que establece que la ocupación de los territorios palestinos por parte de Israel, caso que estaba en sus manos desde antes de los ataques perpetrados por el grupo islamista palestino Hamás el pasado 7 de octubre, va contra el derecho internacional humanitario. De hecho, desde 2022, la Asamblea General de Naciones Unidas le pidió evaluar la “ocupación, asentamiento y anexión prolongados” de dichos territorios, incluida Jerusalén Oriental, y las políticas asociadas del Gobierno israelí.
En su pronunciamiento del viernes precisó que la presencia israelí en territorios palestinos es ilegal y que toda nueva actividad de asentamiento debe cesar. A la vez, comentó que Israel debe reparar los daños causados por la ocupación y tiene la obligación de poner fin a su presencia allí. El tribunal estableció que los Estados tienen el deber de no reconocer la ocupación israelí.
De acuerdo con la información de Peace Now, grupo de vigilancia antiasentamientos, Israel ha construido más de 100 de ellos en territorios palestinos. Se estima, además, que la población de colonos de Cisjordania ha crecido más de un 15 % en los últimos cinco años y que alcanza hasta más de 500.000 israelíes. Otros 200.000 viven en asentamientos construidos en Jerusalén Oriental, los cuales Israel considera barrios de su capital. Los residentes palestinos de la ciudad se enfrentan a una discriminación sistémica, lo que les dificulta construir nuevas viviendas o ampliar las que ya existen.
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