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El rey de la fiesta

Rob Ford es probablemente el canadiense más famoso del mundo, no tanto por sus logros en la alcaldía, sino por los escándalos de alcoholismo y drogadicción que ha protagonizado.

Daniel Salgar Antolínez
03 de mayo de 2014 - 03:24 a. m.
Abrol 17 de 2014. Rob Ford (der.), alcalde de Toronto, con el pañuelo tradicional palestino durante un acto de su campaña por la reelección.   / AFP
Abrol 17 de 2014. Rob Ford (der.), alcalde de Toronto, con el pañuelo tradicional palestino durante un acto de su campaña por la reelección. / AFP
Foto: AFP - GEOFF ROBINS
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No hubo escándalo que pudiera acabar con el alcalde de Toronto. Rob Ford, un excéntrico de 160 kilos y 44 años, es bien conocido por sus borracheras, los abusos físicos y verbales contra políticos y ciudadanos, sus amistades con narcotraficantes y prostitutas, y por declarar públicamente que había fumado crack en estado de embriaguez. A pesar de sus episodios de descontrol, fue imposible destituirlo. Tuvo que ser él quien decidiera suspender su gestión y su campaña a la reelección, para intentar curarse de sus adicciones.

La decisión la tomó esta semana después de que se conociera un video en el que sale en estado de embriaguez, fumando algo que parece ser crack, y una grabación donde el alcalde dice que quiere tener sexo con Karen Stintz, concejal de Toronto y candidata a la alcaldía. “Tengo problemas con el alcohol y las decisiones que he tomado bajo su influencia. He luchado contra esto desde hace tiempo”, admitió mediante un comunicado. Su abogado, Dennis Morris, dijo que “él reconoce que tiene problemas por abuso de sustancias y quiere hacer algo al respecto”. El alcalde buscará rehabilitarse en un mes, en algún lugar no conocido, para retomar rápidamente su campaña a la reelección en los comicios del 27 de octubre.

No es la primera vez que se emborracha y fuma crack, ni que promete dejar de hacerlo. El 5 de noviembre, después de que la Policía de Toronto reconociera que tenía en su posesión otro video en el que Ford aparece fumando crack junto a narcotraficantes, el alcalde admitió haber consumido la sustancia en medio de una borrachera. Luego, en varias entrevistas, juró que dejaría el alcohol. A las pocas semanas, sin embargo, apareció completamente borracho en diversos locales públicos, despotricando sobre sus opositores políticos. “Nadie es perfecto”, fue su salida.

Desde que llegó a la alcaldía en 2010, enarbolando un programa conservador populista y con las promesas de bajar los impuestos y acabar con el despilfarro del presupuesto, su mandato en la mayor ciudad canadiense se resume en una serie de episodios de descontrol. Fue expulsado de un partido del equipo local de hockey por estar borracho y comportarse de manera agresiva. Fue acusado por una concejal de haberla manoseado durante un evento público. Se conocieron varios videos y grabaciones donde sale furibundo manoteando y gritando improperios y amenazas de muerte, y otros donde sale orinando en la calle. Tuvo que reconocer que en 2012 agredió verbalmente a un taxista con insultos racistas, antes de pasar totalmente borracho y con una botella de coñac frente al Consejo de la ciudad el día de San Patricio.

Al alcalde no lo han podido destituir a pesar del descontento social generalizado. Según las leyes de Toronto, la única manera para hacerlo es que haya cometido un delito. Sin embargo, lo despojaron de varias de sus funciones. A finales del año pasado el Consejo decidió por votación limitar el presupuesto del alcalde y reducir su personal a menos de la mitad. Ante esta medida Ford y su hermano, el concejal Doug, respondieron con amenazas contra los concejales, dijeron que esa votación significaba una declaración de guerra y un golpe de Estado y armaron la pelea en pleno cabildo. Finalmente, al alcalde también se le prohibió ocuparse de situaciones de emergencia y se le negó el poder de designar y despedir al teniente de alcalde o a los miembros de su comité ejecutivo.

Un mes después, a pesar de las presiones, se le vio muy alegre en un video, en el que salía cantando One Love, de Bob Marley, en pleno ayuntamiento y animado por las carcajadas de sus colegas. Luego la cadena Global News Canada destapó otro escándalo: Scott MacIntyre, el exnovio de la hermana de Ford, afirmó que el alcalde encargó una paliza contra un viejo amigo de la familia en una prisión en marzo de 2012, con el fin de ocultar pruebas sobre hechos no conocidos respecto a él y sus parientes. La supuesta víctima de la golpiza interpuso una demanda por 3,6 millones de dólares.

 

 

dsalgar@elespectador.com

@DanielSalgar1

 

Por Daniel Salgar Antolínez

 

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