Prepárese para el “Super Bowl electoral” de 2024: más de 40 países van a las urnas
Cerca de la mitad de la población mundial (49 %) irá a las urnas en 2024, convirtiéndose así en la más importante “fiesta electoral” de la década.
Camilo Gómez Forero
Hugo Santiago Caro
Hay de todo en el calendario: desde los países más poderosos, como EE. UU., Rusia y Reino Unido; los más poblados, como India, hasta los más angustiados por los efectos —internos y externos— de este ciclo electoral, como Ucrania y Taiwán.
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Hay de todo en el calendario: desde los países más poderosos, como EE. UU., Rusia y Reino Unido; los más poblados, como India, hasta los más angustiados por los efectos —internos y externos— de este ciclo electoral, como Ucrania y Taiwán.
En otros, estas serán unas votaciones donde se juegan los últimos vestigios del modelo democrático, en naciones de tendencias autoritarias como Venezuela e Irán. Son cerca de 40 elecciones. ¿Proyectar un resultado en cada una? En la política es imposible, más con tantos vacíos en los datos. Sin embargo, le exponemos los factores que debería tener en cuenta al seguir los comicios de mayor impacto para Colombia.
EE. UU.: más atención a los estados, menos a escala nacional
Los datos demuestran que las elecciones en EE. UU. se ponen cada vez más reñidas: en 2016, un margen de apenas 78.000 votos en Míchigan, Pensilvania y Wisconsin resolvieron los comicios a favor de Donald Trump, a pesar de haber perdido por casi tres millones el voto popular; mientras que en 2020, fue el cálculo de apenas 43.000 sufragios en Arizona, Georgia y Wisconsin lo que le dio la victoria a Joe Biden, pese a haber superado a su rival por más de siete millones de sufragios en el ámbito nacional. Esto debe enviarnos un mensaje que no podemos ignorar más.
La diferencia entre el voto popular y el del Colegio Electoral volverá a ser clave. No tenga dudas de ello. En ese sentido, poco vale hacer un extenso análisis sobre las preocupaciones en la agenda nacional en materias como migración, inflación, aborto y política exterior, y ahondar en cómo se mueve la aguja en todo el país. Son temas importantes y por supuesto que marcan la agenda: lo hicieron en 2022 y 2023. Pero si unos pocos miles de votos pueden hacer la diferencia entre un segundo término de Biden y uno de Trump, la fórmula para hacer una proyección más acertada sobre el futuro de las elecciones será poner la lupa en los estados —incluso condados— decisivos.
En esta carrera, seis estados serán decisivos: Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, Míchigan, Arizona y Georgia, en ese orden. Son 87 votos del Colegio Electoral en disputa. Recuerde que se necesitan 270 para ganar. Los demócratas arrancan con una ligera ventaja: 232 sobre 219 de los republicanos. En 2016, Trump ganó los seis estados que serán claves; en 2020, perdió cinco. Ahora lidera por una muy corta ventaja cuatro de ellos. He aquí un breve panorama.
En Pensilvania, los candidatos alineados a Trump han tenido problemas para convencer a los votantes. Los liberales han mostrado un leve giro a demandas conservadoras como mayor presión para los migrantes, lo que los mantiene como favoritos. En Arizona, los votantes independientes marcan la diferencia, y han tenido una mayor inclinación a los demócratas que a los republicanos. Mientras que en Georgia el crecimiento de los suburbios ha favorecido a la base demócrata, como se vio en las últimas elecciones al Senado.
En el tablero, por los resultados de las midterm, las condiciones están dadas para los demócratas. Sin embargo, todo puede pasar en un año, y hoy no hay tantas encuestas estatales que permitan respaldar la tendencia vista entre 2002 y 2023. La conclusión es que hay que fijarse más en lo estatal, en los puntos claves, y evitar el ruido que producen zonas que tradicionalmente acaparan más titulares, como Florida y Texas, que no marcarán la diferencia.
¿Quién podrá votar en Venezuela?
No hay fecha fija ni condiciones dadas. Ni siquiera se sabe si el Tribunal Supremo de Justicia permitirá que la candidata opositora María Corina Machado participe en las elecciones. El proceso electoral en Venezuela es turbulento, con una negociación entre oficialismo y oposición en México, con la participación cada vez más activa de Estados Unidos y Catar, y la facilitación de Noruega. Sin embargo, en la negociación de condiciones para los comicios, la oposición debe ejercer mayor presión sobre un punto determinante: ¿quién vota?
Al igual que en el caso estadounidense, Venezuela tiene un gran precedente de elecciones que se definen por un muy estrecho margen. En 2013, Nicolás Maduro le ganó al opositor Henrique Capriles por menos de 150.000 votos. El margen por el que perdió Capriles es equivalente a la población migrante venezolana en Medellín en capacidad de votar. Hay todo un país afuera de Venezuela, y no se sabe qué garantías tendrán estas personas para votar. Su sufragio podría cambiar el curso de la historia de Venezuela.
En el interior del país hay una problemática igual: más de tres millones de jóvenes no están inscritos en el Registro Electoral. No lo han hecho porque el oficialismo no les ha facilitado las condiciones para hacerlo. Para las personas ubicadas en los 21 municipios de Zulia, por ejemplo, este proceso significa un sacrificio de mínimo unas 10 horas. “Si no [se abre el registro], vamos a escoger al mejor candidato del mundo, y nadie va a votar por él”, advirtió el precandidato opositor Andrés Caleca. Por eso, organizaciones como Súmate le han pedido con insistencia al Consejo Nacional Electoral (CNE) garantizar la convocatoria y organización de las elecciones y ampliar el registro a los 335 municipios de la nación. Los resultados de la oposición dependerán en gran medida de que la gente pueda votar, independientemente del candidato que figura en la papeleta.
¿Habrá otra propuesta de seguridad en México?
Pese a las críticas por el aumento de la violencia en el país durante su sexenio, Andrés Manuel López Obrador sostuvo una aprobación por encima del 60 %, incluso llegando a picos del 80 % durante su presidencia. Su éxito se reduce a las medidas sociales que ha adoptado, como el aumento del salario mínimo, su programa de pensiones y aumentar las vacaciones (México era el país de la OCDE con menos vacaciones para los trabajadores).
Sin poder presentarse de nuevo, AMLO le deja un enorme capital político a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, quien aventaja por más de 20 puntos a Xóchitl Gálvez, representante de la alianza opositora. Sin embargo, ante las masacres como las registradas en diciembre en el estado de Guanajuato, surge la duda de si los índices de violencia podrían afectar el camino de Sheinbaum para convertirse en la primera presidenta de la historia del país, pues será bombardeada por esta enorme falla del gobierno que la respalda.
En el listado de las diez ciudades más violentas del mundo de la red global World of Statistics aparecieron nueve mexicanas, y solo desde la segunda mitad del sexenio de AMLO se han registrado más de 2.000 masacres. La situación, sin embargo, podría ser peor, según explica Laura Valencia Escamilla, doctora en Ciencias Sociales, pues hay un subregistro por la inoperancia de las instituciones del Gobierno al recoger las denuncias.
Heidi Osuna, directora de la encuestadora Enkoll, comentó que la seguridad siempre ha sido un tema enorme en la boleta electoral desde la época de Felipe Calderón y que la única vez que no lo fue así fue durante la pandemia, cuando la economía, el empleo y la salud fueron las prioridades. Pero también dice que este solo se convertirá en un factor decisivo para cambiar la balanza si Gálvez presenta una propuesta novedosa en este sentido.
“No hay visiones específicas en materia de seguridad por ahora entre las candidatas porque por ley no pueden hacerlo todavía”, dijo Valencia Escamilla. Por eso, hay que esperar a que Gálvez pueda exponer sus propuestas en materia de seguridad para medir qué impacto tendrían en el debate electoral. Este es el único talón de Aquiles de Sheinabum, quien podría exponer sus resultados como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, uno de los pocos lugares donde la seguridad no se ha deteriorado como en el resto del país.
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¿Fin de la hegemonía del Partido Conservador?
Tras más de una década al frente del gobierno de Reino Unido, los tories parecen haber tocado fondo y, por el contrario, el Partido Laborista se abre camino como una nueva opción para llevar las riendas del Ejecutivo. Desde la salida de Theresa May, en 2019, siendo reemplazada por Boris Johnson, los conservadores han sufrido una tormenta de inestabilidad incesante entre los escándalos de Johnson, la fugaz participación como primera ministra de Liz Truss y la caída a pique de la popularidad del actual primer ministro, Rishi Sunak.
“Las elecciones se acercan y es poco lo que pueden hacer los conservadores para cambiar la insatisfacción de los votantes tras quince años de austeridad económica, ajustes y políticas económicas que solo favorecen a los ricos que financian al Partido de gobierno”, explica Óscar Guardiola, profesor de la Universidad de Londres y columnista de El Espectador.
La dificultad de Sunak para manejar la crisis que implica la masiva llegada de pateras (barcos pequeños) con migrantes a las costas del país y los traspiés que ha tenido con el plan para enviar a Ruanda a quienes llegan buscando asilo —propuesta heredada de Johnson— han hecho que su popularidad termine en un pésimo punto antes de las elecciones. Según la encuestadora YouGov, solo un 20 % de los británicos aprueba un nuevo mandato para Sunak. Pero será una elección reñida, pues la misma encuesta revela que Keir Starmer, líder laborista y principal rival de Sunak, solo tiene el 32 % de favorabilidad para ser primer ministro.
Bukele, rumbo a la reelección
El fenómeno centroamericano de la mano dura de Nayib Bukele parece rendir frutos en la campaña de reelección del presidente salvadoreño, por lo que todos los pronósticos le apuntan a que ganaría con cómoda diferencia en los comicios. No solo por contar con más del 90 % de aprobación (según CID Gallup), sino también porque la serie de reformas electorales que complican los planes de los partidos políticos como la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
“Las nuevas reglas electorales prácticamente inclinan la cancha a favor del partido Bukele, Nuevas Ideas, y básicamente deja sin ninguna posibilidad a los otros partidos de que, no solo en la presidencia, sino también en el Parlamento y en el Legislativo, puedan tener una representación lo suficientemente fuerte para hacerle oposición a Bukele”, explica Manuel Camilo González, internacionalista y docente de la Pontificia Universidad Javeriana, quien apunta a que la tendencia monotemática de las propuestas de Bukele, de conseguir una nueva elección, es probable que su agenda cambie de una intensa guerra contra las pandillas a una lucha centrada contra la corrupción. No solo contra los partidos de oposición, sino también en el seno de su fuerza política. “Ya lo estamos viendo con algunas pequeñas purgas que se están dando dentro de Nuevas Ideas. Son estrategias de campaña y seguramente una advertencia, un abrebocas de lo que podría ser la segunda administración de Bukele”, concluye.
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Putin y su bandera de guerra
El hecho de que la candidatura de Vladímir Putin haya sido anunciada durante un evento de condecoración a militares rusos es una muestra de que la guerra contra Ucrania será el estandarte que seguirá llevando el presidente en caso de ser reelegido. Frente a él hay más de 15 candidatos, pero para Jesús Agreda Rudenko, internacionalista y docente de la Universidad Javeriana, no hay posibilidad de que se le haga una oposición tangible.
“No solo con el opositor Alekséi Navalni en la cárcel, sino que además con la muerte de Yevgeny Prigozhin (comandante del grupo de mercenarios Wagner) se evidenció que el presidente Putin tenía el control absoluto de la política rusa. Se esperaba o se preveía un debilitamiento de esa posición, pero se evidenció que Putin tiene todo el control posible en Rusia. Eso significa que se vuelve muy peligroso tratar de competir contra él. Tiene una vía bastante libre para ganar las elecciones”, explica el docente.
Agreda resalta que Putin tiene una base de apoyo sólido entre la población por haber hecho de la guerra su bandera de gestión y una disputa por la supervivencia de la cultura rusa contra Occidente. Así parecen demostrarlo los datos que revelan los medios oficiales rusos, por lo que, en conjunto, para el docente es muy probable que Putin logre revalidar su mandato.
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