Elecciones en Irán: tras la muerte de Raisí, no hay ningún candidato favorito
El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales, pero en menor medida en política exterior y de seguridad del país, donde el líder supremo, Alí Jamenei, ejerce como jefe de Estado, con vastos poderes.
Irán celebró elecciones presidenciales anticipadas tras la muerte del anterior mandatario, Ebrahim Raisí, sin un claro candidato favorito y en medio del descontento de la población por la situación económica y social. Cerca de 61 millones de personas fueron llamadas a las urnas, informó la Comisión Electoral iraní.
Unos 58.000 colegios abrieron sus puertas a las 8:00 a.m. (hora local) y estuvieron abiertos hasta las 00:00 horas. Hace poco se dio a conocer que, “debido a la afluencia de los ciudadanos en las elecciones presidenciales”, se ampliaba el horario de votación en todos los colegios del país hasta la media noche, indicó la Comisión Electoral, según la agencia IRNA.
Sin un claro favorito, los iraníes decidirán entre el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian para suceder a Raisí, quien murió en un accidente en mayo. Los datos de las encuestas locales apuntan a una posible segunda vuelta dentro de una semana, dado que parece que ningún candidato logrará un 50 % de los votos. Sin embargo, se espera que los resultados se anuncien el 29 de junio.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, fue el primero en depositar su papeleta en un acto televisado en el que llamó de nuevo a participar en los comicios. “La continuación, la fortaleza, la dignidad y el honor de la República Islámica ante el mundo depende de la participación del pueblo”, aseguró la máxima autoridad política y religiosa del país.
Entre los votantes reina el escepticismo y la apatía, en medio de una economía lastrada por una inflación del 40 %, un devaluado rial y un 20 % de desempleo juvenil. A ello se suma el desencanto de muchos iraníes, especialmente jóvenes, con la República Islámica ante la falta de libertades sociales, en especial la imposición del velo islámico, un tema candente desde la muerte de Mahsa Amini en 2022, tras ser detenida por no llevarlo bien puesto. Eso provocó fuertes protestas.
Esta apatía entre los votantes preocupa a la República Islámica, que otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular. Si las autoridades consideran sufragar como una muestra de apoyo, muchos iraníes creen que la abstención es una forma de protesta y de restar legitimidad al sistema islámico. “No voto. No va a haber un cambio significativo de las libertades mientras nos gobierne este sistema”, dijo a EFE Neda, una arquitecta de 34 años que no lleva velo y viste una camiseta de manga corta, algo transgresor en Teherán.
Kamyar, informático de 38 años, afirmó que tampoco participó y que aconsejó a “todos los que conoce” que no lo hicieran. En las elecciones parlamentarias de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de la República Islámica, cuando solo un 41 % del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48 %.
Los candidatos en Irán
El presidente tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y, en menor medida, en política exterior y de seguridad en Irán, donde Jamenei ejerce de jefe de Estado, con vastos poderes. Los tres favoritos son políticos con puntos de vista casi opuestos, que tendrán que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní.
Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó con pocas expectativas, pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista. Enfrente tiene a Qalibaf, un exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento de 62 años, que goza de una reputación de buen gestor y mano dura. El tercer favorito es el ultraconservador Saeed Jalili, quien ha sido descrito como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a Occidente.
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Irán celebró elecciones presidenciales anticipadas tras la muerte del anterior mandatario, Ebrahim Raisí, sin un claro candidato favorito y en medio del descontento de la población por la situación económica y social. Cerca de 61 millones de personas fueron llamadas a las urnas, informó la Comisión Electoral iraní.
Unos 58.000 colegios abrieron sus puertas a las 8:00 a.m. (hora local) y estuvieron abiertos hasta las 00:00 horas. Hace poco se dio a conocer que, “debido a la afluencia de los ciudadanos en las elecciones presidenciales”, se ampliaba el horario de votación en todos los colegios del país hasta la media noche, indicó la Comisión Electoral, según la agencia IRNA.
Sin un claro favorito, los iraníes decidirán entre el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian para suceder a Raisí, quien murió en un accidente en mayo. Los datos de las encuestas locales apuntan a una posible segunda vuelta dentro de una semana, dado que parece que ningún candidato logrará un 50 % de los votos. Sin embargo, se espera que los resultados se anuncien el 29 de junio.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, fue el primero en depositar su papeleta en un acto televisado en el que llamó de nuevo a participar en los comicios. “La continuación, la fortaleza, la dignidad y el honor de la República Islámica ante el mundo depende de la participación del pueblo”, aseguró la máxima autoridad política y religiosa del país.
Entre los votantes reina el escepticismo y la apatía, en medio de una economía lastrada por una inflación del 40 %, un devaluado rial y un 20 % de desempleo juvenil. A ello se suma el desencanto de muchos iraníes, especialmente jóvenes, con la República Islámica ante la falta de libertades sociales, en especial la imposición del velo islámico, un tema candente desde la muerte de Mahsa Amini en 2022, tras ser detenida por no llevarlo bien puesto. Eso provocó fuertes protestas.
Esta apatía entre los votantes preocupa a la República Islámica, que otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular. Si las autoridades consideran sufragar como una muestra de apoyo, muchos iraníes creen que la abstención es una forma de protesta y de restar legitimidad al sistema islámico. “No voto. No va a haber un cambio significativo de las libertades mientras nos gobierne este sistema”, dijo a EFE Neda, una arquitecta de 34 años que no lleva velo y viste una camiseta de manga corta, algo transgresor en Teherán.
Kamyar, informático de 38 años, afirmó que tampoco participó y que aconsejó a “todos los que conoce” que no lo hicieran. En las elecciones parlamentarias de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de la República Islámica, cuando solo un 41 % del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48 %.
Los candidatos en Irán
El presidente tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y, en menor medida, en política exterior y de seguridad en Irán, donde Jamenei ejerce de jefe de Estado, con vastos poderes. Los tres favoritos son políticos con puntos de vista casi opuestos, que tendrán que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní.
Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó con pocas expectativas, pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista. Enfrente tiene a Qalibaf, un exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento de 62 años, que goza de una reputación de buen gestor y mano dura. El tercer favorito es el ultraconservador Saeed Jalili, quien ha sido descrito como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a Occidente.
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