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La embajadora Margarita Manjarrez, quien ejercía la representación diplomática de Colombia en Israel, respondió este lunes a los cuestionamientos que se han hecho a raíz de una fotografía que circula en redes sociales y dio más detalles sobre su salida definitiva de ese país de Medio Oriente.
En redes como X, circula una fotografía de la embajadora, aparentemente en su residencia, acompañada de otras personas, en medio de lo que parece una reunión social. La embajadora aclaró, en una entrevista radial con la W, que en la reunión no se encontraba ninguna persona de carácter oficial, sino que se trataba de unos amigos que le llevaron comida, bebidas y una serenata para despedirla.
“Estoy hace cuatro años haciendo relaciones diplomáticas [en Israel], trabajando por el país por lo que me compete. Y obviamente que tengo amigos, muchos amigos y la mayoría son israelíes, algunos colombianos y otros de otras nacionalidades”, dijo la diplomática de carrera, quien se encontraba en Colombia desde noviembre pasado, cuando fue llamada a consultas por el gobierno, pero que, tras el rompimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, regresó en días recientes a hacer el cierre de su misión en Tel Aviv.
“Obviamente, cuando yo regreso todo el mundo sabe que estoy de regreso, y seguramente usted me habla de algo que ocurrió este sábado [en referencia a la foto], antes de que cayeran los misiles y explotaran encima de nuestras cabezas. Vinieron mis amigos a darme una serenata”, continuó.
Manjarrez se refiere a la andanada de misiles que el fin de semana, por primera vez en meses, Hamás lanzó desde la Franja de Gaza hacia el centro de Israel, los cuales en su mayoría fueron interceptados, sin que se reportaran víctimas mortales del lado israelí.
“No hay oficiales en esas fiestas porque cuando se cortan las relaciones diplomáticas nosotros no podemos tener contacto con el gobierno. Yo puedo hacer el cierre administrativo, despedirme de mis amigos, dejar a mi hija en la universidad […] pero no se puede tener contactos oficiales”, explicó Manjarrez, quien aclaró, además, que su hija se quedará viviendo en Tel Aviv (donde estudia), en un apartamento pagado de su propio bolsillo.
La embajadora añadió que el 30 de junio ya debe estar terminado el cierre administrativo (que incluye los cobros de depósitos, devolución de impuestos, entre otras tareas), luego de lo cual solo quedarán disponibles los servicios consulares para atender a la población colombiana en Israel y en Palestina, donde se calcula que hay más de 5.000 connacionales. Para fechas exactas, recomendó hablar con la Cancillería.
Sobre las fechas de salida de los embajadores, esta redacción había consultado con el Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto sobre la salida del embajador de Israel en Colombia, Gali Dagan, como de la embajadora Manjarrez. Este diario recibió como respuesta que se trata de información contenida en un acuerdo confidencial entre las partes.
En entrevista con El Espectador el fin de semana, el canciller Luis Gilberto Murillo, además, señaló que en la Embajada de Israel “quedan funcionarios, porque esta es una conversación entre gobiernos; funcionarios consulares, que van a estar atendiendo, obviamente, esos asuntos. Y también los nuestros en Israel”.
Sobre las fechas dijo: “Hay un procedimiento, se dan unos tiempos, porque estamos hablando de familias, de personas, tienen sus hijos en los colegios, todos estos temas que para nosotros también son importantes. Y aunque hay una fecha, no la tengo aquí presente”.
Finalmente, se refirió a la apertura de la embajada en Ramala (Cisjordania ocupada) que el gobierno colombiano quiere llevar a cabo. “Es un propósito que hemos iniciado; eso tiene sus obstáculos, obviamente, pero queremos superarlos para que tengamos esa representación allá”, dijo Murillo.
Agregó que espera que no haya mayores obstáculos. Sin embargo, personas con conocimiento del trabajo en el terreno han señalado a este diario que es prácticamente imposible abrir dicha representación diplomática, o al menos que esta pueda llevar a cabo su trabajo de manera plena, si no hay relaciones con Israel.
Esto se debe a que Israel controla el ingreso aéreo, así como la movilidad terrestre, por lo que una doble acreditación, incluso un carro con placas de Israel, son prácticamente indispensables, pero improbables ante el panorama diplomático actual entre Bogotá y el gobierno con sede en Jerusalén.
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