En Israel, los ultraortodoxos no prestan servicio militar; pero eso podría cambiar
Como una solución para afrontar el déficit de soldados y el desgaste de las tropas luego de casi seis meses de combates, proponen que los jaredíes, históricamente exentos, se enlisten al ejército.
Juliana Castellanos Guevara
En Israel todos los ciudadanos, hombres y mujeres, a partir de los 18 años deben prestar servicio militar. Sin embargo, existen personas y grupos que quedan exentos de esta obligación, como los judíos ultraortodoxos, también llamados “jaredíes”. Desde hace años se está discutiendo una ley que busca reclutar a los jóvenes de esta comunidad, pero los partidos políticos ultraortodoxos siempre han logrado tumbarla. Ahora, en medio de la guerra y ante el desgaste de las tropas, la tensión por el “privilegio” de estos jóvenes aumenta.
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En Israel todos los ciudadanos, hombres y mujeres, a partir de los 18 años deben prestar servicio militar. Sin embargo, existen personas y grupos que quedan exentos de esta obligación, como los judíos ultraortodoxos, también llamados “jaredíes”. Desde hace años se está discutiendo una ley que busca reclutar a los jóvenes de esta comunidad, pero los partidos políticos ultraortodoxos siempre han logrado tumbarla. Ahora, en medio de la guerra y ante el desgaste de las tropas, la tensión por el “privilegio” de estos jóvenes aumenta.
Con 173.000 militares activos, 465.000 reservas y 8.000 paramilitares; Israel se caracteriza por tener un ejército “pequeño y eficiente”, comenta Gabriel Ben-Tasgal, periodista especialista en Medio Oriente. Pero “después del 7 de octubre hay toda una mentalidad de decir “no, señores, todos los que están en edad deben ir al ejército”, agrega.
En el país están exonerados los ciudadanos árabes, musulmanes, cristianos y ultraortodoxos, las mujeres religiosas, jóvenes israelíes de menos de 16 años que habitan en el extranjero, o aquellos no aptos por motivos médicos, ya sean físicos o mentales. En ciertos casos, “los árabes no van al Ejército porque nadie le va a dar un arma a alguien que puede estar combatiendo contra su vecino”, añadió Ben-Tasgal.
En un principio la propuesta de los ministros del gabinete de guerra Benny Gantz y Gadi Eisenkot era aumentar de 26 a 35 años la edad de los jóvenes que deben estar inscritos a un yeshivá (centros de estudio de la Torá y el Talmud) para ser eximidos. Según datos del Ejército israelí, durante 2023 casi 66.000 jóvenes jaredíes fueron exentos de prestar servicio militar. Eso equivale a cinco divisiones, aseguró el general retirado Andrés David al medio Voz de América.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó la iniciativa y, en cambio, propuso ampliar el tiempo de servicio militar de 32 a 36 meses. Así como aumentar a 40 días, en lugar de 25, el periodo en el que los reservistas son llamados a fila cada año, y para los oficiales de 80 días, en vez de 30, para prestar servicio.
En respuesta, la fiscal general Gali Baharav-Miara pidió a Netanyahu replantear su propuesta, a lo que el líder presentó, más tarde, un sistema de cuotas de reclutamiento anuales y sanciones financieras a las yeshivás que no las cumplan.
La exclusión del servicio militar para los jaredíes existe desde 1949, cuando el fundador de Israel, David Ben Gurion, quiso proteger de la sociedad moderna a aquellas “mentes brillantes” del estudio de los textos judíos. Diferente a lo esperado, esta comunidad creció tanto que en la actualidad representa el 13,5 % de la población israelí, es decir, 1,28 millones de personas. Según un estudio publicado por el Instituto para la Democracia de Israel (IDI), se estima que para 2030 serán el 16 % de los habitantes.
Este “privilegio” pone en tensión a los jaredíes con el resto de los israelíes porque consideran que es injusto que estos no participen en el servicio militar obligatorio “que hace parte de la concepción del Estado mismo israelí (…) de la esencia, del ADN” explicó Marcos Peckel, director ejecutivo de Comunidades Judías de Colombia y columnista de este diario.
“Hay manifestaciones todo el tiempo, y más en ocasiones como la de ahora, cuando hay jóvenes israelíes de todos los estratos de todo el país muriendo por la guerra en Gaza. Cuando ven que hay jóvenes de la misma edad capaces, pero que por el tema de ser religiosos no se alistan en el Ejército, lo ven como un desbalance social en un país donde el Ejército es el igualador social por excelencia”, agregó Peckel.
El dilema de las ventajas de los jaredíes sobre el resto no se resume únicamente al servicio militar obligatorio. Existe un descontento generalizado hacia este grupo porque durante décadas los gobiernos les han asistido un estilo de vida que privilegia el estudio de la Torá a cambio del apoyo de sus líderes en el Parlamento. Esta minoría apenas paga impuestos y es la población que más recibe subsidios dado que el 60 % viven en el umbral de la pobreza. Además, reciben 250 millones de shekels (más de 63 millones de euros) para la red de escuelas religiosas (yeshivás).
Los judíos ultraortodoxos gozan de gran poder en la política de Israel. “Como es un sistema parlamentario se hacen coaliciones de gobierno entre los partidos conservadores y los ortodoxos. O sea, los ortodoxos son indispensables para formar un gobierno conservador”, afirma Ben-Tasgal.
La actual guerra en Gaza ha reanimado este debate porque hay que encontrar una forma de afrontar el déficit de soldados y el desgaste de las tropas luego de casi seis meses de combates. La contraofensiva israelí ha dejado más de 30.000 muertos en el enclave palestino, la mayoría civiles, según sus autoridades sanitarias, controladas por Hamás, cuyas milicias atacaron Israel el pasado de 7 de octubre, con un saldo de casi 1.200 víctimas mortales y 240 secuestrados, de los cuales alrededor de 130 permanecen en cautiverio.
Recordemos que el actual Gobierno de Netanyahu, que pese a la presión internacional se niega a cesar el fuego, depende de la ayuda de los partidos ultraortodoxos, que en el pasado han amenazado con abandonarlo si se aprueba la ley en cuestión. Dada la fuerza de estos en la política israelí, aceptar el reclutamiento de jóvenes jaredíes amenazaría la estabilidad del país y probablemente el puesto de Netanyahu, quien ya afrontaba un juicio por corrupción antes del inicio de la guerra.
En 2019, durante una de las veces que se ha intentado aprobar este proyecto, Avigdor Liberman, líder del partido Yisrael Beiteynu (Israel es nuestro hogar), aseguró que la ley para reclutar a los jaredíes era una batalla simbólica sobre hasta qué punto la ley judía debería dictar la política y la vida cotidiana en Israel. Ben-Tasgal dice que en parte es cierto y que lo ideal sería que se separe religión y Estado; sin embargo, en Israel eso es muy complicado, agregó.
El gobierno está dividido. Ni el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ni Benny Gantz, del gabinete de guerra, aceptan el borrador de la propuesta de Netanyahu. Inclusive han amenazado con dimitir si tal cosa sucede.
La próxima semana se definirá quién gana, si la coalición de los partidos ultraortodoxos o los miembros del Likud y del partido Sionista Religioso, quienes buscan un cambio.
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