Entre ciclones y terremotos: días de emergencia en Nueva Zelanda
En una misma semana, el ciclón Gabrielle provocó la evacuación de miles de neozelandeses, dejando a su paso cinco fallecidos y la destrucción de viviendas y carreteras estatales, al tiempo que un sismo golpeó el país. Las autoridades dicen que la tormenta es el evento meteorológico más importante de este siglo y en algo recuerda al terremoto de Christchurch, ocurrido en el 2011.
“Nunca me han quemado la casa hasta los cimientos, pero me imagino que es lo mismo. Todo lo que puedes hacer es huir y comencé a pensar esta mañana en todas las cosas que perdí”. Así describió Leonard Fleming para “The Guardian” su situación actual, después de que el ciclón Gabrielle golpeara a Nueva Zelanda el lunes pasado. Sin casa, viviendo con sus dos perros en el carro, él forma parte de los cientos de personas que han resultado afectadas por la tormenta, la cual, hasta el momento, ha dejado cinco fallecidos y múltiples daños en varias zonas del país. Mientras las evacuaciones continúan, ya se hicieron nuevas advertencias de tormentas severas en Bay of Plenty, Gisborne y Hawke’s Bay, tres de las zonas que han experimentado algunos de los niveles más altos de inundaciones, daños y fallecimientos.
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“Nunca me han quemado la casa hasta los cimientos, pero me imagino que es lo mismo. Todo lo que puedes hacer es huir y comencé a pensar esta mañana en todas las cosas que perdí”. Así describió Leonard Fleming para “The Guardian” su situación actual, después de que el ciclón Gabrielle golpeara a Nueva Zelanda el lunes pasado. Sin casa, viviendo con sus dos perros en el carro, él forma parte de los cientos de personas que han resultado afectadas por la tormenta, la cual, hasta el momento, ha dejado cinco fallecidos y múltiples daños en varias zonas del país. Mientras las evacuaciones continúan, ya se hicieron nuevas advertencias de tormentas severas en Bay of Plenty, Gisborne y Hawke’s Bay, tres de las zonas que han experimentado algunos de los niveles más altos de inundaciones, daños y fallecimientos.
“El ciclón Gabrielle es el evento meteorológico más importante que ha visto Nueva Zelanda en este siglo. La gravedad y el daño que estamos viendo no se han experimentado en una generación”, dijo el martes el primer ministro del país, Chris Hipkins, recién posesionado en el cargo, tras la renuncia de Jacinda Ardern. “Todavía estamos construyendo una imagen de los efectos del ciclón a medida que continúa desarrollándose. Pero lo que sí sabemos es que el impacto es significativo y generalizado”. Hasta ahora, la Policía ha registrado 3.455 personas como “no contactables”, aquellas que, según el dirigente, no se han podido comunicar con sus seres queridos. Además, según los registros de la tarde del jueves (hora local), 102.000 hogares siguen sin electricidad en la Isla Norte, en comparación con los 225.000 que no tuvieron acceso a este servicio el martes pasado.
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Los números pueden crecer, pero más de 2.500 personas fueron desplazadas en las primeras horas tras el impacto del ciclón. El ministro de Gestión de Emergencias, Kieran McAnulty, dijo que Gabrielle fue “un evento meteorológico sin precedentes”, por lo que el país anunció el estado de emergencia nacional desde el martes. Esta es la tercera vez en la historia de Nueva Zelanda que se declara algo así, y la decisión corresponde a que la tormenta provocó inundaciones, deslizamientos de tierra, cortes en las carreteras estatales y derrumbes de casas, que llevaron a las personas a tratar de buscar refugio en los techos de las viviendas, sin poder ser alcanzados por los helicópteros que han sobrevolado las zonas afectadas con el fin de auxiliarlos. Las malas condiciones climáticas lo han impedido.
Un colombiano está entre las personas afectadas por el ciclón. Tomás López, de 15 años, llegó hace dos semanas a Nueva Zelanda para empezar un intercambio estudiantil de seis meses. Su hermano, Juan Sebastián, le comentó a “The Guardian” que Tomás estaba quedándose con una familia anfitriona en Taradale, Napier, en la región de Hawke’s Bay, donde las evacuaciones fueron generalizadas. Por dos días no supieron nada de él, incluso su familia llenó un formulario de persona desaparecida ante la Policía. Según se lee en el diario británico, el joven pudo confirmar que estaba en un lugar seguro, en compañía de su familia anfitriona, el miércoles en la tarde, cuando pudo llegar a una zona con wifi.
Sumado a Gabrielle, Nueva Zelanda también vivió esta semana un sismo de magnitud 6,3, que fue calificado como fuerte por GeoNet, un proyecto que se estableció en 2001 para construir y operar un moderno sistema de monitoreo de riesgos geológicos del país. En el momento, la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias informó que no había amenaza de tsunami. Poco después, otro movimiento telúrico, esta vez de magnitud 4,0, tomó lugar. Al menos un vuelo desde Auckland tuvo que retrasar su descenso a Wellington, tras el terremoto, informó “The New Zealand Herald”. “Como si un ciclón no fuera suficiente, Wellington ahora ha sido golpeado por un terremoto moderado”, dijo el capitán del avión a sus pasajeros, mientras todavía estaban en el aire.
De hecho, después de su visita a Gisborne, en el marco de los estragos provocados por Gabrielle, Hipkins describió el daño como “extenso” y describió al ciclón como un evento de la escala del terremoto de Christchurch, ocurrido en el 2011. El sismo, que tomó lugar en la segunda ciudad más poblada del país, causó 185 muertes, así como grandes daños a las edificaciones e infraestructuras de la ciudad. Entre los fallecidos se identificaron personas de diferentes nacionalidades: japonesa, rusa, china, tailandesa, filipina y peruana. En un acto de conmemoración por los diez años de la tragedia y, justo en medio de la pandemia, tomó lugar una ceremonia alusiva al suceso: una multitud de personas colocó coronas de flores en un muro que recuerda a las víctimas, de las cuales 115 murieron por el derrumbamiento e incendio del edificio de seis pisos del Canterbury Television, mientras otros asistentes a la ceremonia arrojaron flores al río Avon, que atraviesa la ciudad.
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