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El Frente Nacional de Resistencia (NRF), que encabeza la lucha contra los talibanes en el último bastión opositor frente a los islamistas en la provincia de Panjshir, en el norte de Afganistán, perdió este domingo a dos miembros: el portavoz y periodista Fahim Dashty y el general Abdul Wudod Zara. “Lamentablemente, el Frente Nacional de Resistencia perdió hoy a dos compañeros en la santa resistencia contra la opresión y la agresión: los mártires Fahim Dashty, portavoz del NRF, y el general Abdul Wudod Zara. ¡Que su recuerdo sea eterno!”, anunció en un comunicado la formación, formada por guerrilleros y soldados.
Dashty era una personalidad muy respetada dentro del NRF y un conocido periodista en Afganistán, y fue en él que se centraron la mayor parte de las muestras de luto y pesar en las redes sociales, recordando algunos de sus últimos encuentros o conversaciones con este miembro de la resistencia. Muchos destacaron, además, que Dashty resultó herido gravemente cuando el 9 de septiembre de 2001 el guerrillero Ahmad Shah Massoud, conocido como “el león del Panjshir” y una leyenda por haber hecho frente a los soviéticos y a los talibanes, murió en un atentado suicida perpetrado por presuntos miembros de Al Qaeda. “Se trata de una terrible noticia para Panjshir. Fahim Dashty peleó duro por una prensa libre. Se preocupó. Que su alma descanse en paz”, escribió en Twitter Saad Mohseni, director del grupo MOBY, al que pertenecen importantes medios afganos, como el canal Tolo.
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Por su parte, el general Wudod Zara era sobrino “del león del Panjshir” y uno de los combatientes más cercanos a Ahmad Massoud, hijo del guerrillero que se encuentra ahora al frente de la resistencia junto al ex vicepresidente afgano Amrullah Saleh, autoproclamado nuevo presidente de Afganistán tras la huida del país durante la toma de Kabul del exmandatario Ashraf Ghani. Poco antes de la confirmación de la muerte de estos miembros de la resistencia, el NRF había declarado en un comunicado que estaba abierto “al cese inmediato de las hostilidades y a la continuación del proceso de negociación. El NRF está dispuesto a poner fin de inmediato a la guerra para lograr una paz duradera si los talibanes ponen fin a sus ataques y operaciones militares en Panjshir y Andarab”, remarcaron.
Mientras tanto, los talibanes anunciaron en un comunicado nuevas conquistas en su avance en Panjshir con la toma de más distritos, señalando “la posibilidad de que el grupo beligerante haga las paces o se rinda”, aunque reconocieron que en algunas áreas los campos minados estaban ralentizando su avance. Como modo de presión, los talibanes habían suspendido ya los servicios de telefonía móvil e internet y cortaron todas las rutas de suministro a la provincia, algo que genera preocupación por la situación humanitaria que podría desencadenarse en la región. Después de la rápida ofensiva de los talibanes, que lograron en menos de dos semanas conquistar 33 de las 34 provincias afganas, un proceso que culminaron el 15 de agosto con la toma incruenta de Kabul, Panjshir es el último bastión opositor que aún resiste.
Panjshir también fue el centro de la resistencia contra el grupo islamista durante el anterior régimen talibán, entre 1996 y 2001, que concluyó con una invasión estadounidense que llegó precisamente esta semana a su fin, tras casi dos décadas de guerra.
Diálogo con los talibanes
Francia y Alemania son algunos de los países miembro de la Unión Europea que han explorado la posibilidad de dialogar con los representantes del régimen talibán, incluso desde días antes al 31 de agosto, la fecha límite que trazaron los países para salir de territorio afgano. “Conscientes sin embargo de que no pueden dar un portazo total a los talibanes, aunque se nieguen por el momento a cualquier reconocimiento político, diversos países han empezado a entablar ‘contactos operacionales’ para asegurarse, al menos, un resquicio para continuar la salida segura de afganos amenazados por los fundamentalistas. La posibilidad de un diálogo más amplio, aunque condicionado, con un futuro gobierno talibán, se perfila también cada vez con más fuerza”, se lee en el diario El País.
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Emmanuel Macron, presidente de Francia, hizo referencia a que el contacto con los talibanes se remitirá al trabajo humanitario y a las estrategias de protección de los afganos. El primer mandatario francés no descartó la posibilidad de “un posible establecimiento de un puente aéreo o la apertura de ciertas líneas aéreas comerciales cataríes hacia Kabul”, según se lee en el periódico español. Así, el establecimiento de las conversaciones depende de que los talibanes respeten la evacuación, “establezcan una línea roja ante los grupos terroristas” y respeten los derechos humanos, en especial los de las mujeres.
Por su parte, Angela Merkel, advirtió: “Nuestro objetivo debe ser preservar todo lo posible aquellos cambios logrados en Afganistán en los últimos 20 años. La comunidad internacional debe hablar de ello también con los talibanes”, aunque no habrá “acuerdos incondicionales”. Según se conoció esta semana, las discusiones entre los talibanes y este país han girado en torno a la reconstrucción del aeropuerto de Kabul, la recuperación económica y la asistencia humanitaria.
Gran Bretaña se suma a los países que buscan dialogar con los talibanes, aunque sus voceros han advertido que no se reconocerá su gobierno en un futuro próximo. Así, los puntos a discutir entre las partes no han sido muy distintos a los que se han tratado en las reuniones con los demás países. Seguridad, política y relaciones internacionales han sido los temas dentro de la agenda a discutir.
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En días pasados, Naciones Unidas advirtió sobre la crisis humanitaria por la que atraviesa Afganistán, la cual puede empeorar con el paso del tiempo. En su intervención, el secretario general de la ONU recalcó la necesidad de continuar con la asistencia humanitaria, pues en el país se están juntando la crisis política, social y económica con los problemas ambientales. En parte, por ello se entiende que algunos países (como los mencionados) opten por buscar salidas diplomáticas para atender los retos que representa el país asiático.
En cuanto China y Rusia, estos dos países han optado por mantener abiertas sus embajadas en Afganistán. China, por su parte, ha celebrado las intenciones del régimen talibán de proteger sus intereses en territorio afgano, que incluyen labores en materia de seguridad y de desarrollo de la región. Así, “la preocupación sobre la seguridad es múltiple: por un lado, se teme que lo que ocurra en Afganistán pueda desestabilizar otros países de la región con los que China mantiene frontera e importantes lazos económicos y energéticos en Asia Central, como Tayikistán o Uzbekistán. O incluso su gran aliado y patrón de los talibanes, Pakistán”, se lee en El País. Además, en medio del asunto está el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda.
En cuanto a Rusia, cabe recordar, según se lee en la BBC, que aunque en 2003 los talibanes fueron catalogados como “terroristas”, el país ha organizado conversaciones con ellos y otras fuerzas de oposición, sin la presencia de quienes gobernaron Afganistán en los últimos años. En palabras de Seth Jones, académico, politólogo y director del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), Rusia “ha estado ayudando al talibán, no sólo con su diplomacia, sino también con dinero y posiblemente inteligencia. Uno de sus intereses es simplemente contrarrestar el poderío de Estados Unidos en regiones que considera como esferas de influencia: Asia del Sur, Medio Oriente y Europa del Este, pero a Moscú le alarma principalmente el Estado Islámico, un enemigo jurado de Rusia y del talibán”.