Es oficial: Claudia Blum sale de la Cancillería
Desde hace varios meses se hablaba sobre una salida de la canciller. Al parecer, la errada respuesta de la ministra frente a los reclamos internacionales por los abusos policiales durante las manifestaciones en el país aceleró su renuncia. Se quedaría en el cargo la vicecanciller, Adriana Mejía.
Después de una semana de rumores, se confirmó: la canciller, Claudia Blum, deja su cargo. Las presiones para que saliera del Ministerio de Relaciones Exteriores ya se hicieron imposibles y la canciller, que seguía cumpliendo la agenda, y según la oficina de comunicaciones del Ministerio, “no tenía contemplado irse”, terminó enviando su carta de renuncia.
“Le expreso mi gratitud enorme por la confianza que me otorgó al haberme nombrado ene sta importante Cartera, en la que trabajé con dedicación y entrega para promover y defender los principios y valores de la democracia, la legalidad, la equidad, y el emprendimiento en la política exterior de Colombia”, se lee en su carta de renuncia.
Las críticas a su gestión aumentaron en los últimos días, por cuenta de las respuestas de la Cancillería frente a las preocupaciones internacionales por la violación de derechos humanos y el exceso de violencia durante las protestas en el país. La canciller se mostró poco receptiva con los llamados de la comunidad internacional.
Sin embargo, desde hacía mucho tiempo, varios sectores políticos pedían su renuncia. En febrero de este año se comenzó a rumorar que la canciller, Claudia Blum, dejaría su cargo en el ministerio de Relaciones Exteriores. Entonces le dijo a este diario que su salida era un rumor sin fundamento. “Estoy ciento por ciento comprometida con mis funciones, y trabajando con dedicación para impulsar la política exterior del presidente Iván Duque en defensa de nuestros intereses nacionales”, explicó a este diario.
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El año pasado, en plena pandemia, también se susurraba en los pasillos de la Casa de Nariño, que Blum estaba con un pie afuera del Ministerio, pues era una canciller que no estaba en los escenarios internacionales claves para el país y tampoco en las entrañas de la diplomacia colombiana.
Adam Isacson, de la Oficina de Washington para Latinoamérica, considera que la gestión frente al paro nacional de Blum no fue buena. “Claudia Blum tuvo la tarea imposible de tratar de defender lo indefendible ante la comunidad internacional. En medio de las oleadas de noticias sobre las atrocidades cometidas por la fuerza pública colombiana, los tuits y las declaraciones que emanan de la Cancillería y de sus embajadas apenas han recibido atención. Mientras algunos diplomáticos individuales se esfuerzan por vender la versión del uribismo, la diplomacia colombiana en su conjunto parece ir a la deriva y responder con lentitud”.
Agrega el experto que quizás a Blum “le faltó respaldo político o capacidad de gestión. Tal vez estaba cegada por sus opiniones ultraderechistas, que perjudicaron mucho su credibilidad en el Consejo de Seguridad de la ONU el 21 de abril. Aunque no creo que el gobierno de Iván Duque pueda ganar la batalla narrativa internacional en medio de esta brutal represión, Claudia Blum no era la persona adecuada para contar la versión del gobierno colombiano”.
En abril, nueve representantes del partido Verde cuestionaron a Blum por presuntos nombramientos políticos irregulares y citaron a debate a la ministra de Relaciones Exteriores para evaluar la política exterior que ha implementado durante el gobierno de Iván Duque.
“Hemos perdido terreno ganado por el Estado colombiano en el ámbito internacional. Hemos retrocedido en temas tan sensibles como la lucha antidroga y la implementación de los Acuerdos de Paz. Además, los embajadores que hoy nos representan en el exterior parecen tener una agenda propia y no la de un país”, expresó entonces la congresista Katherine Miranda.
Las polémicas de la canciller
Claudia Blum, quien se posesionó como Canciller en noviembre de 2019, llegó a esa cartera rodeada por la polémica. Entonces se filtró una conversación privada entre el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos y la designada nueva canciller.
En esa conversación, el diplomático colombiano expresaba sus opiniones personales a Blum sobre el desempeño del excanciller Carlos Holmes Trujillo y del exministro de Defensa, Guillermo Botero. De igual, manera se queja por el supuesto “desastre” que es el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
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Analistas señalan que si bien eso fue grave, su empeño en centrar la política exterior colombiana en una fallida estrategia sobre Venezuela y el respaldo a la reeleción de Donald Trump en EE. UU. han sido sus más estruendosos fracasos.
Las polémicas también llegaron en plena pandemia cuando la Cancillería se demoró mucho tiempo en asistir a los connacionales varados en el extranjero desde las oficinas diplomáticas colombianas en el exterior. Entonces, miles de personas se quejaron por la falta de ayuda, el costo de los pasajes para retornar al país y una serie de problemas con los consulados y embajadas. Blum, sin embargo, defendió la gestión.
Frente al paro, su estrategia fue equivocada, plantean expertos. Las respuestas que más molestia levantaron fueron sus comunicaciones para la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y el presidente de Argentina, Alberto Fernández, a los que acusó de “injerencistas”.
Claudia Blum, dijo que, “en nombre del gobierno colombiano rechaza firmemente las declaraciones de Alberto Fernández, que desconocen que miles de colombianos han tenido, conforme a nuestro Estado de Derecho, todas las garantías para ejercer la protesta pacífica a lo largo y ancho del país”. Agregó que el “Gobierno Nacional convocó y adelanta diálogos con todos los sectores del país. La institucionalidad democrática colombiana protege los derechos constitucionales de los colombianos y no será desprestigiada por este tipo de pronunciamientos que, además de ser una intromisión arbitraria, buscan alimentar la polarización que no contribuye a la convivencia y al consenso”.
Expertos en derecho internacional y derechos humanos expresaron preocupación por la carta que Blum le envió a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calificando sus argumentos de “injerencia”. Analistas consultados por este diario coinciden en que la respuesta del gobierno a la comunidad internacional fue desacertada.
Arlene B. Tickner, profesora de la Universidad del Rosario y columnista de este diario, señaló que, “desde sus declaraciones condenables sobre los desmovilizados de las FARC ante la ONU, sus salidas en falso ante las críticas de distintos actores internacionales acerca de la situación de derechos humanos en Colombia y ahora, su negativa a reconocer la legitimidad de la protesta social y sus aparentes intentos por hacer ver en ella un complot terrorista del castrochavismo en cabeza de Petro y Maduro, la canciller se ha encargado de deteriorar aún más la imagen externa de Colombia y de confirmar la ceguera absoluta del gobierno Duque ante lo que está ocurriendo en el país”.
¿Se equivocó la Canciller en su respuesta a la comunidad internacional frente a violencia en el paro? Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y autor del libro, “Anatomía Heterodoxa del populismo”, dice que el manejo no solo fue equivocado sino contradictorio. Y advierte que, “esto le puede costar a Colombia su relación con Europa, sensible con el tema de derechos humanos e incluso con Estados Unidos, en donde los demócratas ya le piden cuentas. Pelearse con actores claves a nivel internacional es un error y además con qué cara va a ir a reclamar por las violaciones de derechos humanos en Venezuela… “.
Semanas antes, en abril, causó revuelo en el país por su declaración durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el que se analizaba el informe de la Misión de Verificación.
“Cuando se analiza el cumplimiento del Acuerdo (de Paz), el informe no puede referirse solo a las acciones del Gobierno, como una de las partes firmantes. Debe considerarse la existencia de disidencias de Farc como un incumplimiento de la antigua guerrilla convertida ahora en partido político”, afirmó. “Los enemigos del Acuerdo son los criminales, incluidas las disidencias, el 80% de los asesinatos de excombatientes son perpetrados por disidentes y narcotraficantes”, señaló la Canciller, fue otra de las frases que dijo Blum y que provocaron una cadena de reacciones.
Humberto De la Calle, exnegociador de paz con las Farc, reaccionó a las palabras de Blum de manera muy crítica. Dijo que estas ponen en riesgo las vidas de los excombatientes que dejaron las armas. “Es la negación del acuerdo. Es una provocación y exijo retractación”. De la Calle agregó que fue “una afirmación inaceptable. ¿De modo que los que entregaron las armas y están cumpliendo tienen que responder por los desertores? ¿A quién le cabe en la cabeza?”.
Analistas consultados dicen que en el cargo se necesita una persona dinámica que esté dispuesta a viajar y a defender los intereses de Colombia en el extranjero, sin polemizar con las organizaciones internacionales y dando directrices claras de hacia dónde quiere ir el país en el escenario diplomático. Se dice que Adriana Mejía, vicecanciller, sería la encargada del Ministerio, al menos, temporalmente mientras el presidente, Iván Duque, nombra una nueva persona para ese cargo, clave para Colombia.
Después de una semana de rumores, se confirmó: la canciller, Claudia Blum, deja su cargo. Las presiones para que saliera del Ministerio de Relaciones Exteriores ya se hicieron imposibles y la canciller, que seguía cumpliendo la agenda, y según la oficina de comunicaciones del Ministerio, “no tenía contemplado irse”, terminó enviando su carta de renuncia.
“Le expreso mi gratitud enorme por la confianza que me otorgó al haberme nombrado ene sta importante Cartera, en la que trabajé con dedicación y entrega para promover y defender los principios y valores de la democracia, la legalidad, la equidad, y el emprendimiento en la política exterior de Colombia”, se lee en su carta de renuncia.
Las críticas a su gestión aumentaron en los últimos días, por cuenta de las respuestas de la Cancillería frente a las preocupaciones internacionales por la violación de derechos humanos y el exceso de violencia durante las protestas en el país. La canciller se mostró poco receptiva con los llamados de la comunidad internacional.
Sin embargo, desde hacía mucho tiempo, varios sectores políticos pedían su renuncia. En febrero de este año se comenzó a rumorar que la canciller, Claudia Blum, dejaría su cargo en el ministerio de Relaciones Exteriores. Entonces le dijo a este diario que su salida era un rumor sin fundamento. “Estoy ciento por ciento comprometida con mis funciones, y trabajando con dedicación para impulsar la política exterior del presidente Iván Duque en defensa de nuestros intereses nacionales”, explicó a este diario.
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El año pasado, en plena pandemia, también se susurraba en los pasillos de la Casa de Nariño, que Blum estaba con un pie afuera del Ministerio, pues era una canciller que no estaba en los escenarios internacionales claves para el país y tampoco en las entrañas de la diplomacia colombiana.
Adam Isacson, de la Oficina de Washington para Latinoamérica, considera que la gestión frente al paro nacional de Blum no fue buena. “Claudia Blum tuvo la tarea imposible de tratar de defender lo indefendible ante la comunidad internacional. En medio de las oleadas de noticias sobre las atrocidades cometidas por la fuerza pública colombiana, los tuits y las declaraciones que emanan de la Cancillería y de sus embajadas apenas han recibido atención. Mientras algunos diplomáticos individuales se esfuerzan por vender la versión del uribismo, la diplomacia colombiana en su conjunto parece ir a la deriva y responder con lentitud”.
Agrega el experto que quizás a Blum “le faltó respaldo político o capacidad de gestión. Tal vez estaba cegada por sus opiniones ultraderechistas, que perjudicaron mucho su credibilidad en el Consejo de Seguridad de la ONU el 21 de abril. Aunque no creo que el gobierno de Iván Duque pueda ganar la batalla narrativa internacional en medio de esta brutal represión, Claudia Blum no era la persona adecuada para contar la versión del gobierno colombiano”.
En abril, nueve representantes del partido Verde cuestionaron a Blum por presuntos nombramientos políticos irregulares y citaron a debate a la ministra de Relaciones Exteriores para evaluar la política exterior que ha implementado durante el gobierno de Iván Duque.
“Hemos perdido terreno ganado por el Estado colombiano en el ámbito internacional. Hemos retrocedido en temas tan sensibles como la lucha antidroga y la implementación de los Acuerdos de Paz. Además, los embajadores que hoy nos representan en el exterior parecen tener una agenda propia y no la de un país”, expresó entonces la congresista Katherine Miranda.
Las polémicas de la canciller
Claudia Blum, quien se posesionó como Canciller en noviembre de 2019, llegó a esa cartera rodeada por la polémica. Entonces se filtró una conversación privada entre el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos y la designada nueva canciller.
En esa conversación, el diplomático colombiano expresaba sus opiniones personales a Blum sobre el desempeño del excanciller Carlos Holmes Trujillo y del exministro de Defensa, Guillermo Botero. De igual, manera se queja por el supuesto “desastre” que es el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Puede leer: Aprueban Estatuto Migratorio Andino, ¿de qué se trata?
Analistas señalan que si bien eso fue grave, su empeño en centrar la política exterior colombiana en una fallida estrategia sobre Venezuela y el respaldo a la reeleción de Donald Trump en EE. UU. han sido sus más estruendosos fracasos.
Las polémicas también llegaron en plena pandemia cuando la Cancillería se demoró mucho tiempo en asistir a los connacionales varados en el extranjero desde las oficinas diplomáticas colombianas en el exterior. Entonces, miles de personas se quejaron por la falta de ayuda, el costo de los pasajes para retornar al país y una serie de problemas con los consulados y embajadas. Blum, sin embargo, defendió la gestión.
Frente al paro, su estrategia fue equivocada, plantean expertos. Las respuestas que más molestia levantaron fueron sus comunicaciones para la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y el presidente de Argentina, Alberto Fernández, a los que acusó de “injerencistas”.
Claudia Blum, dijo que, “en nombre del gobierno colombiano rechaza firmemente las declaraciones de Alberto Fernández, que desconocen que miles de colombianos han tenido, conforme a nuestro Estado de Derecho, todas las garantías para ejercer la protesta pacífica a lo largo y ancho del país”. Agregó que el “Gobierno Nacional convocó y adelanta diálogos con todos los sectores del país. La institucionalidad democrática colombiana protege los derechos constitucionales de los colombianos y no será desprestigiada por este tipo de pronunciamientos que, además de ser una intromisión arbitraria, buscan alimentar la polarización que no contribuye a la convivencia y al consenso”.
Expertos en derecho internacional y derechos humanos expresaron preocupación por la carta que Blum le envió a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calificando sus argumentos de “injerencia”. Analistas consultados por este diario coinciden en que la respuesta del gobierno a la comunidad internacional fue desacertada.
Arlene B. Tickner, profesora de la Universidad del Rosario y columnista de este diario, señaló que, “desde sus declaraciones condenables sobre los desmovilizados de las FARC ante la ONU, sus salidas en falso ante las críticas de distintos actores internacionales acerca de la situación de derechos humanos en Colombia y ahora, su negativa a reconocer la legitimidad de la protesta social y sus aparentes intentos por hacer ver en ella un complot terrorista del castrochavismo en cabeza de Petro y Maduro, la canciller se ha encargado de deteriorar aún más la imagen externa de Colombia y de confirmar la ceguera absoluta del gobierno Duque ante lo que está ocurriendo en el país”.
¿Se equivocó la Canciller en su respuesta a la comunidad internacional frente a violencia en el paro? Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y autor del libro, “Anatomía Heterodoxa del populismo”, dice que el manejo no solo fue equivocado sino contradictorio. Y advierte que, “esto le puede costar a Colombia su relación con Europa, sensible con el tema de derechos humanos e incluso con Estados Unidos, en donde los demócratas ya le piden cuentas. Pelearse con actores claves a nivel internacional es un error y además con qué cara va a ir a reclamar por las violaciones de derechos humanos en Venezuela… “.
Semanas antes, en abril, causó revuelo en el país por su declaración durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el que se analizaba el informe de la Misión de Verificación.
“Cuando se analiza el cumplimiento del Acuerdo (de Paz), el informe no puede referirse solo a las acciones del Gobierno, como una de las partes firmantes. Debe considerarse la existencia de disidencias de Farc como un incumplimiento de la antigua guerrilla convertida ahora en partido político”, afirmó. “Los enemigos del Acuerdo son los criminales, incluidas las disidencias, el 80% de los asesinatos de excombatientes son perpetrados por disidentes y narcotraficantes”, señaló la Canciller, fue otra de las frases que dijo Blum y que provocaron una cadena de reacciones.
Humberto De la Calle, exnegociador de paz con las Farc, reaccionó a las palabras de Blum de manera muy crítica. Dijo que estas ponen en riesgo las vidas de los excombatientes que dejaron las armas. “Es la negación del acuerdo. Es una provocación y exijo retractación”. De la Calle agregó que fue “una afirmación inaceptable. ¿De modo que los que entregaron las armas y están cumpliendo tienen que responder por los desertores? ¿A quién le cabe en la cabeza?”.
Analistas consultados dicen que en el cargo se necesita una persona dinámica que esté dispuesta a viajar y a defender los intereses de Colombia en el extranjero, sin polemizar con las organizaciones internacionales y dando directrices claras de hacia dónde quiere ir el país en el escenario diplomático. Se dice que Adriana Mejía, vicecanciller, sería la encargada del Ministerio, al menos, temporalmente mientras el presidente, Iván Duque, nombra una nueva persona para ese cargo, clave para Colombia.