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¿Está China espiando a los atletas olímpicos?

Una aplicación desarrollada por el gobierno chino, cuya descarga es obligatoria para participar de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, ha despertado preocupación internacional por posible espionaje a los atletas. ¿Tiene China intereses en vigilarlos, o se trata de un caso de paranoia?

José David Escobar Franco
17 de febrero de 2022 - 02:40 a. m.
El viernes 4 de febrero comenzaron los Juegos Olímpicos de invierno de 2022 en Pekín, capital de la República Popular China.
El viernes 4 de febrero comenzaron los Juegos Olímpicos de invierno de 2022 en Pekín, capital de la República Popular China.
Foto: AFP - Agencia AFP
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El viernes 4 de febrero comenzaron los Juegos Olímpicos de invierno de 2022 en Pekín, capital de la República Popular China. Al evento asisten unos 3000 atletas de todo el mundo, sin contar los cientos de periodistas, entrenadores, diplomáticos y funcionarios logísticos. Por directiva del gobierno chino y el Comité Olímpico Internacional, cada participante debe descargar la aplicación para teléfonos móviles My2022, cuyo objetivo es rastrear posibles casos de Covid-19 y monitorear la salud de los asistentes. Este seguimiento a la salud es necesario y se hizo también en los Olímpicos de Verano en Tokio. Sin embargo, los controles digitales propios del régimen chino y un análisis forense sobre My2022 elaborado por el centro de investigación de la Universidad de Toronto The Citizen Lab han despertado serios cuestionamientos sobre si esa aplicación es en realidad un dispositivo de espionaje.

Según figura en la App Store, la empresa estatal china Beijing Financial Holding Group Co., Ltd, desarrolló la My2022. La norma para todos los participantes, nacionales e internacionales, era descargarla 14 días antes del inicio de los juegos. Para los usuarios nacionales, la aplicación solicita información personal que incluye nombre completo, número de identificación, número de teléfono, dirección de correo electrónico, una foto e información laboral. Para los usuarios extranjeros, la aplicación pide, además, indicar a qué organización pertenecen e información del pasaporte. Todos los usuarios deben reportar su estado de salud, vacunación, síntomas y temperatura. La aplicación también registra el acceso a los eventos de los juegos, sirve de guía turística, posee una función de noticias, tiene un chat que permite enviar textos, audios y archivos y tiene acceso constante a la locación de los usuarios, incluso cuando no está en uso.

El manual de procedimiento de los juegos dice en la página 67 que los datos personales de los participantes pueden ser tratados por una serie de organizaciones, que incluyen al gobierno chino, el comité organizador de los juegos, el Comité Olímpico Internacional, el Comité Paralímpico Internacional y “otros involucrados en la implementación de las contramedidas [contra el Covid-19]”. El documento no es específico frente a quiénes son esos otros involucrados. Además, la aplicación My2022 tampoco es clara sobre con quién podría compartir la información de salud de los deportistas. Para The Citizen Lab, esto es una ventana de riesgo para la divulgación de información personal sin el consentimiento de los usuarios.

A eso se suman otros dos hallazgos del centro canadiense. En primer lugar, la aplicación no tiene medidas suficientes de encriptación. Los certificados SSL, que garantizan que la información llegue a los destinatarios previstos, no están validados. Eso que facilita que los usuarios sean víctimas de hackers que se hagan pasar por el destinatario de los datos y, de este modo, intercepten información e incluso envíen a la aplicación datos infectados. En segundo lugar, el Centro encontró un archivo de texto en la aplicación llamado ‘illegalwords.txt’, que contiene una lista de 2442 palabras y frases censuradas, la mayoría en chino simplificado y las demás en chino tradicional, tibetano, uigur e inglés. Entre estas palabras se encuentran expresiones soeces, contenido relacionado con pornografía y bienes ilegales, pero también contenido político.

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Por ejemplo, entre las palabras censuradas en chino figuran “Xi Jinping” (习近平), nombre del presidente de China, “Asamblea Nacional de la República Popular China” (中华人民共和国国务院) y “disturbios de la plaza de Tiananmén” (暴乱天安门); en uigur, la lengua de la minoría musulmana que habita la región de Xinjiang y ha sido oprimida por el gobierno chino, están las expresiones “El Santo Corán” (قۇرئان-كەرىم) y “demolición forzada” (مەجبۇرى چېقىش) en una posible referencia a las demoliciones de mezquitas. Aunque no hay evidencia de que la función de censura se esté empleando actualmente, la aplicación sí posee funciones de código capaces de usar el archivo para la censura y da la posibilidad de denunciar a otros usuarios por compartir “contenido políticamente sensible”.

Ni el comité organizador de los juegos ni el gobierno chino han respondido al informe de The Citizen Lab. Para algunos gobiernos, el diseño de la aplicación no es inocente y es una obvia señal de espionaje. Por eso los comités olímpicos de Alemania, Australia, Reino Unido y Estados Unidos sugirieron a sus atletas que no llevaran a China sus computadores ni teléfonos personales. El Comité Olímpico de Holanda fue aún más duro y prohibió que los deportistas llevaran sus computadores y teléfonos. Las delegaciones de estos países suman 507 atletas, sin contar los entrenadores que los acompañan. Esto es casi una quinta parte de los participantes de los juegos.

Pero, ¿por qué querría China espiar atletas?

Nicholas Eftimiades trabajó como experto en China para la CIA, el Departamento de Estado y la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos. Para él la respuesta es evidente: “Salvaguardar las apariencias es una paranoia particular para el Partido Comunista Chino; es lo que mantiene la dictadura en ese país. -sostiene Eftimiades en una columna de la revista The Diplomat- Proteger la imagen del gobierno ha llevado a los líderes chinos a crear la capacidad de censura más avanzada y generalizada del mundo, convirtiéndose efectivamente en la primera nación autoritaria digital.”

El gobierno chino restringe el acceso a redes sociales y sitios como Facebook, Instagram, WhatsApp, Google, YouTube y algunos portales de noticias extranjeros. Sin embargo, en acuerdo con el Comité Olímpico Internacional y de manera excepcional, China permitió a los atletas acceso a una red wifi libre de censura. Eftimiades encuentra aquí otro motivo para desconfiar: los proveedores de ese internet son Huawei y la empresa estatal Iflytek Co. ambas empresas señaladas por Estados Unidos y el Reino Unido de espionaje comercial. Para Eftimiades es seguro que el gobierno chino monitoreará esas redes wifi.

Pero la de Eftimiades no es la única lectura posible. En conversación con este medio, el profesor de la Universidad Javeriana, Eduardo Velosa Porras, especialista en Asia, sugiere no sobredimensionar las cosas. “Probablemente el gobierno chino sí está haciendo un seguimiento, un control de información, pero me parece muy fuerte usar el término espionaje para los atletas olímpicos. -afirma Velosa. - ya se sabe que el gobierno chino tiene acceso a la información que suministren los deportistas, así es normalmente en los Olímpicos, entonces no tendría sentido recurrir al espionaje para obtener información a la que ya se puede acceder por otros medios.”

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Velosa señala que el sentimiento de alarma que surge frente a la idea de facilitar información personal al gobierno chino está menos presente cuando se trata de compartir datos con aplicaciones estadounidenses. Esto aún cuando existen antecedentes suficientemente notables de espionaje y monitoreo de información personal en Estados Unidos: por ejemplo, las revelaciones de Edward Snowden, quien entre 2013 y 2015 divulgó documentos clasificados de la CIA que probaban la vigilancia sobre la población mundial mediante dispositivos móviles de varias agencias de inteligencia del mundo o, por otro lado, el escándalo de Facebook en 2018, donde la consultora Cambridge Analytica obtuvo información de 50 millones de usuarios de esa red social en Estados Unidos que luego se usó para manipularlos en la elección presidencial de 2016. Así, la preocupación de los países que señalaron a China por espionaje podría no ser el espionaje en sí mismo, sino de otro orden.

“Lo cierto es que China le lleva la delantera a Estados Unidos y a Europa en desarrollo tecnológico. Precisamente Huawei -el proveedor de WiFi en los Olímpicos- tiene acuerdos con otros países para implementar tecnología 5G a menores costos y está más avanzado que sus competidores occidentales en temas de reconocimiento facial y control ciudadano con la excusa del control de la pandemia. Esto hace de China un competidor incómodo” afirma Velosa.

En este sentido, Velosa está alineado con una de las hipótesis que plantea The Citizen Lab: más que una conspiración del gobierno, la falta de seguridad cibernética podría explicarse en que esta no es una prioridad para los desarrolladores de aplicaciones en ese país. La insuficiente protección de los datos de los usuarios es endémica en el ecosistema de aplicaciones chinas.

Juegos políticos

Los juegos de invierno de Pekín tienen lugar en un contexto en el que China ha sido desdeñada en el plano internacional por enviar ciudadanos musulmanes de la etnia uigur, que habitan la región de Xinjiang, al noroeste del país, a campos de concentración donde se les ha forzado a abandonar su religión como medida contra intentos separatistas influidos por el pensamiento islámico.

En diciembre de 2021, la Casa Blanca anunció que Estados Unidos implementaría un boicot diplomático contra los juegos y no enviaría representantes políticos como reproche por la represión de la minoría uigur y a las libertades de los ciudadanos de Hong Kong. Al boicot se unieron Francia, Países Bajos, Australia, Reino Unido y Japón. Aunque esto no presenta implicación alguna para el buen desarrollo de los juegos, ya que los atletas de esos países sí asistieron, fue una jugada que Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, condenó con vehemencia pues la consideró como una trama inviable basada en mentiras para perjudicar los juegos.

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Es difícil sancionar formalmente a China por sus violaciones de derechos humanos en tanto no es un país firmante de los principales acuerdos internacionales en esa materia. Por eso tiene sentido que los mismos países que denuncian la violación de derechos humanos y que compiten comercialmente con China hayan aprovechado un evento como los Juegos Olímpicos, donde ese país se exhibe a sí mismo ante el mundo, para implementar una sanción social. Así, afirma Eduardo Velosa, no solo el boicot diplomático, sino las denuncias públicas sobre espionaje a los atletas tienen una connotación política, pues son sanciones sociales que desacreditan a China ante el mundo.

Pero el gobierno chino también ha enviado al mundo su propio mensaje. Así sucedió en la espectacular inauguración con juegos de luces multicolores, fuegos pirotécnicos y una potente música en medio del gélido e imponente estadio. Al final, atletas chinos desfilaron cargando la antorcha con la que se encendió la llama olímpica, ritual que ha estado presente desde que comenzaron esos juegos en la antigüedad. En una clara respuesta a la coyuntura, la última portadora de la llama fue Dinigeer Yilamujiang, una esquiadora de fondo de 20 años de etnia uigur y nacida en Xinjiang. Además, a la inauguración asistió, por invitación del jefe de estado chino, Xi Jinping, el presidente de Rusia Vladimir Putin. Durante el día los dos mandatarios se reunieron de manera oficial y, en un hecho inédito, Xi manifestó explícitamente su apoyo a Rusia en la crisis en Ucrania.

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José David Escobar Franco

Por José David Escobar Franco

Periodista de investigación y asuntos internacionales. Internacionalista con énfasis en América Latina y el Caribe.@JoseD_Escobarjdescobar@elespectador.com

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