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Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, líder del Estado Islámico, murió en medio de una incursión de los comandos de Operaciones Especiales de Estados Unidos en el noroeste de Siria. Según declaró Joe Biden, Al-Qurayshi murió al detonar una bomba que también provocó el fallecimiento de algunos miembros de su familia. De acuerdo a las declaraciones del presidente estadounidense, “esta operación es testimonio del alcance y la capacidad de Estados Unidos para acabar con las amenazas terroristas sin importar dónde intenten esconderse en el mundo”.
¿Cómo ocurrieron los hechos?
El líder de la organización terrorista murió en la aldea de Atme, a solo 9 millas de donde su predecesor, Abu Bakr al-Baghdadi, fue asesinado durante una redada estadounidense similar en octubre de 2019.
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John Kirby, vocero del Departamento de Defensa de Estados Unidos, aseguró que la operación se había planeado desde hace meses, pero la necesidad de tener en cuenta el horario diario y el clima, entre otras variables más, aplazaron la ejecución de dicho plan hasta hoy.
Según un informe dado por la Casa Blanca, desde finales del año pasado, Biden había aprobado una operación de captura o de muerte del líder de ISIS. Así, quienes planearon la estrategia militar sabían que las familias habían sido trasladadas al primer piso del edificio para actuar como escudos humanos y que uno de los lugartenientes de Qurayshi, junto con los suyos, vivía en el segundo piso del recinto. Los funcionarios estadounidenses confiaban en que si el líder terrorista volaba el tercer piso, no colapsaría todo el edificio.
De acuerdo a los informes oficiales, las fuerzas especiales estadounidenses estuvieron sobre el terreno durante dos horas. Cuando salieron del sitio, fueron atacados por un grupo local afiliado al Estado Islámico y devolvieron el fuego desde sus helicópteros.
¿Qué consecuencias dejó el ataque?
Dentro de Estados Unidos, la operación provocó la reacción de demócratas y republicanos, mostrando voces a favor y en contra de lo sucedido. Por ejemplo, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, escribió en Twitter: “Estados Unidos hizo justicia al líder de ISIS y asestó un duro golpe a este grupo terrorista. Toda nuestra nación está agradecida por el patriotismo y la dedicación de nuestro personal militar y nuestra comunidad de inteligencia”.
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Sin embargo, desde el ala republicana, el senador James Inhofe dijo, a través de un comunicado, que lo sucedido “plantea preguntas sobre la estrategia antiterrorista de la administración Biden”. Este congresista, siendo el principal republicano en el Comité de Servicios Armados del Senado, denunció a Biden por la falta de “asociaciones y presencia” en Afganistán. También cuestionó qué habría hecho el gobierno de Estados Unidos con al-Qurayshi si hubiera sido capturado. “Tengo muchas preguntas sobre si hubo elementos encargados de hacer cumplir la ley en esta operación y qué pretendía hacer la administración con él, o qué harán con otros terroristas peligrosos que sean capturados en el campo de batalla”.
Ahora bien, en cuanto a las consecuencias directas, se sabe que en medio del operativo y del intercambio de agresiones, murieron al menos 13 personas, entre ellas mujeres y niños. De acuerdo a la información de Unicef, seis menores fallecieron. Además, Bertrand Bainvel, director regional interino de UNICEF para Oriente Medio y el Norte de África, confirmó que una niña resultó gravemente herida y que las áreas pobladas por civiles sufrieron graves daños.
Si bien en un principio Kirby aseguró que el Pentágono “tenía fuertes indicios” de que las muertes no fueron ocasionadas por las fuerzas estadounidenses, la entidad dijo estar dispuesta a revisar la redada en Siria para asegurarse de ello.
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