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Abu Ibrahim al-Hashemi al-Qurayshi llegó a ser el líder del Estado Islámico luego de que su antecesor, Abu Bakr al-Baghdadi, muriera también en medio de un enfrentamiento con Estados Unidos en octubre de 2019. Según se lee en prensa internacional, él fue combatiente, estratega y líder de la organización terrorista, convirtiéndose en una figura clave dentro de ISIS.
Según se lee en The Guardian, desempeñó un papel principal en el genocidio de los yazidíes, que condujo a la matanza de miles de hombres y a la esclavización de mujeres y niñas. Además, estuvo involucrado en el derrocamiento de Mosul a mediados de 2014, y orquestó asesinatos masivos de civiles chiítas y miembros de las fuerzas de seguridad. Su camino hacia el liderazgo de ISIS estuvo marcado por el paso por la prisión estadounidense Camp Bucca, en el sur de Irak, donde conoció a su predecesor.
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Ahora bien, cuando relevó a Al-Baghdadi como líder del Estado Islámico, las agencias de inteligencia poco conocían de él, aunque después se consolidó como una de las personas más buscadas en el mundo. Y es que, según las declaraciones de Colin P. Clarke, analista de contraterrorismo en Soufan Group, firma de consultoría de seguridad, a The New York Times, “Al-Qurayshi inspiraba mucho respeto dentro de los círculos yihadistas y era conocido por su inteligencia y capacidad estratégica”. De acuerdo a sus declaraciones al medio estadounidense, mantuvo un bajo perfil, que, si bien lo ayudó a evadir por un tiempo a las fuerzas estadounidenses, también le impidió expandir la red terrorista por el mundo, recordando que, en 2019, ISIS perdió el último territorio de su llamado califato en Siria e Irak.
¿Qué viene para ISIS?
Algunos analistas le dijeron al New York Times que la muerte de Al-Qurayshi puede ser un duro golpe para el grupo extremista, justo cuando mostraba signos de resurgimiento, reflejado, por ejemplo, en el ataque a la prisión en el noreste de Siria, pero también puede simbolizar un impulso propagandístico para atraer nuevos miembros a sus filas. “Esto es un impulso propagandístico a ISIS en la forma de reclutar y difundir aún más la propaganda”, dijo Ardian Shajkovci, director del Instituto Estadounidense de Resiliencia y Orientación contra el Terrorismo. Matarse a sí mismo y potencialmente a algunos de sus atacantes, en lugar de rendirse, seguramente será visto como una señal de valentía por parte de los seguidores de ISIS, agregó el analista al diario estadounidense.
En esa misma línea, Daniel Milton, director de investigación del Centro de Lucha contra el Terrorismo de West Point, le dijo al New York Times que “no se debe vivir bajo la ilusión de que esto es un golpe mortal para el Estado Islámico. Es de esperar que esto obstaculice a la organización, pero no creo que elimine la amenaza en el futuro”.
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