Europa en alerta: ¿de qué hablamos cuando hablamos de “Estado Islámico” hoy?
En plena Eurocopa y en la antesala de los Olímpicos de París, el Viejo Continente considera “real” la amenaza terrorista del Estado Islámico. Sin embargo, se trata de una entidad que se ha transformado y que, según expertos, no tiene un “liderazgo ni proyecto unificado”.
María Alejandra Medina
“La amenaza es real”. Así se refirió la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, sobre el terrorismo que estaría acechando los eventos deportivos en Europa este verano, principalmente, la Eurocopa, en Alemania, y los Juegos Olímpicos de París.
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“La amenaza es real”. Así se refirió la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, sobre el terrorismo que estaría acechando los eventos deportivos en Europa este verano, principalmente, la Eurocopa, en Alemania, y los Juegos Olímpicos de París.
Casi al tiempo, El Confidencial, de España, reveló detalles del desmantelamiento de una organización vinculada al Estado Islámico que estaba dedicada a difundir propaganda extremista en ese país europeo. Entre ellos, había evidencia de llamados a atentar contra el bus del equipo de fútbol Real Madrid, además de los que ya se conocían invitando a atacar partidos de la más reciente Champions League.
“Decenas de servidores de la Fundación I’lam y entidades satélite (conocidas como Terrorist Operated Websites o TOW) han sido tumbadas para neutralizar la difusión de material yihadista en internet y la dark web”, informó El Confidencial, que explicó que la intención de estas organizaciones es animar muy rápidamente a que “lobos solitarios” lleven a cabo ataques contra los objetivos definidos.
La comisaria sueca, por otro lado, destacó que lo que le “preocupa especialmente” es el Estado Islámico del Gran Jorasán (conocido como ISKP o ISIS-K), una “marca regional del Estado Islámico capaz de llevar a cabo grandes ataques en el extranjero”. Como explicó Eric Schmitt en The New York Times, ya tienen operaciones en Afganistán, Pakistán e Irán “y han puesto la mira en atacar Europa y más allá”.
Y lo ha demostrado recientemente, pues esa filial ha reivindicado ataques como el que dejó 144 muertos en un tiroteo en la sala de conciertos Crocus City Hall, a las afueras de Moscú, el pasado 22 de marzo.
Aunque el Kremlin apuntó inicialmente a Ucrania, en donde libra una guerra desde febrero de 2022, en mayo, por primera vez, señaló al Estado Islámico. “En el curso de la investigación (...), se determinó que la preparación, la financiación, el ataque y la retirada de los terroristas fueron coordinados por internet por miembros del grupo Provincia de Jorasán”, dijo el director de los servicios de seguridad rusos (FSB), Alexander Bortnikov, citado por la agencia RIA Novosti.
Desde entonces, se preveía la preocupación que habría alrededor de los Juegos Olímpicos, mientras distintos informes de inteligencia dan pie para temer que lo que se denomina Estado Islámico esté sofisticando sus formas de operar.
Pero ¿qué es esta filial y cómo está organizado actualmente eso que conocemos como Estado Islámico (EI), con presencia desde África occidental hasta el corazón de Asia?
La analista internacional María Teresa Aya recuerda que el EI nació en el contexto de la guerra en Irak tras la invasión de Estados Unidos. Surgió con el objetivo de establecer un califato (forma de gobierno) supuestamente bajo la ley islámica, según ella. Sin embargo, los estudiosos de las acciones del EI han sostenido que no son siquiera una distorsión, sino incluso una completa oposición a los verdaderos principios del islam.
“Crecieron rápido en Siria e Irak”, prosigue Aya. Su consolidación como Estado Islámico de Irak y el Levante se dio en el marco de la guerra civil en Siria, cuando alcanzaron gran visibilidad mediática por los videos de decapitaciones que difundían a través de internet, además de los numerosos atentados que se atribuyeron en suelo europeo, como los de París en 2015.
No obstante, a partir de ese año las cosas empezarían a cambiar radicalmente desde Irak y Siria.
“En 2015 se inició su declive tras la ofensiva militar de la coalición (que incluyó a Estados Unidos y a Rusia), sumado a importantes esfuerzos de comunidades locales como los kurdos”, explica Felipe Medina, profesor de estudios de Medio Oriente de la Pontificia Universidad Javeriana.
“EI Estado Islámico empezó a perder control territorial y tras la muerte en 2019 de uno de sus principales fundadores, Abu Bakr al-Bagdadi, perdió casi todo Iraq y Siria”, agrega, sin olvidar que el EI “nunca llegó a controlar todo el territorio de estos países”.
En este contexto, mantuvo adeptos en distintas partes del mundo “bajo la modalidad de células con liderazgos y proyectos independientes, aunque lleven el nombre del Estado Islámico”, explica el docente. “Hoy podemos ver grupos activos afiliados en África (como por ejemplo en Mali el movimiento ‘Estado Islámico Provincia del Sahel’) y Asia, especialmente el llamado ‘Estado Islámico en la Provincia del Jorasán’ en Afganistán”, precisamente.
El Estado Islámico de Jorasán fue fundado en 2015 “por integrantes insatisfechos con los talibanes paquistaníes, irrumpió en la escena yihadista internacional después de que los talibanes derrocaron al gobierno afgano en 2021. Durante la retirada militar estadounidense del país, ISIS-K llevó a cabo un atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul en agosto de 2021 en el que murieron 13 efectivos militares estadounidenses y hasta 170 civiles”, recordó Schmitt. De hecho, hoy ese ISIS-K y los talibanes viven enfrentados.
En todo caso, según Medina, por lo expuesto, no es posible “hablar de ‘una sola y homogénea organización llamada Estado Islámico’ sino una serie de grupos diversos que mantienen el nombre pero que no tienen un solo liderazgo ni proyecto unificado”.
Sin embargo, reconoce que esta entidad “ya atacó antes ciudades europeas por lo que hay que tomar siempre muy enserio cualquier amenaza”, en referencia a las actuales advertencias. Añade: “Una de sus facetas más peligrosas es que no se sabe a ciencia cierta quién ha sido reclutado o no, pues la hora de activación de su membresía puede ocurrir el mismo día o momento del ataque suicida”, como precisamente lo documentó el informe de El Confidencial.
Medina recuerda que algunos “gobiernos europeos participaron de la guerra en Siria y además contra el grupo Estado Islámico radicado allí”. Ahí, una posible motivación para atacar. “La ideología de este tipo de organizaciones es bastante vacía y dicotómica, por lo que no podemos esperar un razonamiento profundo o seguimiento de alguna doctrina religiosa que permitan entender sus ataques”, remata.
Aya, por su parte, no descarta un vínculo con la guerra que Israel libra actualmente en Gaza contra Hamás. En el marco de esta, Hezbolá ha atacado desde el norte y los hutíes desde el mar Rojo, con el respaldo de Irán, según Israel y sus aliados.
“De alguna manera, estos grupos tienen un objetivo común […] todos están tratando de combatir a un Occidente que apoya a Israel, y puede ser parte de la motivación para ellos”, concluye la analista.
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