Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Irene enciende velas, Igor una linterna. Son las 6:09 p. m. (hora local) en Kiev y, como estaba previsto, la electricidad acaba de ser cortada en el edificio de la pareja, en un barrio del norte de la capital ucraniana.
Desde el 10 de octubre, el sistema eléctrico ucraniano se ha visto afectado por múltiples ataques rusos contra la infraestructura energética. Para evitar un apagón total, el operador nacional Ukrenergo aplica cortes de electricidad programados en la capital y otras ciudades y regiones de Ucrania. En el sitio web del operador, basta indicar su dirección y aparecen los cortes programados para la semana, por rotación de distritos.
Le puede interesar: Una guerra a oscuras: la carrera por evitar un apagón total tras bombardeos rusos
Al acercarse el invierno, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, dice que teme el peor escenario en caso de nuevos ataques a instalaciones energéticas: “uno en el que no habrá electricidad, agua ni calefacción”. El responsable anunció la preparación de más de mil puntos de calentamiento.
“Hemos comprado generadores eléctricos, agua almacenada y todo lo necesario para que estos puntos de calefacción puedan acoger a la gente”, declaró. En caso de un apagón total, dijo que los residentes de Kiev deberían tratar de quedarse con familiares fuera de la capital. “Si tiene familiares o amigos fuera de Kiev, donde hay suministro autónomo de agua, un horno, calefacción, tenga en cuenta la posibilidad de permanecer allí durante un cierto período de tiempo”, agregó Klitschko en el medio United News de Ucrania.
Sin embargo, sostuvo que no hay que ser “pesimistas”, y que solo estaba aconsejando a la gente para que se preparara para diferentes escenarios. “Haremos todo lo que dependa de nosotros para que ese escenario no se dé”.
Los relatos en la oscuridad
En el edificio de Irene Rozdobudko e Igor Juk se produjeron tres cortes eléctricos el sábado de cuatro horas de duración a partir de medianoche.
“Me gusta la penumbra cuando está tranquilo, oscuro y nadie me molesta para pensar”, dice Irene, una escritora y artista de 60 años, mientras prepara un “borsch”, una sopa ucraniana a base de remolacha. “Puedo preparar ‘borsch’ a ciegas. La cocina (de gas) siempre funciona. Tengo agua (aunque) el caudal es bajo. Hay repollo en la nevera, zanahoria y otros productos necesarios”, agrega, mientras señala que la calefacción también funciona.
Para iluminar, la pareja utiliza velas decorativas que tenían desde hace mucho tiempo y linternas de bolsillo. En el baño hay una lámpara de camping.
Le puede interesar: Las polémicas filtraciones de los ‘Guacamaya Leaks’ en Perú, Colombia y México
Afuera, el vecindario está sumido en la oscuridad. En las fachadas oscuras de los edificios aparecen luces tenues en las ventanas de algunos apartamentos. Por las aceras oscuras, los habitantes usan linternas o teléfonos móviles. Pero los apagones programados no bastan para aliviar al sistema eléctrico. El sábado, Ukrenergo anunció restricciones adicionales con cortes de emergencia.
El domingo en Kiev, incluso en barrios cercanos a la presidencia ucraniana en el centro, que antes estuvieron a salvo, hubo cortes momentáneos de electricidad, constató AFP. También se dieron cortes de agua a inicios de la semana en algunas zonas de la capital tras nuevos ataques de misiles rusos.
Los ataques desde octubre en la capital, que no había sido golpeada desde junio, son un duro recordatorio de la guerra que se libra desde hace ocho meses en los frentes oriental y sur del país, donde los bombardeos son cotidianos en muchas localidades.
Le puede interesar: En Texas, la batalla por los votos latinos se traslada a las ciudades
Para Igor, un científico de 70 años apasionado por la música, los bombardeos contra infraestructuras civiles son la marca de “la agonía y la impotencia del ejército ruso”, tras perder en septiembre miles de kilómetros cuadrados en el noreste. “Cuando ven que no pueden luchar contra el ejército (ucraniano), empiezan a luchar con la retaguardia del ejército: los civiles”, explica.
En el centro de Kiev, donde anochece hacia las 5:00 p. m., la plaza de la Independencia (Maidan, en ucraniano), lugar simbólico de la revolución de 2014, suele permanecer en la oscuridad. Solo los focos de los vehículos iluminan las calles de los barrios donde no hay electricidad. Los restaurantes también están usando velas.
En la noche de jueves a viernes, cerca de 4,5 millones de personas en Kiev y 10 regiones del país estuvieron temporalmente sin electricidad, indicó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien denunció un “terror energético”.
Con su linterna frontal, Igor pone las cosas en perspectiva: “probablemente será un poco más difícil en invierno, o quizás mucho más. Pero ahora no estamos en la peor situación”. En un rincón del apartamento, Irene sostiene una emotiva carta de sus nietos refugiados en Marsella, Francia. “Hola abuelo y abuela, quería saber si la vida va bien en Ucrania. Y si no, vengan con nosotros a Francia. Los queremos mucho y los apoyamos”.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.