Expresidente de Afganistán habría huido con US$169 millones y cuatro vehículos
Ashraf Ghani no sólo abandonó al país cuando el movimiento talibán se tomó el país sino que se habría ido con los bolsillos llenos y cuatro automóviles, señalan agencias de prensa afganas.
El expresidente Ashraf Ghani, un economista de carácter fuerte presentado como un experto en estados en quiebra, se ha convertido en pocos años en la imagen de un Afganistán fallido pese a la ayuda internacional. Y ahora es también el símbolo de la corrupción de ese país.
De acuerdo con TOLO News de Afganistán, el exmandatario no huyó con las manos vacías. Se llevó cuatro automóviles y US$169 millones escondidos en un helicóptero. Según reportes de prensa, la embajada afgana en Tayikistán pidió a la policía de Interpol que detuviera a Ghani y otros dos colegas “por cargos de robo de bienes públicos”.
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Además se supo que está asilado en Dubái. “El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de los Emiratos Árabes Unidos puede confirmar que los Emiratos Árabes Unidos han recibido al presidente Ashraf Ghani y su familia en el país por motivos humanitarios”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado el miércoles, que luego se publicó en su sitio web.
Sin embargo, EAU dijeron que recibirán a Ghani en Dubai “por motivos humanitarios”.
El expresidente afgano Ashraf Ghani declaró el miércoles que está “en negociaciones” para volver a su país y aseguró que apoya las conversaciones que mantuvieron los talibanes con su predecesor Hamid Karzai. “Por ahora estoy en Emiratos para evitar el baño de sangre y el caos”, dijo en un mensaje de video difundido por Facebook, tras abandonar Kabul el domingo. “Estoy en negociaciones para volver a Afganistán”, aseguró.
Pero muchos dudan de sus palabras tras conocerse cómo salió del país, lo que se llevó y luego de que perdiera el apoyo de EE. UU. tras su huida. Según Washington “Ghani ya no es un personaje importante en Afganistán”.
¿Quién es Ghani?
Tras haber sido elegido en 2014 con la promesa de reedificar un nuevo país y de terminar con la corrupción que lo corroía, Ghani no ha cumplido ninguna de estas dos promesas y este domingo abandonó el país, mientras los talibanes se mantenían atrincherados en las afueras de la capital luego de una fulgurante ofensiva en la que tomaron el control del país.
Tras salir, Ghani explicó que temía que “innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida” si él se quedaba.
“Los talibanes ganaron [...] ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país”, apuntó Ghani en un mensaje en Facebook.
No dijo a dónde partió, pero el grupo de prensa afgano TOLO News indicó que podría haberse ido a Tayikistán.
Le puede interesar: El exvicepresidente que no huyó y resiste a los talibanes
Ghani, de 72 años, estudió en la universidad neoyorquina de Columbia antes de convertirse en profesor de Ciencias Políticas y Antropología en los años 1980, cuando Afganistán se hallaba bajo ocupación rusa. En 1991, entró en el Banco Mundial.
Su regreso a Afganistán se produjo justo después de la caída de los talibanes, tras la invasión de Estados Unidos en 2001.
En su país natal fue primero consejero especial de Naciones Unidas antes de convertirse en uno de los artífices del gobierno provisional.
Entre 2002 y 2004 fue ministro de Finanzas del presidente Hamid Karzai, instaló una nueva moneda, reformó el sistema fiscal, alentó a la diáspora a volver y tejió relaciones con los acreedores internacionales que financiaban al gobierno.
También hizo campaña contra la corrupción que gangrenaba ya las nuevas instituciones y adquirió una reputación de hombre inflexible, a menudo con un carácter muy severo, que le persigue hasta hoy.
Un personaje desgastado
Nunca ha dejado que nadie se “acerque demasiado”, según el ensayista paquistaní Ahmed Rashid, que le conoce desde hace más de 30 años.
“Sus ataques de ira y su arrogancia hacia sus compatriotas afganos lo han convertido en un personaje detestado”, agrega. Su acceso al poder se concreta gracias a un acuerdo con su rival, Abdullah, que se convierte en jefe de un gobierno de unidad nacional auspiciado por Estados Unidos.
Antes de lanzarse a la conquista de la presidencia, Ghani supervisaba la transferencia de atribuciones de las tropas de la coalición de la OTAN a los afganos.
Sus relaciones con Estados Unidos, que parecían ser buenas, se envenenaron cuando Washington decidió negociar directamente con los talibanes en Doha.
Su aliado lo dejó de lado en estas conversaciones ya que los talibanes así lo pidieron y posteriormente Washington le obligó a liberar a 5.000 insurgentes, una condición estipulada en unas negociaciones que finalmente no han prosperado.
Todos los ofrecimientos de paz, excepto una tregua breve en junio de 2018, fueron rechazados por los insurgentes, que calificaron al gobierno de Ghani de “marioneta” de Estados Unidos.
El presidente está casado con Rula, a la que conoció cuando estudiaba en la Universidad Americana de Beirut, y tiene dos hijos.
Recientemente, superó un cáncer de estómago que le obliga a seguir a rajatabla un severo régimen.
“No preveo llevar una vida aislada”, había dicho a la AFP antes de convertirse en presidente. Pero finalmente sí lo hizo, cada vez se aisló más en su palacio y solo confiaba en un puñado de colaboradores.
Se informó anteriormente que Ghani huyó con cuatro autos y un helicóptero que estaba lleno de dinero en efectivo que supuestamente pertenece a los ciudadanos afganos. En ese momento, no se conocía el monto monetario real. Ahora ha surgido que el helicóptero contenía hasta 169 millones de dólares en efectivo, que se cree que es dinero público.
El expresidente Ashraf Ghani, un economista de carácter fuerte presentado como un experto en estados en quiebra, se ha convertido en pocos años en la imagen de un Afganistán fallido pese a la ayuda internacional. Y ahora es también el símbolo de la corrupción de ese país.
De acuerdo con TOLO News de Afganistán, el exmandatario no huyó con las manos vacías. Se llevó cuatro automóviles y US$169 millones escondidos en un helicóptero. Según reportes de prensa, la embajada afgana en Tayikistán pidió a la policía de Interpol que detuviera a Ghani y otros dos colegas “por cargos de robo de bienes públicos”.
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Además se supo que está asilado en Dubái. “El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de los Emiratos Árabes Unidos puede confirmar que los Emiratos Árabes Unidos han recibido al presidente Ashraf Ghani y su familia en el país por motivos humanitarios”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado el miércoles, que luego se publicó en su sitio web.
Sin embargo, EAU dijeron que recibirán a Ghani en Dubai “por motivos humanitarios”.
El expresidente afgano Ashraf Ghani declaró el miércoles que está “en negociaciones” para volver a su país y aseguró que apoya las conversaciones que mantuvieron los talibanes con su predecesor Hamid Karzai. “Por ahora estoy en Emiratos para evitar el baño de sangre y el caos”, dijo en un mensaje de video difundido por Facebook, tras abandonar Kabul el domingo. “Estoy en negociaciones para volver a Afganistán”, aseguró.
Pero muchos dudan de sus palabras tras conocerse cómo salió del país, lo que se llevó y luego de que perdiera el apoyo de EE. UU. tras su huida. Según Washington “Ghani ya no es un personaje importante en Afganistán”.
¿Quién es Ghani?
Tras haber sido elegido en 2014 con la promesa de reedificar un nuevo país y de terminar con la corrupción que lo corroía, Ghani no ha cumplido ninguna de estas dos promesas y este domingo abandonó el país, mientras los talibanes se mantenían atrincherados en las afueras de la capital luego de una fulgurante ofensiva en la que tomaron el control del país.
Tras salir, Ghani explicó que temía que “innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida” si él se quedaba.
“Los talibanes ganaron [...] ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país”, apuntó Ghani en un mensaje en Facebook.
No dijo a dónde partió, pero el grupo de prensa afgano TOLO News indicó que podría haberse ido a Tayikistán.
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Ghani, de 72 años, estudió en la universidad neoyorquina de Columbia antes de convertirse en profesor de Ciencias Políticas y Antropología en los años 1980, cuando Afganistán se hallaba bajo ocupación rusa. En 1991, entró en el Banco Mundial.
Su regreso a Afganistán se produjo justo después de la caída de los talibanes, tras la invasión de Estados Unidos en 2001.
En su país natal fue primero consejero especial de Naciones Unidas antes de convertirse en uno de los artífices del gobierno provisional.
Entre 2002 y 2004 fue ministro de Finanzas del presidente Hamid Karzai, instaló una nueva moneda, reformó el sistema fiscal, alentó a la diáspora a volver y tejió relaciones con los acreedores internacionales que financiaban al gobierno.
También hizo campaña contra la corrupción que gangrenaba ya las nuevas instituciones y adquirió una reputación de hombre inflexible, a menudo con un carácter muy severo, que le persigue hasta hoy.
Un personaje desgastado
Nunca ha dejado que nadie se “acerque demasiado”, según el ensayista paquistaní Ahmed Rashid, que le conoce desde hace más de 30 años.
“Sus ataques de ira y su arrogancia hacia sus compatriotas afganos lo han convertido en un personaje detestado”, agrega. Su acceso al poder se concreta gracias a un acuerdo con su rival, Abdullah, que se convierte en jefe de un gobierno de unidad nacional auspiciado por Estados Unidos.
Antes de lanzarse a la conquista de la presidencia, Ghani supervisaba la transferencia de atribuciones de las tropas de la coalición de la OTAN a los afganos.
Sus relaciones con Estados Unidos, que parecían ser buenas, se envenenaron cuando Washington decidió negociar directamente con los talibanes en Doha.
Su aliado lo dejó de lado en estas conversaciones ya que los talibanes así lo pidieron y posteriormente Washington le obligó a liberar a 5.000 insurgentes, una condición estipulada en unas negociaciones que finalmente no han prosperado.
Todos los ofrecimientos de paz, excepto una tregua breve en junio de 2018, fueron rechazados por los insurgentes, que calificaron al gobierno de Ghani de “marioneta” de Estados Unidos.
El presidente está casado con Rula, a la que conoció cuando estudiaba en la Universidad Americana de Beirut, y tiene dos hijos.
Recientemente, superó un cáncer de estómago que le obliga a seguir a rajatabla un severo régimen.
“No preveo llevar una vida aislada”, había dicho a la AFP antes de convertirse en presidente. Pero finalmente sí lo hizo, cada vez se aisló más en su palacio y solo confiaba en un puñado de colaboradores.
Se informó anteriormente que Ghani huyó con cuatro autos y un helicóptero que estaba lleno de dinero en efectivo que supuestamente pertenece a los ciudadanos afganos. En ese momento, no se conocía el monto monetario real. Ahora ha surgido que el helicóptero contenía hasta 169 millones de dólares en efectivo, que se cree que es dinero público.