Filtran la guerra en Afganistán
Estados Unidos advierte que las revelaciones ponen en riesgo a las tropas.
Redacción Internacional
Se le dio el nombre de ‘Diario de guerra afgano’ aunque no fuera un reporte estricto de las actividades que día a día las fuerzas de OTAN practican en Afganistán. En realidad el título parece mucho más simbólico que práctico: como en la mayoría de los casos, los diarios están revestidos de cierta confidencialidad, de información clasificada. En esta oportunidad, fueron cerca de 91.000 archivos de campo del Ejército de Estados Unidos sobre la guerra en el país centro-asiático los que se difundieron como una nube de polvo por la prensa internacional.
Detrás de toda esta publicación apareció el nombre de WikiLeaks (ver recuadro), una organización dedicada a revelar documentos secretos a través de la web gracias a filtraciones de información que reciben de diversas fuentes, siempre resguardadas en el anonimato. En abril de este año, WikiLeaks cobró sonoridad al difundir un video, captado en Irak (2007), en el que se veía cómo un grupo de civiles, entre ellos un fotógrafo de la agencia Reuters, fueron atacados desde un helicóptero estadounidense.
El ‘Diario de guerra afgano’, que recopila documentos redactados entre 2004 y 2010, fue lanzado a la luz pública desde tres plataformas principales: los diarios The New York Times, en Estados Unidos; The Guardian, en el Reino Unido, y Der Spiegel, en Alemania.
La revelación de los documentos dejó en el aire información que resultó sumamente incómoda para la Casa Blanca. Varios archivos dan cuenta de muertes de civiles causadas por las tropas, que no se registraron en los informes oficiales. También se presentan evidencias del llamado “doble juego pakistaní”, en el que al parecer un sector de los servicios de inteligencia de Pakistán, vecino de Afganistán y aliado de Estados Unidos en la lucha contrainsurgente, mantiene informados a los talibanes sobre los movimientos de las tropas extranjeras. El asunto se agudiza al conocer que anualmente, desde Washington, se entregan US$1.000 millones al gobierno de Islamabad para financiar su apoyo en la guerra.
Uno de los informes, con fecha del 3 de septiembre de 2009, relata cómo un precipitado bombardeo aéreo segó la vida de un número no reportado de civiles. La insurgencia talibán robó dos camiones de combustible en la provincia de Kunduz y los abandonó cerca de un río porque el barro de la ciénaga impidió su avance.
El reporte oficial señalaba que desde el aire se observaba a un grupo de 70 terroristas, por eso se le ordenó al F-15 que patrullaba la zona proceder al bombardeo. En realidad, se trataba de civiles que abordaron los tanques para saquear el combustible, los talibanes los habían abandonado para huir.
The Guardian publica además datos sobre la existencia de una unidad secreta de fuerzas especiales que se encarga de ejecutar líderes talibanes sin juicio previo. Asimismo, el diario señala como explicación para las muertes civiles la predisposición de las tropas extranjeras a disparar sin demasiados miramientos. Los soldados “abren fuego contra conductores desarmados o motociclistas para protegerse de terroristas suicidas”
El escándalo de las filtraciones se suma al desafortunado desarrollo que la guerra de Afganistán ha tenido en 2010 para Washington. No sólo se perfila como el año de más bajas en las fuerzas de la OTAN (hasta ahora van 386), sino como el período en el que se desató hasta ahora la mayor polémica en nueve años de conflicto. Hace apenas un mes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, relevaba del cargo de comandante de las tropas en Afganistán al general Stanley McChrystal. En una entrevista concedida a la revista Rolling Stone, el militar se refirió de forma burlona al poco conocimiento que el Gobierno tenía del conflicto y dejaba mal parados a algunos funcionarios cercanos al presidente Obama.
Este lunes, el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, advirtió que revelaciones como las de WikiLeaks pueden poner en riesgo la integridad de las tropas en Afganistán y que el presidente conocía la situación desde la semana pasada, después de que el gobierno se reuniera con los medios de comunicación que tuvieron acceso a la información. El general James Jones, consejero de Seguridad Nacional, subrayó que los documentos filtrados abarcan el período entre enero de 2004 y diciembre de 2009, la mayor parte durante el mandato del presidente George W. Bush.
Wikileaks, la nueva "amenaza"
Con 1,2 millones de documentos oficiales y clasificados que han hecho públicos, Wikileaks (Wikifiltraciones) es una página de internet que permite a usuarios anónimos filtrar documentos públicos. La página fue fundada en 2006 y ha crecido con tal velocidad, que hoy es considerada incluso una “amenaza” para el Pentágono —asunto que, precisamente, es mencionado en uno de los documentos que sacaron a la luz esta semana—. Wikileaks ganó en 2008 el premio al medio de comunicación del año de la revista ‘Economist’. Y en 2009 el portal ganó el premio de Amnistía Internacional en la categoría de Nuevos Medios.
Se le dio el nombre de ‘Diario de guerra afgano’ aunque no fuera un reporte estricto de las actividades que día a día las fuerzas de OTAN practican en Afganistán. En realidad el título parece mucho más simbólico que práctico: como en la mayoría de los casos, los diarios están revestidos de cierta confidencialidad, de información clasificada. En esta oportunidad, fueron cerca de 91.000 archivos de campo del Ejército de Estados Unidos sobre la guerra en el país centro-asiático los que se difundieron como una nube de polvo por la prensa internacional.
Detrás de toda esta publicación apareció el nombre de WikiLeaks (ver recuadro), una organización dedicada a revelar documentos secretos a través de la web gracias a filtraciones de información que reciben de diversas fuentes, siempre resguardadas en el anonimato. En abril de este año, WikiLeaks cobró sonoridad al difundir un video, captado en Irak (2007), en el que se veía cómo un grupo de civiles, entre ellos un fotógrafo de la agencia Reuters, fueron atacados desde un helicóptero estadounidense.
El ‘Diario de guerra afgano’, que recopila documentos redactados entre 2004 y 2010, fue lanzado a la luz pública desde tres plataformas principales: los diarios The New York Times, en Estados Unidos; The Guardian, en el Reino Unido, y Der Spiegel, en Alemania.
La revelación de los documentos dejó en el aire información que resultó sumamente incómoda para la Casa Blanca. Varios archivos dan cuenta de muertes de civiles causadas por las tropas, que no se registraron en los informes oficiales. También se presentan evidencias del llamado “doble juego pakistaní”, en el que al parecer un sector de los servicios de inteligencia de Pakistán, vecino de Afganistán y aliado de Estados Unidos en la lucha contrainsurgente, mantiene informados a los talibanes sobre los movimientos de las tropas extranjeras. El asunto se agudiza al conocer que anualmente, desde Washington, se entregan US$1.000 millones al gobierno de Islamabad para financiar su apoyo en la guerra.
Uno de los informes, con fecha del 3 de septiembre de 2009, relata cómo un precipitado bombardeo aéreo segó la vida de un número no reportado de civiles. La insurgencia talibán robó dos camiones de combustible en la provincia de Kunduz y los abandonó cerca de un río porque el barro de la ciénaga impidió su avance.
El reporte oficial señalaba que desde el aire se observaba a un grupo de 70 terroristas, por eso se le ordenó al F-15 que patrullaba la zona proceder al bombardeo. En realidad, se trataba de civiles que abordaron los tanques para saquear el combustible, los talibanes los habían abandonado para huir.
The Guardian publica además datos sobre la existencia de una unidad secreta de fuerzas especiales que se encarga de ejecutar líderes talibanes sin juicio previo. Asimismo, el diario señala como explicación para las muertes civiles la predisposición de las tropas extranjeras a disparar sin demasiados miramientos. Los soldados “abren fuego contra conductores desarmados o motociclistas para protegerse de terroristas suicidas”
El escándalo de las filtraciones se suma al desafortunado desarrollo que la guerra de Afganistán ha tenido en 2010 para Washington. No sólo se perfila como el año de más bajas en las fuerzas de la OTAN (hasta ahora van 386), sino como el período en el que se desató hasta ahora la mayor polémica en nueve años de conflicto. Hace apenas un mes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, relevaba del cargo de comandante de las tropas en Afganistán al general Stanley McChrystal. En una entrevista concedida a la revista Rolling Stone, el militar se refirió de forma burlona al poco conocimiento que el Gobierno tenía del conflicto y dejaba mal parados a algunos funcionarios cercanos al presidente Obama.
Este lunes, el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, advirtió que revelaciones como las de WikiLeaks pueden poner en riesgo la integridad de las tropas en Afganistán y que el presidente conocía la situación desde la semana pasada, después de que el gobierno se reuniera con los medios de comunicación que tuvieron acceso a la información. El general James Jones, consejero de Seguridad Nacional, subrayó que los documentos filtrados abarcan el período entre enero de 2004 y diciembre de 2009, la mayor parte durante el mandato del presidente George W. Bush.
Wikileaks, la nueva "amenaza"
Con 1,2 millones de documentos oficiales y clasificados que han hecho públicos, Wikileaks (Wikifiltraciones) es una página de internet que permite a usuarios anónimos filtrar documentos públicos. La página fue fundada en 2006 y ha crecido con tal velocidad, que hoy es considerada incluso una “amenaza” para el Pentágono —asunto que, precisamente, es mencionado en uno de los documentos que sacaron a la luz esta semana—. Wikileaks ganó en 2008 el premio al medio de comunicación del año de la revista ‘Economist’. Y en 2009 el portal ganó el premio de Amnistía Internacional en la categoría de Nuevos Medios.