Furia en Libia: la mano del hombre exacerbó la catástrofe de Derna
La corrupción y el abandono de la infraestructura en Libia, así como su desmantelamiento, habrían exacerbado la tragedia en la ciudad de Derna. La población carga con tristeza y enojo. El jueves la cifra de muertos superó los 11.300.
La desesperanza y el drama crecen con el paso de las horas en Derna, la ciudad de Libia más afectada por el paso del ciclón Daniel. El jueves, los responsables de la Media Luna Roja en el país reportaron que el número de muertos se disparó de 5.500 a 11.300, y todavía hay unas 10.000 personas desaparecidas. Se trata, entonces, del desastre por inundaciones más mortífero en África desde que empezaron los registros hace un siglo. Los cadáveres están por todas partes. Y mientras la población entierra a sus seres queridos en fosas comunes, la furia también se hace visible, pues la magnitud del desastre sería culpa de la mano del hombre.
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La desesperanza y el drama crecen con el paso de las horas en Derna, la ciudad de Libia más afectada por el paso del ciclón Daniel. El jueves, los responsables de la Media Luna Roja en el país reportaron que el número de muertos se disparó de 5.500 a 11.300, y todavía hay unas 10.000 personas desaparecidas. Se trata, entonces, del desastre por inundaciones más mortífero en África desde que empezaron los registros hace un siglo. Los cadáveres están por todas partes. Y mientras la población entierra a sus seres queridos en fosas comunes, la furia también se hace visible, pues la magnitud del desastre sería culpa de la mano del hombre.
En el foco de todos están las dos represas, ubicadas en el río Wadi Derna, que se desbordaron con el paso de la tormenta Daniel. El colapso de las represas exacerbó la catástrofe: el agua fue enviada hacia donde estaba la población. El vicealcalde de la ciudad, Ahmed Madroud, dijo tras la tragedia que las represas no recibieron el mantenimiento adecuado desde 2002, cuando todavía gobernaba en el país el dictador Muammar Gaddafi.
Dos décadas después, investigadores de la Universidad Omar Al-Mukhtar advirtieron que las represas necesitaban mantenimiento urgente ante el riesgo de inundaciones, pero no se tomaron medidas. Esto quiere decir que ni Gaddafi ni las administraciones posteriores a la revolución que lo derrocó en 2011 siguieron las advertencias de los expertos e ignoraron el problema.
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Desde la caída de Gaddafi, Derna ha saltado de tragedia en tragedia: cayó en manos del Estado Islámico y luego del general Khalifa Haftar, quien asedió la ciudad con intensos bombardeos hasta hacerla suya en 2018. Desde entonces ha estado bajo el control del Ejército Nacional Libio, fiel a Haftar, que, según expertos, ha propiciado la corrupción -un mal que ya existía- y el abandono de la infraestructura, que conduce a más problemas.
“La corrupción y la mala gestión financiera son la causas detrás del fracaso de la infraestructura que ha asolado a Libia durante décadas, pero los sucesivos regímenes son culpables, y es la autoridad de inversión militar la que ha canibalizado la infraestructura pública de Libia en el este, destruyéndola para ser contrabandeada y vendida por chatarra”, señala Anas El Gomati, fundador y director del Instituto Sandeq, consultado por Al AJzeera.
Como dice El Gomati, no solo es el abandono de la infraestructura, sino su desmantelamiento y contrabando. La maquinaria de la empresa turca Arsel, que abandonó el país por las condiciones de seguridad en 2011, fue robada del sitio de operación de las represas, en las que se suponía iba a realizar reparaciones. Esta maquinaria fue robada y contrabandeada, y el sitio de construcción quedó en desuso. Este otro ingrediente, la seguridad, ha llevado a que los contratistas extranjeros no quieran volver a Libia, pues no consideran que el país fuera seguro.
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No suficiente con el descuido de la infraestructura, se ha denunciado que los militares del Ejército Nacional Libio de Haftar no instruyeron de manera correcta a la población para evacuar la zona, sino que decretaron en su lugar un toque de queda que habría socavado los esfuerzos para la evacuación. Ante estas revelaciones, los gobiernos rivales de Abdel Hamid Dabaiba, con sede en Trípoli y reconocido por Naciones Unidas, y el de Mohamed al-Menfi, proclamado presidente del Consejo Presidencial de Libia, con control en el este, han pedido una investigación.
“La investigación responsabilizará a todos los que cometieron un error o se descuidaron al abstenerse o tomar acciones que resultaron en el colapso de las presas de la ciudad”, dijo Al-Menfi.
Quien está llamado a investigar todas las denuncias sobre descuido e inacción sobre las represas es el fiscal Al-Siddiq Al-Sour, uno de los pocos funcionarios cuyo mandato se extiende por toda Libia, en medio de los enfrentamientos entre gobiernos rivales que se disputan el control del país. Si bien Al-Sour tiene mandato a nivel nacional, las rivalidades anticipan un proceso de búsqueda de responsabilidad complicado, pero la conclusión es evidente: sin un gobierno unificado, Libia continuará siendo vulnerable al impacto de desastres naturales, que podrían presentarse más seguido debido a los efectos del cambio climático.
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