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                                                                                                                                Futuro de pensiones depende de política monetaria

                                                                                                                                El director ejecutivo del influyente “holding” de gestión de activos GAM, Alexánder Friedman, analiza la desigualdad de ingresos, los fondos de pensiones y las políticas de los bancos emisores.

                                                                                                                                Alexánder Friedman / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Alexánder Friedman fue director global de inversiones en UBS, director financiero de la Fundación Bill y Melinda Gates y becario en la Casa Blanca durante el gobierno de Clinton. / Bloomberg
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Piénsese en la respuesta a la crisis financiera de 2008. Tras casi un decenio de políticas monetarias no convencionales por parte de los bancos centrales de los países desarrollados, las 35 economías de la OCDE hoy disfrutan de crecimiento simultáneo, y los mercados financieros atraviesan el segundo período alcista continuado más largo de la historia. El S&P 500 subió 250 % desde marzo de 2009 y uno estaría tentado a declarar que políticas monetarias inéditas como la flexibilización cuantitativa (FC) y la fijación de bajísimos tipos de interés han sido un éxito.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Además, pese a que el estímulo monetario redujo a mínimos históricos el costo del endeudamiento y la refinanciación para las empresas, estas no han sentido mucha presión para subir los salarios. En EE. UU., el salario real en 2017 fue apenas 10 % superior al de 1973. Y pese al volumen y la duración del estímulo monetario, los bancos centrales no consiguieron alcanzar las metas de inflación. Algunos factores que pueden explicarlo son: una presión deflacionaria derivada del envejecimiento demográfico; la globalización y la disponibilidad de mano de obra barata en el extranjero; la difusión de la automatización y de tecnologías que permiten ahorrar mano de obra; mejoras de productividad del sector energético que neutralizan los aumentos de precios; u otros. Cualquiera sea la explicación, el efecto neto de que haya poca inflación en los países desarrollados es desestabilización del tejido social y una distribución más desigual de la riqueza, que sirve de aliciente al populismo.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Pero en tanto que los gestores de inversiones lanzaron miles de productos nuevos para satisfacer la demanda creciente, el entorno favorable a la inversión pasiva empezó a cambiar. Para empezar, los bancos centrales han comenzado, o comenzarán pronto, a normalizar la política monetaria y revertir sus compras de bonos. Los índices de dispersión, entre activos y dentro de clases de activos, están en aumento, y el péndulo de la rentabilidad ya oscila de nuevo hacia la gestión activa. Al mismo tiempo, la enorme acumulación de inversiones pasivas en los últimos diez años supone un riesgo ampliado de mala asignación de capital y distorsiones de precios de los activos, a la vez que plantea inquietudes respecto del deber fiduciario de prudencia y otras cuestiones sistémicas.

                                                                                                                                Un tercer motivo de cautela es que los bancos centrales todavía tienen que completar la reversión de las políticas no convencionales y reducir sus gigantescos balances. Si manejar la crisis financiera e implementar políticas nunca antes vistas pareció difícil, prepárese para lo que viene: una retirada de niveles inéditos de liquidez de la economía. Los balances de la Reserva Federal de EE. UU., del Banco Central Europeo, del Banco de Japón, del Banco de Inglaterra y del Banco Nacional de Suiza se inflaron hasta una cifra combinada de 15,5 billones de dólares, es decir, cuatro veces más que a fines de 2007.

                                                                                                                                El gran repliegue que aguarda a la economía mundial introducirá una multitud de nuevos riesgos importantes. El volumen de los balances de los bancos centrales es función de la demanda de dinero y de la oferta creada por la expansión monetaria. Incluso si las autoridades monetarias logran medir la demanda de dinero con precisión suficiente para asegurar un ajuste estable de sus balances en 2018 y después, subsistirán otros desafíos. Por ejemplo, si los participantes del mercado, que nunca presenciaron semejante normalización monetaria, interpretaran mal las intenciones de los bancos centrales, podría repetirse el derrumbe del mercado de bonos de 1994. Y el reciente cambio de autoridades de la Reserva Federal aumenta la incertidumbre respecto de que haya una comunicación eficaz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                A poco de iniciado 2018 debemos esperar que los bancos centrales sean tan hábiles para reducir su papel en la economía global como lo fue Reagan para poner otra vez el mercado en el centro de la economía estadounidense. El éxito dependerá de dos factores. En primer lugar, los bancos centrales deben resistir la politización y mantener su independencia y extraordinario conocimiento técnico. Y en segundo lugar, implementar la gran normalización gradualmente y sin movimientos bruscos. Pero para hacerlo, tendrán que mantener el complicado equilibrio entre crecimiento moderado sostenido y baja inflación que caracterizó a 2017.

                                                                                                                                Traducción: Esteban FlaminiCopyright: Project Syndicate, 2017.www.project-syndicate.org.

                                                                                                                                Alexánder Friedman fue director global de inversiones en UBS, director financiero de la Fundación Bill y Melinda Gates y becario en la Casa Blanca durante el gobierno de Clinton. / Bloomberg
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Piénsese en la respuesta a la crisis financiera de 2008. Tras casi un decenio de políticas monetarias no convencionales por parte de los bancos centrales de los países desarrollados, las 35 economías de la OCDE hoy disfrutan de crecimiento simultáneo, y los mercados financieros atraviesan el segundo período alcista continuado más largo de la historia. El S&P 500 subió 250 % desde marzo de 2009 y uno estaría tentado a declarar que políticas monetarias inéditas como la flexibilización cuantitativa (FC) y la fijación de bajísimos tipos de interés han sido un éxito.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Además, pese a que el estímulo monetario redujo a mínimos históricos el costo del endeudamiento y la refinanciación para las empresas, estas no han sentido mucha presión para subir los salarios. En EE. UU., el salario real en 2017 fue apenas 10 % superior al de 1973. Y pese al volumen y la duración del estímulo monetario, los bancos centrales no consiguieron alcanzar las metas de inflación. Algunos factores que pueden explicarlo son: una presión deflacionaria derivada del envejecimiento demográfico; la globalización y la disponibilidad de mano de obra barata en el extranjero; la difusión de la automatización y de tecnologías que permiten ahorrar mano de obra; mejoras de productividad del sector energético que neutralizan los aumentos de precios; u otros. Cualquiera sea la explicación, el efecto neto de que haya poca inflación en los países desarrollados es desestabilización del tejido social y una distribución más desigual de la riqueza, que sirve de aliciente al populismo.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Pero en tanto que los gestores de inversiones lanzaron miles de productos nuevos para satisfacer la demanda creciente, el entorno favorable a la inversión pasiva empezó a cambiar. Para empezar, los bancos centrales han comenzado, o comenzarán pronto, a normalizar la política monetaria y revertir sus compras de bonos. Los índices de dispersión, entre activos y dentro de clases de activos, están en aumento, y el péndulo de la rentabilidad ya oscila de nuevo hacia la gestión activa. Al mismo tiempo, la enorme acumulación de inversiones pasivas en los últimos diez años supone un riesgo ampliado de mala asignación de capital y distorsiones de precios de los activos, a la vez que plantea inquietudes respecto del deber fiduciario de prudencia y otras cuestiones sistémicas.

                                                                                                                                Un tercer motivo de cautela es que los bancos centrales todavía tienen que completar la reversión de las políticas no convencionales y reducir sus gigantescos balances. Si manejar la crisis financiera e implementar políticas nunca antes vistas pareció difícil, prepárese para lo que viene: una retirada de niveles inéditos de liquidez de la economía. Los balances de la Reserva Federal de EE. UU., del Banco Central Europeo, del Banco de Japón, del Banco de Inglaterra y del Banco Nacional de Suiza se inflaron hasta una cifra combinada de 15,5 billones de dólares, es decir, cuatro veces más que a fines de 2007.

                                                                                                                                El gran repliegue que aguarda a la economía mundial introducirá una multitud de nuevos riesgos importantes. El volumen de los balances de los bancos centrales es función de la demanda de dinero y de la oferta creada por la expansión monetaria. Incluso si las autoridades monetarias logran medir la demanda de dinero con precisión suficiente para asegurar un ajuste estable de sus balances en 2018 y después, subsistirán otros desafíos. Por ejemplo, si los participantes del mercado, que nunca presenciaron semejante normalización monetaria, interpretaran mal las intenciones de los bancos centrales, podría repetirse el derrumbe del mercado de bonos de 1994. Y el reciente cambio de autoridades de la Reserva Federal aumenta la incertidumbre respecto de que haya una comunicación eficaz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Traducción: Esteban FlaminiCopyright: Project Syndicate, 2017.www.project-syndicate.org.

                                                                                                                                Por Alexánder Friedman / Especial para El Espectador

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