Grupo Wagner: la variable rusa que se suma a la ecuación del conflicto en Sudán
Los mercenarios rusos, que también combaten en el oriente de Ucrania, han sido señalados de empezar desde hace años operaciones en África. Tanto Siria, como Libia y ahora Sudán, se han convertido en centro de operaciones que el grupo armado utiliza para diferentes propósitos, entre ellos los de extraer oro y petróleo del continente negro.
Tomás Tarazona Ramírez
El suelo de las calles de Jartum empezó a transformarse rápidamente. El peso de los tanques parecía que iba a fracturar el pavimento de las avenidas. En cuestión de minutos, empezaron a caer los casquillos de las balas que se disparaban los dos grupos que buscan asegurarse con el control de Sudán. Un estruendo. Luego otro. Los gritos de auxilio no se alcanzan a escuchar en medio de los combates. Se convierten en alaridos sordos. No hay certeza sobre cuáles palabras evocan aquellos que tratan de escapar y qué silabas vociferan los que aprietan el gatillo. Menos claro aún es qué futuro se puede esperar de la escalada de violencia que se vive en Sudán.
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El suelo de las calles de Jartum empezó a transformarse rápidamente. El peso de los tanques parecía que iba a fracturar el pavimento de las avenidas. En cuestión de minutos, empezaron a caer los casquillos de las balas que se disparaban los dos grupos que buscan asegurarse con el control de Sudán. Un estruendo. Luego otro. Los gritos de auxilio no se alcanzan a escuchar en medio de los combates. Se convierten en alaridos sordos. No hay certeza sobre cuáles palabras evocan aquellos que tratan de escapar y qué silabas vociferan los que aprietan el gatillo. Menos claro aún es qué futuro se puede esperar de la escalada de violencia que se vive en Sudán.
Aunque en el tablero la situación del país africano no sea considerada aún como una guerra civil, todos los alfiles están puestos para un combate que parece prolongarse durante mucho tiempo más. Por un lado, está el Ejército de Sudan, quienes ostentan el poder y en el otro, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), paramilitares que anhelan manejar los hilos políticos. Sin embargo, a la ecuación del conflicto se ha sumado una nueva variable: el Grupo Wagner, mercenarios en su mayoría rusos y europeos, que desde hace años hacen presencia en el tercer país más grande de África.
Los contendientes
En teoría, para librar una batalla o desencadenar un conflicto son necesarios dos protagonistas. Uno que defienda el estado de las cosas y otro que quiera subvertir el orden. Dentro de las fronteras de Sudán, la presencia de actores extranjeros ha sido un fenómeno que refuta la tesis.
La presencia del grupo Wagner en Sudán es una historia de años de antigüedad. Antes que el expresidente Omar al-Bashir fuera derrocado, el entonces mandatario sudanés viajó a Rusia en 2017 para ofrecer su país como “la puerta de entrada a África”. La petición se ajustaba con los deseos del Kremlin de expandir sus empresas en África o Asia, como lo ha hecho en Siria, Libia, Mali, entre otros.
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La propuesta de al-Bashir fue aprovechada por Moscú inmediatamente, ya que una empresa rusa llamada M Invest empezó a hacer negocios y obtener concesiones para hacer minería en Sudán a través de una de sus filiales: Meroe Gold. La corporación, que se encarga principalmente de extraer oro y metales preciosos, fue definida por el Departamento del Tesoro de EE. UU. como una persona jurídica que “es designada o está bajo el control de Yevgeniy Prigozhin” el líder del grupo Wagner que hoy es señalado cubrir varios de los frentes de guerra en el oriente de Ucrania.
¿Qué ganaba al-Bashir con este trato? Cuando el presidente de Sudán, que ya cumplía casi tres décadas en el poder, viajó a Rusia, ya había señales de inestabilidad en el país africano. Amnistía Internacional denunció en 2017 que activistas de la oposición habían sido detenidos arbitrariamente “porque apoyaron las protestas” contra el mandatario.
La represión fue denunciada tanto por Estados Unidos como por varios países de la región. Un reporte desde Washington alertó que en “el papel de Prigozhin en Sudán destaca la interacción entre las operaciones paramilitares de Rusia, el apoyo para preservar los regímenes autoritarios y la explotación de los recursos naturales”.
Para Samuel Ramadi, un escritor que estudió las relaciones de Moscú en África, Wagner tenía como principal función “proteger los recursos minerales, particularmente los recursos de oro, y actuar como una fuerza de apoyo para el gobierno de Bashir en términos de protegerlo de la oposición internacional”, según dijo en diálogo con Al Jazeera.
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Es decir, que la presencia del grupo Wagner en Sudán no obedecían únicamente a la fiebre del oro, tenía como propósito servir como instrumento político y militar de al-Bashir en caso de enfrentarse a un intento de derrocamiento. Cosa que en efecto ocurrió en 2019.
Tan solo dos años después de su visita a Rusia, al-Bashir fue derrocado y tuvo que abandonar la jefatura de Estado. Sin embargo, mientras permaneció en la presidencia, al-Bashir tuvo varios vínculos económicos y de seguridad con Rusia, entre los cuales estaba tener tratos especiales a la hora de comerciar petróleo, gas, oro o asistencia militar.
El New York Times reveló que en las protestas de 2019 que dieron el último empujón a al-Bashir antes de dejar el poder, Meroe Gold, la empresa de Prigozhin, llevó a Sudán 13 toneladas de equipamiento policial; entre ellos escudos antidisturbios, cascos y bolillos. Justo en esas manifestaciones, el Gobierno y las RSF, el grupo paramilitar que hoy protagoniza la violencia en el país africano, llevaron a cabo la conocida masacre de Jartum que dejó 128 personas muertas.
Nuevos amigos
Una vez derrocado al-Bashir, hubo dos grupos que pretendieron instalarse en el Gobierno de Sudán: una cúpula militar del Ejército y las RSF. No obstante, el grupo Wagner siguió manejando sus actividades mineras desde 2019 hasta la actualidad, un negocio que ha funcionado. En cuestión de una década, informa el Consejo Mundial de Oro, Rusia ha cuadriplicado sus reservas de oro.
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De acuerdo con los registros de esta organización, en 2007 Moscú poseía 450 toneladas de este metal. Una cantidad que se ha potenciado hasta llegar a las 2.301 toneladas que Rusia resguardaba a finales de 2022. Es importante mencionar que la entidad dejó de hacer seguimiento a las reservas de oro de Rusia desde 2023, por lo que no se sabe si durante el primer período de este año la suma ha seguido creciendo. Para France 24, el acaparamiento de oro en Rusia, que proviene en su mayoría de África, ha sido “destinado a sostener la economía rusa frente a las sanciones occidentales y financiar la guerra de Ucrania”.
Los combates que han dejado decenas de muertos en Sudán esta semana volvieron a revivir las dudas sobre el papel que tiene Wagner en esta escalada de violencia. Es importante decir que ni el grupo Wagner ni fuentes africanas han confirmado que los combates en Jartum y otras ciudades sudanesas hayan tenido participación de los mercenarios. Pero una investigación del proyecto All Eyes On Wagner señaló que a través del código abierto hay evidencias que aviones provenientes de Rusia han entregado armas a las RSF.
Las conclusiones de la organización indican que “al parecer, el avión (ruso) entregó armas a las RSF en el Campamento Chevrolet, una de las bases logísticas más importantes” para los paramilitares “situada en Karab Toum, cerca de la frontera con Libia”.
Por su parte, CNN también han respaldado estos señalamientos. El medio estadounidense asegura que este envío de armas se produjo tan solo dos días antes de que los combates iniciaran en Sudán; es decir, el pasado el 13° de abril. “Fuentes de diplomáticas sudanesas y regionales” aseguraron que “los misiles tierra-aire (de origen ruso) han reforzado significativamente a los combatientes paramilitares y su líder”, acota CNN.
¿Conexiones con Rusia?
Hasta el momento los vínculos entre Rusia y el grupo Wagner no han sido confirmados oficialmente. Aunque los mercenarios hagan parte de la invasión de Moscú a Ucrania, tanto Vladimir Putin como Prigozhin no han aceptado que haya un trabajo conjunto. Sin embargo, gobiernos de Occidente y analistas coinciden en que la conexión del Kremlin con Wagner es evidente.
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Por ejemplo, la presencia del grupo Wagner coincide con los objetivos políticos y militares que Rusia mantiene en varios países, como Ucrania, Siria o Libia.
Samuel Ramani, miembro del Royal Services Institute aseguró para Euronews que “el centro de entrenamiento está muy cerca de la base del GRU (el servicio de inteligencia militar ruso). […] Así que eso es muy interesante, porque muestra los vínculos quizás entre los servicios de inteligencia de Rusia y el Grupo Wagner”. Por su parte, el Kremlin condenó la violencia en Sudán y pidió calma.
“Hoy, ni un solo combatiente Wagner está en Sudán. Y es así, desde hace dos años”, aclaró Prigozhin.
Para el proyecto All Eyes On Wagner hay un hilo que conecta a Rusia con Sudán: la construcción de un puerto naval en una ciudad sudanesa. En 2020, Putin aseguró su intención de empezar una construcción en Port Sudan, lo que le traería beneficios económicos debido a las sanciones impuestas por EE. UU. Esto habría motivado, tal como asegura la organización, en que Putin a través de Wagner hubiese establecido contactos para llevar a cabo su construcción naval. En toda esta historia, Hemetti, el líder del grupo paramilitar que actualmente combate en Sudán, declaró su aprobación a esta concesión.
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Para Alex de Waal, un académico de la Universidad de Tufts, todo el futuro del conflicto en Sudán depende de qué tanto se prolongue en el tiempo. Consultado por Infobae, Waal aclaró que “a menos que termine rápidamente, el conflicto se convertirá en un juego de varios niveles con actores regionales y algunos internacionales que persiguen sus intereses, utilizando dinero, suministros de armas y posiblemente sus propias tropas o representantes”.
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