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Cada vez que el señor Trump dice que la elección presidencial del próximo 8 de noviembre en Estados Unidos podría estar “amañada” y que tal vez no respete el resultado si pierde, hombres armados de varios estados del sur y medio oeste del país agarran sus armas y se reúnen para “preparase”. (Visite aquí nuestro especial dedicado a las elecciones en Estados Unidos)
¿Para qué? Según los miembros de la Fuerza de Seguridad Tres por Ciento, en Georgia, compuesta por cerca de 80 hombres con rifles y otras armas, “para planear una posible marcha armada a Washington si gana Clinton”.
No son los únicos. Una serie de grupos extremistas armados se preparan para lo mismo, según reveló The New York Times. Otro grupo de estos, llamado Oath Keepers —que envió a gente armada a los disturbios raciales en Ferguson, Misuri—, instó a sus miembros a vigilar centros de votación ante señales de fraude.
Lo que hizo el candidato republicano, Donald Trump, con su discurso xenófobo, racista y antiinmigrante fue animar a miembros de estas milicias armadas, que confiesan estar de acuerdo con la promesa del magnate, de “hacer a América grande otra vez”. Dicen que están de acuerdo con las ideas de Trump, de deportar a los inmigrantes ilegales, impedir que los musulmanes ingresen a Estados Unidos y construir un muro a lo largo de la frontera con México.
Trump sabe del monstruo peligroso que ha despertado y lo anima. En un discurso en Georgia (sede de varias milicias armadas), el republicano aseguró (a sabiendas de que no es cierto) que “Clinton va a abolir la Segunda Enmienda —que defiende el derecho a portar armas—. Y agregó: “Si tanto odia Hillary las armas, que se desarmen sus guardaespaldas… a ver qué pasa”.
Aunque parezca increíble, esas palabras encontraron mucho eco. Matt Bevin, gobernador republicano de Kentucky, incluso pintó este escenario: “Se podría contemplar una insurrección armada contra Clinton. Quiero que seamos capaces de luchar ideológica, mental, espiritual, económicamente, para que no tengamos que hacerlo físicamente. Pero este, de hecho, podría ser el caso”.
En una entrevista, incluso, advirtió sobre un derramamiento de sangre. ¿De quién será la sangre que se vertirá? Podría ser de la gente de esta sala. Podría ser la de nuestros hijos y nietos. Tengo nueve hijos. Me rompe el corazón pensar que pueda ser su sangre la que se necesite para redimir algo, para reclamar algo que, por nuestra apatía e indiferencia, se ha abandonado. No dejen que eso pase”, dijo.
Frente al surgimiento de esta amenaza, la revista Foreign Policy publicó una serie de escenarios “extremos” en caso de un triunfo de Clinton. De acuerdo con Joel Garreau, un experto que estudia esas posibilidades, “nunca creí que diría esto, pero puede haber una insurrección armada. Este futuro puede ser creíble”, escribió. Este profesor de la Universidad de Arizona señaló que esto se hace más posible si Trump no reconoce el resultado electoral. “Los actos violentos, que al principio serían pocos, podrían multiplicarse en regiones del sur y medio oeste que podrían desconocer al Gobierno.
La Fuerza de Seguridad de Georgia, reporta NYT, es una de las decenas de milicias extremistas de todo el país que se han reunido en torno a la campaña presidencial de Donald J. Trump, alentado por sus palabras. “Pero ningún tema individual motiva a los milicianos más que los cañones y la creencia duradera de que Hillary Clinton puede desarmarlos”.
Los grupos paramilitares armados ganaron terreno a comienzos de la década de 1990. Sin embargo, tras el ataque con bombas a un edificio federal en Oklahoma, en 1995, por un militante que dejó 168 muertos, se dispersaron. Eso hasta que Barack Obama llegó a la presidencia. Desde entonces, se reagruparon ante el temor de que les quiten las armas. EE. UU. es el país más armado del mundo con 265 millones de armas: una por adulto, en promedio.
El Southern Poverty Law Center (SPLC), que sigue la evolución de grupos extremistas, calcula que había cerca de 276 milicias activas el año pasado en Estados Unidos. “En los últimos años, grupos armados se han enfrentado a autoridades federales en una serie de disputas por el uso de tierras en el oeste del país”, recuerda.
El director del SPLC, Richard Cohen, advirtió en el Congreso sobre la amenaza de ataques en el país. “Pero no de Al Qaeda o el ISIS, sino por estadounidenses de extrema derecha”.
El discurso del candidato republicano los anima, pues les permite decir en voz alta lo que nadie se atrevía hasta hace poco. Otros empresarios de bienes raíces también han insinuado actos de violencia.
“Si Trump pierde, agarro mi escopeta”, dijo el ex representante por Illinois Joe Walsh, en Twitter.