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Con 91 años, lo único que el veterano Ryu Jae-sik quiere ver es el final real de la guerra en la que luchó. En 1950, Jae-sik, como miles de jóvenes, fue reclutado para luchar por Corea del Sur tras la invasión del Norte comunista que empezó el 25 de junio de ese año.
El objetivo de los comunistas era reunificar a la fuerza la península dividida por Moscú y Washington tras el final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que fue conocida como “el muro de Berlín asiático”. Tres años después, el 27 de julio de 1953, un armisticio puso fin a las hostilidades. Sin embargo, la reconciliación nunca llegó, y los dos países siguen técnicamente en conflicto. ¿Qué pasó?
¿Cuál fue el motivo de la guerra de Corea?
La historia empieza con la ocupación japonesa de Corea en 1910, la cual se extendió por 35 años. En 1945, con el final de la Segunda Guerra Mundial, las dos potencias victoriosas, Estados Unidos y la Unión Soviética, buscaron desmantelar el imperio japonés de una vez por todas.
Sin embargo, por la desconfianza mutua, la solución que encontraron fue dividir el territorio de Corea en dos países que estarían delimitados por una frontera en el paralelo 38.
Así, el norte de la península se convirtió en un estado socialista liderado por Kim Il-sung, quien estaría respaldado por la Unión Soviética. El sur, respaldado por Estados Unidos, sería un estado capitalista que estaría liderado por Syngman Rhee. Ambas zonas estuvieron ocupadas hasta 1948 para buscar estabilidad en Asia. De fondo, ningún estado consideró al otro legítimo, por lo que la posibilidad de una guerra era apenas previsible.
El 25 de junio de 1950, unos 135.000 soldados comunistas cruzan del norte al sur de la península para invadir Corea del Sur. Estados Unidos reacciona: el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, ordenó al general Douglas MacArthur evacuar a los ciudadanos estadounidenses en la península y ayudar al Ejército de surcoreano; todo esto se dio sin la aprobación del Congreso.
Días más tarde, el Ejército estadounidense entra en acción. Así empieza el primer enfrentamiento de la Guerra Fría. Truman, sin embargo, sostenía que no estaban en la guerra y que esta era una mera “acción política”.
Estados Unidos, como en otros casos en la segunda mitad del Siglo XX, pensó que ganaría el conflicto de inmediato. Sin embargo, Truman no esperaba que China reaccionara al envío de las fuerzas de la recién creada ONU: los tres millones de soldados chinos que se desplegaron en Corea del Norte para respaldar a Il-sung, y que fueron entrenados por la Unión Soviética, imposibilitaron la victoria de Corea del Sur y su poderoso aliado.
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Un año después, la situación en el frente era caótica. Los muertos ascendían, mientras no se veía ningún avance definitivo en el campo de batalla. El 23 de junio de 1951, la Unión Soviética propuso un alto al fuego. Un mes después, las dos Coreas empiezan negociaciones para alcanzar una tregua.
Para 1952, los diálogos seguían en un punto muerto debido al futuro de los prisioneros de guerra. Estados Unidos se negaba a que los capturados regresaran a sus países natales.
Así empezó un peligroso y extenso intercambio de prisioneros. Para 1953, antes de que se firmara un armisticio, más de 75.000 prisioneros que luchaban para Corea del Norte fueron repatriados a sus naciones de origen.
¿Por qué continúa la guerra, técnicamente?
Con la disputa sobre los prisioneros resuelta, y la guerra todavía estancada, las partes involucradas en el conflicto resolvieron que era hora de firmar un armisticio. Representantes de Estados Unidos, la ONU, Corea del Norte y China resolvieron declarar un empate técnico. En este punto, entre 2 y 3.5 millones de personas murieron en el combate.
Según el Ministerio de Defensa surcoreano, 137.000 de sus soldados murieron, contra 520.000 del Norte. Las bajas de China, aliada de Pyongyang, están muy disputadas: las estimaciones occidentales calculan hasta 1 millón, mientras que las fuentes chinas hablan de unas 180.000 personas. También murieron casi 37.000 soldados estadounidenses.
El gran problema del armisticio es que Corea del Sur se negó a firmarlo. Seúl se oponía a la división de la península y su presidente buscaba una derrota total de Corea del Norte.
Además, el armisticio no reconocía a las dos Coreas como Estados soberanos con respectivas constituciones. Era un gran problema de fondo: los dos países todavía reclaman la totalidad del territorio.
El documento tampoco trató las disputas territoriales entre Seúl y Pyongyang, especialmente sobre el Mar Amarillo. Las potencias implicadas, Estados Unidos, China y la Unión Soviética, no mostraron una gran voluntad de avanzar en un tratado de paz real por cuestiones estratégicas. A pesar de los reclamos, las potencias involucradas sellaron el acuerdo de Panmunjom, donde tuvieron lugar las negociaciones.
Lo único que hizo el documento fue ponerle una pausa a los combates y designar una Zona Desmilitarizada (DMZ) a lo largo del paralelo 38, una especie de colchón para posibles enfrentamientos en el futuro. Cada lado contaría con unos 2.000 metros del punto central y estaría patrullada por ambos bandos en todo momento.
Con esto, los combates terminaron, pero la guerra no, técnicamente, pues Seúl no accedió a un tratado de paz formalmente. La amenaza de una guerra es latente.
Pero a pesar de las tensiones, con incidentes de mayor y menor nivel como el despliegue de armas nucleares en la península y el asesinato de oficiales del ejército estadounidense en la DMZ, no se han visto nuevos combates a gran escala en la península.
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¿Cómo quedó Corea después de la guerra?
La península de Corea continúa dividida por una zona desmilitarizada. Y las trayectorias de ambos países se han separado enormemente, especialmente en años recientes.
El empobrecido Norte, donde ha habido informaciones recientes de hambrunas, está dirigido por la tercera generación de la familia Kim, obsesionada en el desarrollo de armas nucleares. El Sur se ha convertido en la décima economía del mundo, una democracia a veces escandalosa y una potencia cultural global.
El teniente general Andrew Harrison, subcomandante del Comando de Naciones Unidas que vigila la tregua de la guerra de Corea, dice que “la escala de la devastación” provocada por el conflicto en la península “se ha pasado por alto en gran parte”.
“Me inclino por la tesis que muchos han defendido de que, a pesar de los aproximadamente tres millones de personas que murieron entre 1950 y 1953, la guerra de Corea sigue olvidada por mucha gente en todo el mundo”, dijo a la prensa.
Shin Jong-kyun, de 91 años, no puede contener las lágrimas al evocar sus recuerdos de la guerra en una conversación con la AFP.
“Todos los que se alistaron conmigo durante la guerra de Corea murieron. Me siento mal por estar vivo”, afirma.
Este mes, Corea del Norte disparó su misil balístico intercontinental más potente, un Hwasong-18 de combustible sólido, y su líder Kim Jon Un ordenó a sus tropas intensificar los ensayos de preparación para una “guerra real”.
“La guerra puede estallar en cualquier momento en un alto el fuego”, dice a la AFP Lee Choon-ok, veterano de 88 años. Y “estos norcoreanos van siempre a por Corea del Sur”, alerta.
Todos los veteranos entrevistados por la AFP lamentan que los jóvenes coreanos sepan tan poco de los horrores de la guerra, especialmente en un momento en que Pyongyang intensifica sus amenazas.
Hoy, Corea del Norte ha sido quien más ha demostrado el interés por negociar un acuerdo de paz definitivo. Sin embargo, este tiene que tener el visto bueno de Estados Unidos, ya que Corea del Sur no suscribió el armisticio y acrece de autoridad para decidir un reemplazo a este documento. En 2018, bajo el gobierno de Donald Trump, Washington pareció acercarse a la normalización de relaciones con Pyongyang, pero la esperanza se hundió un año más tarde cuando los diálogos acabaron de forma abrupta.
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