Guerra en Ucrania: ofensiva rusa en el Donbás pierde impulso; ataque en Leópolis
Según la inteligencia británica, el Ejército ruso pudo haber perdido un tercio de las fuerzas terrestres desde el 24 de febrero, día de la invasión. Por otro lado, un ataque con misiles golpeo algunas infraestructuras militares en la región de Leópolis este domingo. Le contamos lo último sobre la guerra en Ucrania.
Redacción Mundo y EFE
La ofensiva terrestre rusa en Ucrania se ralentiza por la falta de efectivos y la exitosa contraofensiva ucraniana y, según la Inteligencia británica, el Ejército ruso podría haber perdido un tercio de las fuerzas de tierra que penetraron en territorio ucraniano hace casi tres meses. “A día de hoy, Rusia ha sufrido bajas que ascienden, probablemente, a un tercio de las tropas de tierra que entraron en combate en febrero”, informó el Ministerio de Defensa británico en Twitter.
El Estado Mayor General del Ejército ucraniano informó el sábado de 27.200 muertos en las filas rusas, a lo que hay que sumar más de 4.000 tanques y blindados destruidos o capturados.
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En vísperas de la contienda, Rusia concentró más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania y en la anexionada península de Crimea, lo que no incluye a las tripulaciones de la veintena de buques de guerra estacionados frente a las costas ucranianas o de los aviones que bombardean el país.
La ofensiva rusa en el Donbás se retrasa
“A pesar de los avances iniciales a pequeña escala, Rusia ha sido incapaz de lograr importantes ganancias territoriales durante el último mes”, señala la inteligencia militar británica. Por todo ello, añade, la ofensiva sobre el Donbás “ha perdido fuerza y transcurre muy por detrás de los plazos marcados” cuando comenzó la “operación militar especial” rusa el 24 de febrero.
En la misma línea, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que “la guerra rusa en Ucrania no va acorde con los planes de Moscú. Fracasaron a la hora de tomar Kiev. Se están retirando de Járkov y su principal ofensiva en el Donbás están estancada”.
“Ucrania puede ganar esta guerra”, subrayó, al tiempo que llamó a los países aliados a seguir ayudando a Kiev.
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El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, según sus siglas en inglés) destaca que la destrucción de una brigada motorizada al intentar cruzar el río Séverski Donets ha incluso provocado las críticas de muchos expertos y blogueros militares rusos. En su opinión, las imágenes de numerosos blindados despedazados a ambas orillas del río demuestran una profunda falta de estrategia y sentido táctico por parte de los generales rusos.
El ataque en Leópolis
Un ataque con misiles golpeo algunas infraestructuras militares en la región de Leópolis este domingo, según Maxim Kozitsky, el gobernador de la región, informó Reuters. “Cuatro misiles enemigos alcanzaron una de las infraestructuras militares en la región”, dijo Kozitsky. “El objeto está completamente destruido. Según información preliminar, no hay víctimas. Nadie buscó ayuda médica”, agregó.
La Fuerza Aérea de Ucrania, por su parte, sostuvo que se dispararon varios misiles desde el Mar Negro. Dos de estos fueron destruidos antes de alcanzar los objetivos, según datos de Reuters.
La lucha por Izium no cesa
El ISW destaca que las fuerzas rusas no han realizado nuevos intentos de avanzar y cercar las plazas fuertes ucranianas en la región de Lugansk: Severodonetsk y Lisichansk. Los rusos se proponen bloquear Severodonetsk al cortar los accesos por carretera desde Zolote, 30 kilómetros al sur, y, posteriormente, desde Bajmut (Donetsk).
No obstante, el Estado Mayor ucraniano matizó en un comunicado que las tropas enemigas se están reagrupando y renovando sus reservas de combustible y municiones para reanudar la ofensiva desde la región de Járkov contra el nudo de comunicaciones de Sloviansk, en Donetsk. De hecho, según Kiev, ambos bandos combaten hoy enconadamente en la zona de Izium, el centro de operaciones ruso en Járkov.
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“Debemos hacer todo lo posible para que el enemigo abandone el norte de nuestra región”, dijo Oleg Sinegubov, jefe de la administración militar de Járkov.
La expulsión de las tropas rusas de esa región industrial, según el funcionario, permitiría a Kiev romper la artería por la que circula la logística desde territorio ruso. Los rusos, por su parte, no pueden renunciar a las líneas de suministro entre Izium y Vochansk al norte, lo que sería un revés irreparable de cara a la conquista del Donbás.
Azovstal no se negocia
A su vez, Turquía se mostró dispuesta a evacuar a los últimos combatientes ucranianos que se encuentran atrincherados desde hace semanas en la acería Azovstal del puerto de Mariúpol, entre los que habría medio millar de heridos. De hecho, un grupo de familiares de los combatientes, en su mayoría esposas, viajaron a Turquía para reunirse y solicitar ayuda a su presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Con todo, el negociador jefe ruso, Vladímir Medinski, descartó el domingo la posibilidad de que los combatientes, miembros del batallón nacionalista Azov, sean “objeto de una negociación política”. Medinski los llamó “criminales de guerra” y consideró “una blasfemia” el solo planteamiento de su evacuación a la vista de lo que ocurrió con la invasión nazi de la Unión Soviética en 1941.
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Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, que calificó de “bastardos” a los miembros de grupos neonazis ucranianos, prometió cesar el asalto de la planta, los bombardeos en torno a Azovstal son intensos, según Kiev. Según denunció en Telegram un concejal de la ciudad ucraniana de Mariúpol, los soldados rusos emplearon bombas de fósforo blanco en la lucha por el control de la ciudad bañada por el mar de Azov.
Antes, las autoridades ucranianas habían acusado a Rusia de utilizar bombas de fósforo blanco en el ataque contra Popasna.
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La ofensiva terrestre rusa en Ucrania se ralentiza por la falta de efectivos y la exitosa contraofensiva ucraniana y, según la Inteligencia británica, el Ejército ruso podría haber perdido un tercio de las fuerzas de tierra que penetraron en territorio ucraniano hace casi tres meses. “A día de hoy, Rusia ha sufrido bajas que ascienden, probablemente, a un tercio de las tropas de tierra que entraron en combate en febrero”, informó el Ministerio de Defensa británico en Twitter.
El Estado Mayor General del Ejército ucraniano informó el sábado de 27.200 muertos en las filas rusas, a lo que hay que sumar más de 4.000 tanques y blindados destruidos o capturados.
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En vísperas de la contienda, Rusia concentró más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania y en la anexionada península de Crimea, lo que no incluye a las tripulaciones de la veintena de buques de guerra estacionados frente a las costas ucranianas o de los aviones que bombardean el país.
La ofensiva rusa en el Donbás se retrasa
“A pesar de los avances iniciales a pequeña escala, Rusia ha sido incapaz de lograr importantes ganancias territoriales durante el último mes”, señala la inteligencia militar británica. Por todo ello, añade, la ofensiva sobre el Donbás “ha perdido fuerza y transcurre muy por detrás de los plazos marcados” cuando comenzó la “operación militar especial” rusa el 24 de febrero.
En la misma línea, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que “la guerra rusa en Ucrania no va acorde con los planes de Moscú. Fracasaron a la hora de tomar Kiev. Se están retirando de Járkov y su principal ofensiva en el Donbás están estancada”.
“Ucrania puede ganar esta guerra”, subrayó, al tiempo que llamó a los países aliados a seguir ayudando a Kiev.
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El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, según sus siglas en inglés) destaca que la destrucción de una brigada motorizada al intentar cruzar el río Séverski Donets ha incluso provocado las críticas de muchos expertos y blogueros militares rusos. En su opinión, las imágenes de numerosos blindados despedazados a ambas orillas del río demuestran una profunda falta de estrategia y sentido táctico por parte de los generales rusos.
El ataque en Leópolis
Un ataque con misiles golpeo algunas infraestructuras militares en la región de Leópolis este domingo, según Maxim Kozitsky, el gobernador de la región, informó Reuters. “Cuatro misiles enemigos alcanzaron una de las infraestructuras militares en la región”, dijo Kozitsky. “El objeto está completamente destruido. Según información preliminar, no hay víctimas. Nadie buscó ayuda médica”, agregó.
La Fuerza Aérea de Ucrania, por su parte, sostuvo que se dispararon varios misiles desde el Mar Negro. Dos de estos fueron destruidos antes de alcanzar los objetivos, según datos de Reuters.
La lucha por Izium no cesa
El ISW destaca que las fuerzas rusas no han realizado nuevos intentos de avanzar y cercar las plazas fuertes ucranianas en la región de Lugansk: Severodonetsk y Lisichansk. Los rusos se proponen bloquear Severodonetsk al cortar los accesos por carretera desde Zolote, 30 kilómetros al sur, y, posteriormente, desde Bajmut (Donetsk).
No obstante, el Estado Mayor ucraniano matizó en un comunicado que las tropas enemigas se están reagrupando y renovando sus reservas de combustible y municiones para reanudar la ofensiva desde la región de Járkov contra el nudo de comunicaciones de Sloviansk, en Donetsk. De hecho, según Kiev, ambos bandos combaten hoy enconadamente en la zona de Izium, el centro de operaciones ruso en Járkov.
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“Debemos hacer todo lo posible para que el enemigo abandone el norte de nuestra región”, dijo Oleg Sinegubov, jefe de la administración militar de Járkov.
La expulsión de las tropas rusas de esa región industrial, según el funcionario, permitiría a Kiev romper la artería por la que circula la logística desde territorio ruso. Los rusos, por su parte, no pueden renunciar a las líneas de suministro entre Izium y Vochansk al norte, lo que sería un revés irreparable de cara a la conquista del Donbás.
Azovstal no se negocia
A su vez, Turquía se mostró dispuesta a evacuar a los últimos combatientes ucranianos que se encuentran atrincherados desde hace semanas en la acería Azovstal del puerto de Mariúpol, entre los que habría medio millar de heridos. De hecho, un grupo de familiares de los combatientes, en su mayoría esposas, viajaron a Turquía para reunirse y solicitar ayuda a su presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Con todo, el negociador jefe ruso, Vladímir Medinski, descartó el domingo la posibilidad de que los combatientes, miembros del batallón nacionalista Azov, sean “objeto de una negociación política”. Medinski los llamó “criminales de guerra” y consideró “una blasfemia” el solo planteamiento de su evacuación a la vista de lo que ocurrió con la invasión nazi de la Unión Soviética en 1941.
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Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, que calificó de “bastardos” a los miembros de grupos neonazis ucranianos, prometió cesar el asalto de la planta, los bombardeos en torno a Azovstal son intensos, según Kiev. Según denunció en Telegram un concejal de la ciudad ucraniana de Mariúpol, los soldados rusos emplearon bombas de fósforo blanco en la lucha por el control de la ciudad bañada por el mar de Azov.
Antes, las autoridades ucranianas habían acusado a Rusia de utilizar bombas de fósforo blanco en el ataque contra Popasna.
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