Guía para entender las elecciones en Israel

Cerca de 6,4 millones de israelíes están llamados este martes a votar para dar luz a un gobierno tras el fallido intento de abril. ¿Qué está en juego y qué escenarios se abren?

redacción internacional
17 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, agradeció el apoyo de Donald Trump.   / AFP
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, agradeció el apoyo de Donald Trump. / AFP
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Este martes tienen lugar las segundas elecciones legislativas en cinco meses en Israel, unos comicios que muchos ven como el referéndum a favor o en contra del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que en abril pasado no consiguió los apoyos necesarios para encabezar el Ejecutivo y forzó entonces la disolución del Parlamento, convocando a nuevas elecciones.

Aunque pensó que esa era la solución para seguir en el poder, ahora las encuestas pronostican un escenario más complicado: la única certeza que se tiene hasta el momento es que, probablemente, tras el recuento de los votos no esté claro quién encabezará el Ejecutivo. Entonces, la formación de gobierno no solo dependerá de la votación que se celebra este martes, también de la negociación posterior entre los partidos, lo que abre un abanico de posibilidades para la consolidación del próximo gobierno.

Ver más: Netanyahu no pudo formar Gobierno y ahora Israel tendrá nuevas elecciones al Parlamento

¿Por qué se celebran nuevamente las elecciones?

En los comicios de abril, el partido de Netanyahu, el Likud, empató con el Kahol Lavan (Azul y Blanco), una nueva alianza centrista liderada por el general Benny Gantz. Esto llevó a que, ante la imposibilidad de formar una coalición mayoritaria, el actual primer ministro prefiriera disolver el Parlamento y celebrar nuevas elecciones antes de dejar que el presidente, Ruven Rivlin, solicitara formar gobierno a uno de sus adversarios.

El revés recibido por el Likud también ha hecho que estas elecciones se presenten como un referéndum del primer ministro de 69 años, que se juega su quinto mandato (cuarto consecutivo) en el poder y que en menos de un mes tendrá que comparecer ante la justicia por “corrupción, abuso de confianza y malversación”, cargos de los que aún no ha sido inculpado, pero una victoria electoral podría permitirle a sus aliados votar su inmunidad.

¿Cómo está el panorama electoral?

Según las últimas encuestas, los dos principales bloques políticos presentan dificultades para formar un gobierno que tenga un amplio apoyo del Parlamento (Knéset).

(En contexto: Israel podría celebrar nuevas elecciones si Netanyahu no forma gobierno)

El bloque de derecha, ultraderecha y religiosos, encabezado por el Likud de Netanyahu, y el bloque de partidos de centro-izquierda encabezado por Azul y Blanco de Gantz, no alcanzarían, según los sondeos, a obtener los 61 escaños necesarios, de un total de 120 que conforman la Knéset, para consolidar la mayoría. Tendrían que formar una coalición en la que los cerca de 10 cupos previstos para el partido Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar), serían decisivos.

Ante la presión, Netanyahu prometió que aplicaría inmediatamente la soberanía israelí en el Valle de Jordán y anexionaría algunas colonias en territorio Cisjordano a Israel en caso de victoria. También agradeció el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien reveló que están negociando un tratado de defensa mutua. Una ayuda electoral desde Washington.

¿Cuáles son los escenarios posibles?

Israel Nuestro Hogar, liderado por el exministro de Defensa Avigdor Lieberman, está en una posición privilegiada, pues los 10 escaños que le dan las encuestas parecen ser decisivos y le dan la llave del Ejecutivo. Sin embargo, el partido mezcla elementos que resultan difíciles de conciliar para ambos bloques: una política ultraderechista y una defensa férrea de la separación de la religión del Estado.

(Ver más: Cuando Netanyahu prometió extender ley israelí a colonias en Cisjordania si era reelegido)

Lieberman, abanderado de la laicidad del Estado, ha asegurado que no apoyará la coalición de Netanyahu mientras éste siga aceptando el “chantaje” de los ultraortodoxos, que según él buscan imponer su visión de la religión sobre el Estado. Pero tampoco puede apoyar sin paliativos una coalición ubicada en el espectro político de centro con potenciales socios de gobierno en la izquierda, pues se opone a la línea ultraderechista de su partido. Por lo que parece que solo se unirá a un Ejecutivo de unidad entre la alianza centrista Azul y Blanco y el Likud, con el fin de que los ultraortodoxos no dominen la agenda de la rama.

Por otro lado, en estas elecciones, a diferencia de las de abril, los partidos árabes israelíes, hostiles también a Netanyahu, concurren en coalición, por lo que un buen resultado (como el obtenido en 2015, cuando quedaron de terceros) podría reforzar una potencial coalición anti-Netanyahu.

“El factor decisivo será la tasa de participación”, apunta Gayil Talshir, profesora de ciencias políticas en la Universidad Hebraica de Jerusalén, quien no descarta una coalición Gantz-Netanyahu o algún tipo de maniobra del primer ministro para aferrarse al puesto.

“Lo único que le importa a Netanyahu es seguir siendo primer ministro”, señala a la AFP. “No creo que vaya a dejar el cargo sin hacer ruido”, afirma.

Por redacción internacional

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