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Haití no tiene ni una sola vacuna para sus más de 11 millones de habitantes. Una preocupación más para un país sumido en una crisis política que ha desatado protestas en los últimos días. Y aunque a Haití se le asignaron 756.000 dosis fabricadas por el Instituto Serum de la India bajo licencia de AstraZeneca, una fuente gubernamental, que requirió el anonimato, explicó a EFE que el Gobierno rechazó recibir la vacuna de AstraZeneca por “el revuelo mundial que hay en torno a ella”, al considerar que la población del país “no la va a aceptar”.
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De hecho, Lauré Adrien, director general del Ministerio de Salud de Haití, culpó del retraso de la vacuna al escrutinio de las inyecciones de AstraZeneca, y agregó que el país no cuenta con la infraestructura necesaria para garantizar el almacenamiento adecuado de la vacuna. “No es ningún secreto que no contamos con excelentes instalaciones de conservación (...) Queríamos estar seguros de tener todos los parámetros bajo control antes de recibir las existencias de vacunas”, dijo Adrien a The Guardian.
Pero el diario británico citó un informe del Departamento de Estado de EE. UU. en el que mencionan que un centro de investigación de derechos humanos encontró que “el gobierno de Haití se apropió indebidamente de más de un millón de dólares en ayuda por coronavirus”, se lee en la publicación de The Guardian. Y no solo eso; el informe también acusó a los funcionarios del gobierno de gastar 34 millones de dólares, sin pasar por una agencia encargada de aprobar los contratos estatales, según el diario británico.
En el país fueron confirmados 12.732 casos de coronavirus y 251 fallecidos. Aunque esos datos no reflejan la verdadera magnitud de la pandemia en Haití debido a la capacidad limitada de detección del virus.
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El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó este martes que 190 de los 194 países que forman parte de la organización han comenzado los procesos de vacunación. El experto no aclaró cuáles son los cuatro países que aún no han podido comenzar las vacunaciones, aunque destacó que a través del programa Covax para la distribución igualitaria de dosis ya se han enviado 36 millones de vacunas a 86 países del planeta.
Violencia en Haití
Al menos 142 personas fueron víctimas de secuestro en Haití durante el primer trimestre del año, según datos del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (Cardh), una ONG que defiende los derechos humanos. En un documento publicado este martes se informa que, de los 142 casos de secuestro, 27 se registraron en marzo, frente a los 50 de febrero y los 65 de enero, incluidos los casos de cinco extranjeros por cuya libertad se pidió rescate.
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“Tendemos, por tanto, a un descenso, pero a un aumento considerable en comparación con el primer trimestre de 2020, en el que se contabilizaron 51 casos”, señaló el Cardh. Entre los 27 casos de secuestro registrados en el mes de marzo de 2021, había cinco niñas, dos de las cuales fueron violadas por sus captores. Además, en el último mes se produjo el asesinato de dos víctimas de secuestro, muertes a las que hay que sumar la de otro menor en un intento de rapto.
El incremento de los secuestros en Haití ha generado diversas protestas en los últimos meses y, aunque las autoridades han anunciado medidas para combatir esta práctica criminal, los raptos indiscriminados continúan, al igual que la inseguridad generalizada, especialmente en Puerto Príncipe.
La crisis política
Miles de haitianos se manifestaron el 28 de marzo para rechazar el proyecto de referéndum constitucional impulsado por el presidente, al que acusan de imponer una nueva “dictadura”.
“Este referéndum es una payasada porque el meollo del problema haitiano no es un asunto constitucional”, dijo al inicio del recorrido Michel Péan, exsecretario de Estado para las personas con discapacidades. “Un país sin poder judicial, sin poder legislativo, donde todo se reduce a un presidente que gobierna por decreto: eso basta para decir que estamos en una situación de dictadura”, agregó.
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El Poder Ejecutivo busca aprobar una nueva constitución mediante una votación que se realizaría el 27 de junio. El proyecto suscita críticas incluso en el bando del presidente Jovenel Moïse, porque el procedimiento elegido no respetaría las disposiciones de la constitución actual. Redactado en 1987 tras la caída de la dictadura de Duvalier, el texto actualmente vigente declara que “está formalmente prohibida cualquier consulta popular destinada a modificar la Constitución mediante referéndum”.
“En un país donde son las pandillas las que gobiernan, donde nos privan de todo, salud, vivienda, educación (...), ¿cómo un presidente puede atreverse a decir que quiere hacer un referéndum?”, se preguntó Marie Sheila Martinet enarbolando una pancarta que rezaba “Jovenel debe irse” en la parte trasera de una motocicleta.
Equipados con largos palos de metal, dos hombres iban destrozando a lo largo del recorrido todos los carteles recién instalados por el gobierno para promover la participación en el referéndum. “Queremos mostrar a Jovenel y a la embajada estadounidense que nunca podrán imponernos un referéndum”, dijo uno de ellos, Jean Dany Duval.
“Vamos a derribar todos sus carteles: somos haitianos y aquí está su referéndum, hoy en la calle”, agregó el manifestante. Un gran número de personas marchaba con la bandera haitiana en la mano, pero un puñado también exhibía el tricolor ruso. “Viva Putin, abajo los estadounidenses”, coreaba un grupo de jóvenes activistas, uno de los cuales agitaba un cartel que decía en criollo “Biden, la democracia no es injerencia”. Integrada mayoritariamente por jóvenes pero con una presencia notoria de personas mayores, la manifestación atravesó sin violencia los principales ejes de la capital.
Con información de Efe y Afp*