Hambre y muerte: en Gaza nadie puede esperar
La comunidad internacional reaccionó a la matanza de más de 100 palestinos: liberarán fondos congelados, enviarán más ayudas y tratan de acelerar las negociaciones. Según Hamás, más de 30.000 personas ya han muerto, además de otros siete rehenes israelíes.
Las vías para llegar al cese al fuego entre Israel y Hamás, que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esperaba para este lunes, se complicaron. No solo fue la distancia que las partes, además de Catar (que sirve de mediador en la guerra), tomaron tras el optimismo del mandatario: a eso se sumó el repudio internacional por la matanza de palestinos ocurrida el pasado jueves en la ciudad de Gaza.
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Las vías para llegar al cese al fuego entre Israel y Hamás, que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esperaba para este lunes, se complicaron. No solo fue la distancia que las partes, además de Catar (que sirve de mediador en la guerra), tomaron tras el optimismo del mandatario: a eso se sumó el repudio internacional por la matanza de palestinos ocurrida el pasado jueves en la ciudad de Gaza.
Imágenes de drones israelíes mostraron las multitudes que en la madrugada de ese día aguardaban por comida, cerca de la costa. En algunas, incluso, se ven cuerpos tirados, dispersos, fuera de la multitud que rodeaba el convoy de 30 camiones, según Israel, que traían la ayuda humanitaria.
De acuerdo con Hamás, fueron al menos 112 asesinados y más de 700 heridos, víctimas de disparos de las Fuerzas de Defensa de ese país (FDI), que, por el contrario, atribuyó buena parte de las muertes cerca de la costa a estampidas y atropellamientos en medio del caos.
Las FDI reconocieron que esa misma madrugada, en otro “incidente”, como lo califican, sus soldados sí estaban presentes y sí dispararon. Sin embargo, según el ejército, lo hicieron luego de disparar al aire de manera preventiva; “luego les dispararon a aquellos que representaban un peligro inmediato para sus vidas”, según la declaración, en la que afirman que todo el asunto será investigado.
Un testigo citado por la AFP, que prefirió la reserva de su identidad, contó que “camiones llenos de ayuda se acercaron demasiado a unos tanques del ejército (...) y la multitud, miles de personas, se abalanzó sobre los camiones”. Y agregó: “Los soldados dispararon contra la multitud cuando hubo personas que se acercaron demasiado a los tanques”.
Esta matanza ocurrió a pocos días de que se cumplan cinco meses de la guerra y justo cuando las autoridades sanitarias controladas por Hamás reportaban que las víctimas mortales por la ofensiva israelí en la Franja llegaban a 30.000, mientras que casi dos millones de personas, con hambre, sed y casi nulos servicios médicos, han tenido que desplazarse a lo largo o ancho del enclave para buscar refugio.
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Casi al tiempo, Lloyd Austin, secretario de Defensa de Estados Unidos, habló de “25.000″ al ser consultado por un legislador sobre las mujeres y los niños muertos en Gaza. Pero luego, la portavoz del Pentágono matizó lo dicho por Austin aclarando que realmente estaba citando cifras de Hamás que no han podido ser verificadas por Washington, las mismas que son puestas en duda por Israel, que tampoco entrega números de palestinos muertos en sus ataques.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, indicó que Estados Unidos exigió “respuestas” a Israel, mientras que el canciller de la Unión Europea denunció una “nueva carnicería” en Gaza. Ursula von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Charles Michel, del Consejo Europeo, pidieron una investigación independiente, al igual que el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, que condenó lo sucedido. De la misma forma lo hizo Arabia Saudita, en defensa de los “civiles atacados por la ocupación”. China pidió un alto al fuego y que se garantice la entrega de ayuda humanitaria.
Entre otras reacciones que resonaron estuvo la del gobierno colombiano, luego de que el presidente Gustavo Petro repudiara la matanza y anunciara la suspensión de la compra de armas a Israel, algo que ya había advertido el año pasado.
“Lo que ocurre sobre Palestina puede ocurrir sobre cualquiera de ustedes si osan realizar los cambios sin su permiso. Ese es el primer peligro sobre América Latina”, afirmó el presidente Petro en la Cumbre de la Celac, en donde se encontró con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien, al igual que Petro, califican de “genocidio” lo que sucede en la Franja.
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“Quiero aprovechar la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, para proponer una moción de la Celac para el fin inmediato de este genocidio”, dijo, en el mismo foro, el presidente brasileño, declarado persona non grata en Israel.
Si bien el colombiano se ha referido en términos similares a las acciones de las FDI; a pesar de que el año pasado llamó a consultas a la embajadora en Tel Aviv, Margarita Manjarrez, y aunque, antes de anunciar el cese de compra de armas, convocó al embajador de Israel en Bogotá, Gali Dagan, por considerar que se inmiscuyó en asuntos internos de Colombia, el gobierno con sede en Jerusalén, al cierre de esta edición, no había tomado ninguna determinación en cuanto a la relación diplomática.
En medio de este panorama, no obstante, hay varias cosas que empiezan a cambiar. Por ejemplo, el bloque europeo, por su parte, liberará fondos para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa) bajo una “serie de condiciones”, incluyendo una auditoría. Esto luego de que buena parte de la financiación fuera congelada en medio de las acusaciones de Israel, según las cuales personal de Unrwa participó de las masacres perpetradas por Hamás el 7 de octubre.
Estados Unidos, asimismo, anunció que empezará a arrojar desde el aire ayuda humanitaria, mientras que Washington les ha puesto el acelerador a los intentos para alcanzar un alto al fuego, una posibilidad evidentemente debilitada. Justo después de la matanza del jueves, Biden se puso en contacto con sus homólogos de Catar y Egipto: el emir Tamim bin Hamad al Thani y el presidente Abdel Fatah al Sisi, quienes, según la Casa Blanca, estuvieron de acuerdo en que hay que llegar a un acuerdo cuanto antes.
En dicho acuerdo es esencial el futuro de los secuestrados en manos de Hamás. El 7 de octubre milicianos de ese grupo se llevaron a 240 personas, de las cuales unas 130 permanecen en Gaza. Israel, no obstante, calcula que de esa cifra 31 han muerto. El viernes Hamás informó que siete rehenes murieron por los bombardeos israelíes.
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