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Impacto que tuvo el secuestro del general Alzate en el mundo

Medios internacionales publicaron editoriales y opiniones divididas tras el secuestro del general, que conllevó a la suspensión del proceso de paz.

Redacción El Mundo
30 de noviembre de 2014 - 02:02 p. m.
Impacto que tuvo el secuestro del general Alzate en el mundo

La suspensión de los diálogos de paz que se venían desarrollando entre Colombia y los grupos armados ilegales por el secuestro del general Rubén Darío Alzate Mora es un tema que en definitiva no afecta solo a la República y sus habitantes, fue noticia mundial generando gran impacto en los medios internacionales, tales como El País, The New York Times y el Huffington Post, que hicieron seguimiento a los acontecimientos.

Entre las publicaciones que han logrado despertar la atención por las solicitudes que se piden a las Farc se destaca una editorial de The New York Times, titulada “Proceso de Paz de Colombia en punto muerto”, en la que el escritor expresa explícitamente la importancia que tiene la liberación del general Alzate Mora para salvar y continuar los diálogos de paz en La Habana.

En dicha publicación también se alaba al gran avance que se venía presentando con los diálogos pero asimismo se criticaba el potencial para “condenar” los diálogos que tenía el secuestro de Alzate, afirmando que podría “ser un salto de inicio si líderes de ambos bandos pueden manejar esta crisis y enfocarse en asuntos pendientes”.

Mientras que The New York Times vio con buenos ojos la suspensión de los diálogos; en editoriales como la de Francisco Rey -codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH. Madrid)- publicada en el Huffington Post se muestra todo lo contrario, pues no se limitó al afirmar que “el general secuestrado había incumplido todos los protocolos de seguridad en su extraña visita por el río Atrato”. (Leer 'Suspensión del diálogo' en el Huffington Post)

El escritor, que en su descripción indica haber publicado numerosos trabajos sobre las consecuencias humanitarias del actual proceso de paz y un eventual acuerdo con las Farc-Ep, asegura que “penalizar el proceso cuando aún existen muchas incógnitas sobre lo que ha sucedido y sobre la implicación o responsabilidad de los diversos actores, es una decisión apresurada”.

A pesar de enaltecer los avances que se han logrado con los diálogos en La Habana, Francisco Rey en su editorial manifiesta que “negociar en medio del conflicto, sin acuerdos de alto al fuego bilateral o treguas de algún otro tipo, es siempre una decisión arriesgada”.

Destaca también el papel de las Farc Ep quienes han demostrado, según él, que “en los tres periodos de cese al fuego unilateral por ellos decretado que tienen un gran control sobre sus diferentes bloques en el territorio, y durante ellos las violaciones de la tregua fueron escasas”.

Por su parte, Juan Carlos Garzón Vergara en su publicación “El proceso de paz, en coma inducido” en la sección internacional de El País de España afirma que un secuestro como el de Alzate es “una práctica intolerable, un suicidio político, que no hace más que poner el dedo en la llaga en una sociedad que titubea entre el reclamo de la paz y el rechazo a las Farc”.

A lo anterior añade que se espera que luego del secuestro nada vuelva a la normalidad, lo cual probablemente sea así, ya que las Farc pusieron en jaque su credibilidad, pues se habían “comprometido a cesar el secuestro y no han tenido ningún problema en romper esta promesa, con el argumento de que son los costos de dialogar en medio de la confrontación”.

En la ‘Cuarta Página’ de El País con una publicación titulada ‘La paz: cerca de La Habana, lejos de Bogotá’ aparecen algunas incógnitas acerca del secuestro, como por ejemplo si este hecho constituye un cambio en la correlación de fuerzas. O si las Farc se han fortalecido tras el secuestro. O si el Gobierno se ha debilitado más por este hecho. La respuesta para cada una es la misma: “de ninguna manera”.

En el texto en mención, Joaquín Villalobos explica que de haberse dado una batalla en la que el general resultara secuestrado o un ataque hacia Bogotá, la respuesta hubiese sido distinta, no obstante, lo cataloga como un “incidente casual en la selva profunda”, haciendo del problema “los imaginarios de fuerza en las Farc, y el complique en el soporte político del Gobierno” tras el hecho.

Para finalizar, cabe destacar que así como lo menciona Elizabeth Reyes L. en su nota “Colombia, a la espera de la liberación de los secuestrados de las Farc” en El País, la caminata de Alzate “sin protección y rompiendo todos los protocolos de seguridad” es una de las grandes incógnitas del secuestro, “que solo tendrá respuesta cuando el general Alzate, una vez libre, explique por qué iba vestido de civil, desarmado y sin escolta”.
 

Por Redacción El Mundo

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