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En Derna, al este de Libia, la magnitud de desastre que ha ocasionado el paso de la tormenta Daniel aumenta con cada minuto. Los últimos reportes apuntan a que más de 2.000 personas han muerto por las catastróficas inundaciones en la ciudad, pero se estima que esta cifra puede ser mucho más amplia en los próximos días.
“Se espera que las cifras aumenten hasta alcanzar al menos 5.000 víctimas”, le dijo Hani Shennib, presidente del Consejo Nacional sobre las relaciones entre Estados Unidos y Libia, a Al Jazeera.
La ciudad y sus alrededores han quedado completamente devastados por las intensas lluvias y aislada del resto del país, pues los servicios de Internet y electricidad se han perdido.
“Existen desafíos para informar al mundo de lo que está sucediendo”, afirmó Shennib.
Calificada por los expertos como un fenómeno “extremo en términos de cantidad de agua caída”, la tormenta Daniel afectó en los últimos días Grecia, Turquía y Bulgaria, dejando por lo menos 27 muertos.
En Libia, dividida por gobiernos rivales, la tormenta Daniel puso a prueba a los protagonistas de la élite política para atender la crisis en medio de las divergencias. Desde 2016, Libia vio surgir un gobierno paralelo, respaldado por Naciones Unidas, que hoy encabeza el primer ministro, Abdulhamid al-Dbeibah.
Dicho gobierno se ubica en Trípoli, en el oeste del país. Esto quiere decir que al-Dbeibah no tiene tanto control sobre las regiones afectadas, pero aun así declaró tres días de luto en las ciudades arrasadas por las lluvias a las que calificó como “zonas de desastre”.
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El papel de al-Dbeibah es clave para atender la situación, pues es reconocido por el Banco Central de Libia, el cual desembolsa fondos a departamentos gubernamentales en todo el país, así no tenga el control total en el este.
Del otro lado está el Ejército Nacional Libio (LNA), una organización militar al mando del general Jalifa Haftar que sí controla el este de Libia y que defiende el gobierno de Tobruk, de ideología islamista.
Cabe destacar que los conflictos entre administraciones paralelas empezaron tras el fin de la misión de las fuerzas de la OTAN en este territorio, la misma que condujo a la muerte del hombre fuerte de Libia, Muamar al Gadafi, quien fue asesinado por un grupo de rebeldes. La administración en el este de Libia, que defiende el LNA, ahora está liderada por Ossama Hamad, autoproclamado primer ministro del este de Libia y defensor de Haftar.
Hamad, al igual que al-Dbeibah, también ha resaltado la magnitud del desastre.
“Barrios enteros en Derna han desaparecido, junto con sus residentes, arrastrados por el agua”, dijo el autoproclamado primer ministro del este de Libia.
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Guma El-Gamaty, quien encabeza el Partido Taghyeer en Trípoli y uno de los protagonistas del gran diálogo político en el país, dijo que en estos tiempos de desastre “todo el mundo está superando estas diferencia y polarizaciones”, y aprovechó para pedir ayuda a la comunidad internacional para atender el desastre. Estas palabras estaban dirigidas a Hamad y Haftar, para que permitan la recuperación de las zonas afectadas.
Algunos países, como los Emiratos Árabes Unidos, ya han enviado equipos de emergencia para responder a la situación al igual que Catar, que envió ayuda por orden del emir jeque Tamim bin Hamad al-Thani. Por otro lado, las Naciones Unidas en Libia dijeron que estaban siguiendo de cerca la tormenta y que “proporcionarían asistencia de socorro urgente en apoyo de los esfuerzos de respuesta a nivel local y nacional”.
Las autoridades de Libia han dicho que se necesitan con urgencia alimentos, agua y camillas. Las operaciones de búsqueda y rescate continúan en curso.
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