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“Hoy la región es como un polvorín (...). Quisiera advertir a Estados Unidos y al régimen fantoche israelí que si no ponen fin inmediatamente a los crímenes contra la humanidad y al genocidio en Gaza, todo es posible en cualquier momento y la región se volvería incontrolable”, dijo el canciller iraní en una conferencia de prensa conjunta con su homóloga sudafricana Naledi Pandor.
La comunidad internacional teme que la guerra que comenzó el 7 de octubre entre el grupo islamista palestino Hamás e Israel escale y se desborde, ante el aumento de los enfrentamientos entre el grupo libanés Hezbolá y el ejército de Israel, en la frontera con Líbano.
Estados Unidos reforzó su presencia en la región, con la movilización de un segundo portaaviones para “disuadir acciones hostiles contra Israel o cualquier esfuerzo dirigido a ampliar la guerra tras los ataques de Hamás”.
El ministro iraní advirtió de que “cualquier error de cálculo durante el conflicto, el genocidio, la masacre y la migración forzosa de los habitantes de Gaza y Cisjordania pueden tener graves consecuencias” para la región y para “los intereses de los países agresores”.
Por su parte, Pandor lanzó un llamado a la comunidad internacional para que “preste mucha más atención” a la difícil situación de los palestinos en el contexto de la “vergonzosa” ofensiva contra Gaza.
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El conflicto estalló tras un operativo sin precedentes de combatientes de Hamás que penetraron en territorio israelí y dejaron más de 1.400 muertos, en su mayoría civiles.
La andanada de bombardeos sin tregua lanzados por Israel en represalia dejaron más de 4.600 víctimas fatales, en su mayoría civiles, según las autoridades de salud del movimiento islamista Hamás que gobierna en Gaza desde 2007.
Poco después del ataque, Irán celebró la ofensiva, pero insiste que no estuvo involucrado en el ataque, en el que fueron tomados como rehenes cerca de 200 personas.