Israel-Palestina, una negociación de la que nadie quiere o puede apersonarse
Es poco probable que haya más involucramiento de Estados Unidos, Europa o incluso del vecindario de Medio Oriente para resolver el conflicto entre Israel y Palestina.
Nueve palestinos muertos en una redada policial en Yenín y siete israelíes muertos tras un tiroteo en una sinagoga en Jerusalén, en donde el autor parece haber sido un niño palestino de solo 13 años, según informaciones preliminares. Ese es el desgarrador panorama de la situación en Cisjordania y Franja de Gaza hoy, donde la violencia se ha recrudecido de nuevo. Para Antonija Handabak, periodista del Jutarnji List de Croacia, estos últimos acontecimientos podrían llegar a marcar el inicio de una nueva intifada, como se le ha conocido a los levantamientos violentos de Palestina en Gaza.
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Nueve palestinos muertos en una redada policial en Yenín y siete israelíes muertos tras un tiroteo en una sinagoga en Jerusalén, en donde el autor parece haber sido un niño palestino de solo 13 años, según informaciones preliminares. Ese es el desgarrador panorama de la situación en Cisjordania y Franja de Gaza hoy, donde la violencia se ha recrudecido de nuevo. Para Antonija Handabak, periodista del Jutarnji List de Croacia, estos últimos acontecimientos podrían llegar a marcar el inicio de una nueva intifada, como se le ha conocido a los levantamientos violentos de Palestina en Gaza.
“Esta pregunta surge cada vez que la situación se calienta, y esta vez las escenas de Yenín han contribuido. Las fuerzas de seguridad israelíes allanaron la ciudad el jueves y se enfrentaron a los palestinos durante horas, tal como lo hicieron en 2002, cuando la ciudad fue el punto focal de la Segunda Intifada. Después de la Segunda Intifada, que duró hasta 2005 y estuvo marcada por atentados suicidas y batallas con grupos militantes en los territorios palestinos, Israel construyó muros alrededor de Cisjordania”, señala Handabak.
Entonces, ¿la escalada en el conflicto entre Israel y Palestina es inminente? Resulta imposible predecirlo. Para Marcos Peckel, profesor de Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos en la Universidad del Rosario, esto depende de la definición que le demos a escalada. Y es que “esta es una situación que se ha vivido por años, no es nueva, y seguirán presentándose estos eventos. Puede ser que haya otro atentado u otra retaliación de Israel, y esto se debe a la falta de un horizonte político”, explica Peckel.
Como bien señala Peckel, estas espirales de violencia parecen haberse normalizado en la zona, cobrando cada vez más vidas. Para 2022, la ONU registró el mayor número de asesinatos en Cisjordania en años: más de 150 palestinos y más de 20 israelíes. Por esta razón, el coordinador de la ONU para el Proceso de Paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, enfatizó en la necesidad de una solución política y diplomática a esta crisis de décadas.
“No hay sustituto para un proceso político legítimo que resuelva los problemas centrales que impulsan el conflicto”, dijo Wennesland el pasado diciembre.
El problema es que esta solución política parece cada vez más lejana por tres componentes claves: el primero, explicó Peckel, es la “falta de horizonte político y la división entre Hamás y Fatha, ya que también en su conflicto interno buscan marcar puntos y acciones que sean apoyadas por parte de la población”. Del lado israelí, la política interna también dificulta los acercamientos, de acuerdo con Mauricio Jaramillo Jassir, también profesor de la Universidad Externado.
“Este gobierno de derecha de Israel, más radical y supremacista, a mi juicio aviva los enfrentamientos. Esto en un contexto en el que el nacionalismo está creciendo. Por otro lado, hoy por hoy no hay un gran movimiento pacifista en Israel. Es un agravante para la crisis”, dice Jaramillo.
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El segundo obstáculo es la reducción de cada escalada de violencia a la cuestión de cuál fue el detonador de la última confrontación, una suerte de reinterpretación del viejo dilema de la gallina o el huevo, como explica Óscar Palma, profesor de la Universidad del Rosario.
“¿Fue el terrorismo de los palestinos o el abuso israelí en territorios que se consideran palestinos? Esa es la discusión en cada ocasión. Y acá siempre hay una defensa de la posición propia y una crítica de la posición contraria y eso hace que sea difícil reducir la espiral de violencia y lograr que se sienten los actores en la mesa”, explica Palma.
Y en última instancia está precisamente eso: los actores necesarios para que una negociación dé frutos. No solo Israel y Palestina carecen de voluntad y horizonte para llegar a una solución política al conflicto, lo cual se ve reflejado en la defensa acérrima de las posiciones propias en cada escalada, sino que en el exterior no hay agentes que quieran apersonarse del diálogo.
“El único actor que tiene influencia e incidencia sobre los palestinos es Estados Unidos. El resto, que es Francia, Reino Unido, no tienen su autoridad. En su momento, Washington logró sentar a israelíes y palestinos en los llamados Acuerdos de Oslo bajo el gobierno de Clinton. Pero mi impresión es que Estados Unidos no tiene interés de meterse ahora en esta discusión, pues lo ve como un terreno fangoso. Es como meterse en arena movediza”, señaló Jaramillo.
“Esto se ha visto incluso con el secretario de Estado, Antony Blinken, quien visita la zona esta semana. Sí, quieren distanciarse de Trump, obviamente, y por eso abrieron un consulado para asuntos palestinos en Jerusalén oriental para matizar la decisión de Donald Trump de reconocimiento de Jerusalén como capital, pero eso no es suficiente. Tiene que haber un presidente que se la juegue por la paz en Medio Oriente, como en su momento lo hizo Clinton. También debería haber un vecino, como Egipto, que está recuperando el liderazgo regional. Sin embargo, es poco probable que haya más involucramiento como pasó con los Acuerdos de Oslo, quizá de algún vecino sí”, agrega Jaramillo.
Acá es donde podría entrar Egipto, que suele ser el agente de confianza al que recurren las partes cuando entran en conflicto para que medie un alto el fuego. Sucedió en mayo de 2021, después de la ofensiva de Tel Aviv en Gaza, y luego en abril 2022, tras las incursiones israelís en el complejo de la mezquita Al-Aqsa y el lanzamiento de cohetes desde Gaza a Israel.
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“En general, la política exterior de Egipto se basa en conseguir la estabilidad en nuestra zona, porque no hay desarrollo económico en ningún país sin paz y tranquilidad. Lamentablemente, nuestra zona sufrió por muchos años de conflictos, como en Libia, Líbano, Siria, Yemen, Sudán... en todo el vecindario hay problemas. Nosotros queremos disminuir esa situación tensa en la región, conseguir paz, y la parte palestina es superimportante. Es la causa principal para todos los árabes y musulmanes y muchos países del mundo. La mezquita de Al-Aqsa es la tercera más sagrada en el Islam. Entonces, por ejemplo, para un turco, o un malasio, o un pakistaní, es igual de relevante la causa. Es la parte religiosa del conflicto. Estamos siempre participando en cualquier esfuerzo con ese objetivo de paz”, señaló el embajador de Egipto en Colombia, Sami Mahmoud Ali Salem, en conversación con El Espectador tras la tensión en Gaza en mayo de 2021.
De acuerdo con Pecel, “Egipto tiene formas de presionar a Hamás en Gaza y tiene contacto frecuente con Israel, por lo que su mediación es efectiva”. Sin embargo, dice el experto, “no es un mediador que pueda ir más allá de negociar treguas para evitar que las escaladas se salga de control”.
¿Y Europa? Como señala Jaramillo, ha sido muy notable la ausencia de un líder para el continente de las características de la excanciller alemana, Angela Merkel. Esto deja a otro agente, el papa Francisco, quien ha pedido a ambas partes que paren con el “espiral de muerte”.
“El papa podría tener una influencia, así como la tuvo Juan Pablo II en los levantamientos sociales en lugares como Polonia durante la Guerra Fría. Pero hoy Francisco en asuntos como el del conflicto entre Palestina e Israel no tiene voluntad de inmiscuirse, y es muy políticamente correcto. Recordemos que ha condenado sobre ocupación de Crimea o del Donbás, pero en la cuestión sobre la causa entre Palestina e Israel no la ha interesado meterse de cabeza. Es, además, un tema muy complicado para el Vaticano”, dice Jaramillo.
Peckel coincide con Jaramillo en que la Santa Sede no sería el mediador indicado para este conflicto. Los dos expertos concuerdan en que el único actor con posibilidades e influencia es Estados Unidos.
“No hay otro”, dice Peckel. “Estoy de acuerdo en que Estados Unidos tiene las manos llenas en este momento, también en que las administraciones han fracasado en tratar de ofrecer una solución”, recalca el experto. Sin embargo, al menos en el corto plazo, el panorama no es alentador.
Con las elecciones de 2024 en la mira, las múltiples crisis a nivel local, la tensión con China y la guerra en Ucrania arrastrando todo el foco internacional, el gobierno de Joe Biden tiene demasiados asuntos sobre la mesa y muy poco margen de maniobra para desarrollar un diálogo como el que en su momento hizo Bill Clinton. Su atención está en otro lado. Esto abriría la posibilidad a otros actores que podrían encabezar el diálogo.
El conflicto entre israelíes y palestinos necesita sí o sí de la intervención de Estados Unidos como mediador. Sin embargo, las condiciones actuales, por tiempo y por la saturada agenda de Biden, indican que este diálogo no se construirá en esta administración. El viaje de Blinken, en el momento de mayor volatilidad en la región, busca solo dejar claras las preocupaciones internacionales sobre Gaza, con poco efecto inmediato, pero pensando en un futuro en el que el país esperaba haber recuperado su influencia.
“Lo que creo es que Estados Unidos (con la visita de Blinken) va a tratar de restablecer su imagen por las salidas en falso de Afganistán y Ucrania y la debilidad de la que el Partido Republicano acusa a Biden. Esta gira (la de Blinken) parte de que la imagen de Biden es favorable en el exterior, porque ha conseguido apoyo para la guerra, y sigue confirmando un liderazgo sobre Europa. Así que lo que busca acá es también recuperar esa influencia en otros espacios como Medio Oriente, pero esto le será muy difícil a Estados Unidos. La guerra contra el terrorismo de Bush le causó mucho daño a la política exterior de Washington, que ahora debe ser más pragmático en la región”, explica Jaramillo.
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