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Decenas de personas fueron detenidas en Israel este miércoles, en una nueva jornada de protestas masivas contra la reforma judicial impulsada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, y que derivaron en violencia en Tel Aviv, donde la policía lanzó gases lacrimógenos y bombas de estruendo.
Ondeando banderas israelíes y empuñando pancartas que claman por “democracia”, los manifestantes bloquearon carreteras, interrumpieron la circulación de trenes y protestaron en varias ciudades israelíes, en lo que calificaron como otro “día de la ira”.
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Dieciséis personas fueron detenidas a primera hora en diversas protestas en los alrededores de Tel Aviv, según fuentes policiales.
En Tel Aviv las protestas han congregado ya a decenas de miles de personas y han subido de tono, lo que ha provocado una respuesta policial con gases lacrimógenos y bombas de sonido para dispersar a los manifestantes, que acusaron al cuerpo de ser una “policía dictatorial”.
“La policía está golpeando a jóvenes que participan en una manifestación no violenta en Ayalón”, en el centro de Tel Aviv, denunciaron los organizadores en redes sociales.
“Resistencia, lucha, protesta civil - ¡sin violencia por nuestra parte!”, reza el mensaje que llama a protestar contra lo que consideran “el golpe de Estado” por parte del Gobierno.
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Por la tarde, también hay protestas convocadas en Jerusalén, frente a la Knéset (Parlamento israelí) donde está previsto que se reanuden los debates sobe la polémica reforma judicial, en concreto sobre la llamada “cláusula de anulación”, que logró luz verde esta mañana en el comité parlamentario de Constitución, Ley y Justicia.
Esa cláusula permitiría que una mayoría simple de diputados en el Parlamento pueda derogar los fallos emitidos por Supremo, lo que socavaría la independencia y politizarla de la Justicia, lo que ha provocado un amplio rechazo de amplios sectores de la sociedad israelí.
Cuando termine la sesión plenaria en la Knéset, los manifestantes también tienen previsto protestar en Jerusalén frente a la residencia particular de Netanyahu, en la calle Gaza; para marchar desde allá hacia la residencia oficial del presidente Isaac Herzog, en el barrio de Rehavia.
También han tenido lugar huelgas temporales en varios lugares de trabajo y escuelas, así como protestas frente a las casas de los legisladores y ministros de la coalición, como la del presidente del Parlamento, Amir Ohana.
De su lado, la Policía advirtió que tendrá “tolerancia cero hacia las alteraciones del orden, los daños a la propiedad y los daños a los símbolos gubernamentales”, y que no permitiría bloqueos de carreteras que no estuvieran coordinados con antelación.
El ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, se refirió a los manifestantes como “anarquistas” al asegurar que no permitirá que realicen bloqueos viales.
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Estas protestas, que se suceden desde hace dos meses congregando decenas de miles de personas, muestran el rechazo a la aprobación de una reforma judicial que, según sus detractores, erosionaría la separación de poderes y debilitaría las bases formales de la democracia israelí, otorgando excesivo poder al Ejecutivo.
La semana pasada, el Parlamento aprobó de forma preliminar dos de los proyectos de ley incluidos en la reforma, que pretenden cambiar la composición del comité de selección de jueces y restringirían al Supremo la posibilidad de revisar y cambiar las leyes.
La fiscal general de Israel ha advertido a Netanyahu de que no puede participar en la reforma judicial debido a que existe un conflicto de intereses por sus actuales juicios por fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos.
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