Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Mientras hacía política en la calle en la ciudad de Nara, Shinzo Abe, el ex primer ministro japonés que más tiempo ocupó el cargo, recibió dos disparos por parte de un exmilitar de 41 años. Uno de ellos fue mortal. El autor confeso del ataque, Tetsuya Yamagami, capturado por las autoridades, manifestó que su plan no tenía un móvil ideológico. Según le dijo a la policía, le guardaba rencor a Abe porque creía que el político estaba vinculado a una “organización específica” a la que él odia.
El ex primer ministro, que había visitado Colombia con su esposa en 2014, se encontraba en campaña para apoyar a los miembros de su partido, el Liberal Democrático (PLD), de cara a las elecciones a la Cámara Alta, que tendrán lugar el domingo.
El homicida usó un arma de cañones recortados de fabricación casera y con forma y tamaño de una caja de zapato. El primero falló y produjo una fuerte humareda que provocó confusión entre los guardaespaldas y le dio tiempo a Yamagami para dar un paso atrás y realizar la segunda detonación que derribó al ex primer ministro. Abe fue llevado en helicóptero a un hospital de la ciudad de Nara, Japón central, y Yamagami fue reducido por los guardaespaldas que le decomisaron el arma.
El actual primer ministro, Fumio Kishida, que también se encontraba en campaña en el nordeste del país, regresó a su oficina en Tokio en helicóptero y condenó el atentado por ser un “acto de barbarie en medio de unas elecciones y en una democracia”. Más tarde comunicó que continuará con la campaña sin ceder a la violencia y garantizará una elección “libre y justa”. Se prevé que la seguridad de los políticos en sus comparecencias será reforzada, pero las elecciones no serán suspendidas.
Abe fue atendido por una veintena de médicos y casi cinco horas después del atentado fue declarado muerto. Según los médicos que lo atendieron, sufrió un desangre masivo que no se pudo controlar.
El caso ha conmocionado un país con una estricta política de posesión de armas y con uno de los índices de seguridad más altos en los países industrializados. El atentado es el primero de un ex primer ministro desde el final de la Segunda Guerra Mundial, aunque sí hubo algunos casos no letales en los que estuvieron implicados miembros de la yakuza, la mafia japonesa.
Abe era el heredero de una prominente familia política de Japón. Su abuelo Nobusuke Kishi, su padre Shintaro Abe y el propio Abe habían visitado Colombia mientras ocuparon el cargo de primer ministro, como parte de sus tareas de política exterior.
Le recomendamos: Cumbre G20: Occidente pide cese de invasión a Ucrania; Rusia se levanta de la mesa
Entre 2006 y 2007, Abe ya había ocupado el cargo de primer ministro, pero tuvo que dar un paso al costado por razones de salud. En 2012 volvió a ganar el poder y estuvo ocho años durante los cuales siguió una política económica llamadas informalmente “Abenomics”.
Con éxito relativo, Abe se propuso vencer la deflación y reactivar la economía estancada de Japón a través de medidas de relajación monetaria masiva, estímulos fiscales y reformas estructurales.
Otro de los puntos claves de su política fue reforzar la seguridad de Japón y promover la reforma de la Constitución pacifista redactada por Estados Unidos tras la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, esto con el objetivo de que el país se rearmara.
Aunque la Carta Magna prohibía en el artículo 9 la posesión de balística intercontinental y la participación en conflictos internacionales, Abe consiguió una reinterpretación para permitir el uso de la autodefensa colectiva que le permitiría defender a países aliados, incluso sin que el territorio fuera atacado.
Su línea dura nacionalista y su visión revisionista de la historia provocaron repetidamente las protestas de los países vecinos, como China y Corea del Sur, que sufrieron el yugo de la invasión colonial nipona en la primera mitad del siglo XX.
Le puede interesar: Así fue el ataque en el que murió el ex primer ministro japonés Shinzo Abe
Japón celebra elecciones en medio de la conmoción
El gobierno de Fumio Kishida manifestó que seguirá adelante con los planes y no pensaba aplazar las elecciones a la Cámara Baja.
El primer ministro Kishida, cuya coalición era favorita en las encuestas, instruyó a las fuerzas de seguridad a aumentar los dispositivos de vigilancia para asegurarse de que las elecciones se llevarán a cabo de manera pacífica.
El asesinato de Abe afectó de inmediato la campaña electoral, provocando la cancelación de eventos por parte de los principales partidos y miembros del gabinete de Kishida. Sin embargo, otras figuras políticas que también lamentaron la muerte de Abe pidieron seguir adelante con los comicios.
“(La campaña seguirá con lo programado) para demostrar que (nosotros) no sucumbiremos a la violencia”, dijo Thosimitsu Motegi, secretario general del Partido Liberal Democrático.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.