Jerusalén: celebraciones judías, cristianas y musulmanas en plena escalada violenta
En la ciudad coinciden las celebraciones de la Pascua cristiana, el Pésaj judío y el mes sagrado musulmán del Ramadán, en plena escalada de violencia en el conflicto entre israelíes y palestinos.
Rosie Scammell | AFP
Miles de fieles se congregan este domingo en Jerusalén donde coinciden las celebraciones de la Pascua cristiana, el Pésaj judío y el mes sagrado musulmán del Ramadán, en plena escalada de violencia en el conflicto entre israelíes y palestinos.
Las autoridades israelíes ordenaron un gran despliegue policial el domingo en la Ciudad Vieja, lugar de choques entre las tres religiones, en Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad ocupado y anexionado por Israel desde 1967.
La región registra un aumento de la violencia, desde la irrupción brutal el miércoles de las fuerzas israelíes en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar santo del islam. Esta intervención suscitó condenas internacionales y desató las tensiones.
Desde entonces, se han producido atentados anti-Israel, disparos de cohetes procedentes de Gaza, Líbano y Siria, a los que han seguido represalias israelíes.
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El último episodio de esta ola de violencia fueron los bombardeos del ejército israelí el sábado por la noche en Siria, como respuesta a los cohetes lanzados hacía los Altos del Golán, anexionados por Israel.
Llamado al diálogo
El papa Francisco expresó su “profunda preocupación por los ataques de estos últimos días” e instó a crear un “clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos”, en su tradicional bendición “Urbi et Orbi” tras la misa de Pascua.
En Jerusalén, cientos de fieles participaron por la mañana en la misa pascual en el Santo Sepulcro, un lugar santo disputado por varias confesiones cristianas. En las capillas contiguas, se celebraban los ritos ortodoxos del Domingo de Ramos.
“Creo que Jesús y Dios sufren al vernos divididos entre cristianos, incluso aquí estamos divididos, lamentablemente, y hay mucha violencia”, dice a la AFP la hermana Elisabeth, misionera procedente de Chad.
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No muy lejos, miles de judíos se dirigían al Muro de los Lamentos, para la tradicional bendición de los Cohanim (sacerdotes en hebreo). Esta bendición se celebra dos veces al año en el Muro de los Lamentos, sobre todo durante la Pascua judía (Pésaj).
“Siento que Dios va a protegernos, rezamos todos juntos como un único pueblo”, explica a la AFP Judy Green, judía de 60 años.
El Muro de los Lamentos, vestigio del antiguo templo, se encuentra en uno de los lados de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam, erigido en lo que los judíos llaman el Monte del Templo, principal lugar santo en el judaísmo.
Según un periodista de la AFP, medio millar de judíos religiosos visitaron la Explanada de las Mezquitas el domingo por la mañana, bajo escolta policial, mientras fieles musulmanes rezaban por el Ramadán. No se produjeron enfrentamientos.
En teoría, los judíos no pueden acceder al Monte del Templo, por prohibición de los rabinos, pero muchos desoyen el veto. Estas visitas han aumentado en los últimos años y numerosos ultranacionalistas judíos rezan a escondidas después de haber subido como simples visitantes.
Espiral de violencia
La situación “no es muy buena”, declara en la explanada Mahmud Mansur, un palestino de Jerusalén de 65 años, lamentando que la policía apoye “cada mañana” estas visitas de judíos para “dejar de lado a los musulmanes”. “Pero lucharemos y esperamos (...) que un día habrá paz en Jerusalén”, dice.
El miércoles, las fuerzas israelíes irrumpieron dos veces en las mezquita Al Aqsa y desalojaron violentamente a los fieles durante sus oraciones nocturnas.
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Israel dijo que las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a actuar “para restablecer el orden” por la presencia de unos “extremistas” en la mezquita.
Al día siguiente, una treintena de cohetes fueron disparados contra territorio israelí desde Líbano, en la mayor escalada desde 2006 en la frontera entre estos dos países, que técnicamente siguen en guerra tras varios conflictos.
Israel respondió bombardeando infraestructuras del movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza, donde gobierna, y en el sur de Líbano.
El viernes se produjeron dos atentados, uno en un asentamiento judío en Cisjordania ocupada, en el que murieron dos hermanas israelíes de 16 y 20 años, y otro en Tel Aviv, en el que falleció un turista italiano.
El conflicto israelo-palestino se ha intensificado en lo que va de año. Al menos 92 palestinos, 18 israelíes, una ucraniana y un italiano han perdido la vida, según un recuento de la AFP a partir de fuentes oficiales.
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Miles de fieles se congregan este domingo en Jerusalén donde coinciden las celebraciones de la Pascua cristiana, el Pésaj judío y el mes sagrado musulmán del Ramadán, en plena escalada de violencia en el conflicto entre israelíes y palestinos.
Las autoridades israelíes ordenaron un gran despliegue policial el domingo en la Ciudad Vieja, lugar de choques entre las tres religiones, en Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad ocupado y anexionado por Israel desde 1967.
La región registra un aumento de la violencia, desde la irrupción brutal el miércoles de las fuerzas israelíes en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar santo del islam. Esta intervención suscitó condenas internacionales y desató las tensiones.
Desde entonces, se han producido atentados anti-Israel, disparos de cohetes procedentes de Gaza, Líbano y Siria, a los que han seguido represalias israelíes.
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Llamado al diálogo
El papa Francisco expresó su “profunda preocupación por los ataques de estos últimos días” e instó a crear un “clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos”, en su tradicional bendición “Urbi et Orbi” tras la misa de Pascua.
En Jerusalén, cientos de fieles participaron por la mañana en la misa pascual en el Santo Sepulcro, un lugar santo disputado por varias confesiones cristianas. En las capillas contiguas, se celebraban los ritos ortodoxos del Domingo de Ramos.
“Creo que Jesús y Dios sufren al vernos divididos entre cristianos, incluso aquí estamos divididos, lamentablemente, y hay mucha violencia”, dice a la AFP la hermana Elisabeth, misionera procedente de Chad.
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“Siento que Dios va a protegernos, rezamos todos juntos como un único pueblo”, explica a la AFP Judy Green, judía de 60 años.
El Muro de los Lamentos, vestigio del antiguo templo, se encuentra en uno de los lados de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam, erigido en lo que los judíos llaman el Monte del Templo, principal lugar santo en el judaísmo.
Según un periodista de la AFP, medio millar de judíos religiosos visitaron la Explanada de las Mezquitas el domingo por la mañana, bajo escolta policial, mientras fieles musulmanes rezaban por el Ramadán. No se produjeron enfrentamientos.
En teoría, los judíos no pueden acceder al Monte del Templo, por prohibición de los rabinos, pero muchos desoyen el veto. Estas visitas han aumentado en los últimos años y numerosos ultranacionalistas judíos rezan a escondidas después de haber subido como simples visitantes.
Espiral de violencia
La situación “no es muy buena”, declara en la explanada Mahmud Mansur, un palestino de Jerusalén de 65 años, lamentando que la policía apoye “cada mañana” estas visitas de judíos para “dejar de lado a los musulmanes”. “Pero lucharemos y esperamos (...) que un día habrá paz en Jerusalén”, dice.
El miércoles, las fuerzas israelíes irrumpieron dos veces en las mezquita Al Aqsa y desalojaron violentamente a los fieles durante sus oraciones nocturnas.
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Al día siguiente, una treintena de cohetes fueron disparados contra territorio israelí desde Líbano, en la mayor escalada desde 2006 en la frontera entre estos dos países, que técnicamente siguen en guerra tras varios conflictos.
Israel respondió bombardeando infraestructuras del movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza, donde gobierna, y en el sur de Líbano.
El viernes se produjeron dos atentados, uno en un asentamiento judío en Cisjordania ocupada, en el que murieron dos hermanas israelíes de 16 y 20 años, y otro en Tel Aviv, en el que falleció un turista italiano.
El conflicto israelo-palestino se ha intensificado en lo que va de año. Al menos 92 palestinos, 18 israelíes, una ucraniana y un italiano han perdido la vida, según un recuento de la AFP a partir de fuentes oficiales.
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