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El presidente de Estados Unidos salió este lunes a defender su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán, a pesar del caos que vive el país tras el retorno de los talibanes, que el domingo conquistaron Kabul y desataron una estampida sin control hacia el aeropuerto de la capital.
Algo que para Washington no fue una sorpresa, pues Biden recibió múltiples llamados de agencias de inteligencia y de otros miembros de su Administración que le advertían qué iba a pasar si EE. UU. se retiraba de Afganistán. Insuficiente para el mandatario, que hoy a pesar de la marea de críticas insistió en que sus planes no cambiarían.
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En un discurso desde la Casa Blanca, Biden aseguró que “construir una nación” nunca fue un objetivo de EE. UU. en Afganistán. Advirtió que su gobierno “actuará rápidamente” contra el terrorismo en ese país pero solo “si es necesario”. Agregó que “seguiremos alzando la voz por los derechos básicos del pueblo afgano, de las mujeres y las niñas”, y aunque admitió que Kabul cayó más rápido de lo esperado ante los talibanes, “Estados Unidos le dio todas las oportunidades al ejército afgano para defender su país”.
Sus palabras no sorprendieron pues en los últimos días Biden se han mantenido firme con su decisión, a pesar de las dramáticas escenas de miles de afganos tratando de huir. El actual mandatario dijo hace unas semanas, cuando el expresidente George Bush y otras veces le decían que era un error la retirada, que: “Nadie quiere decir que nos deberíamos quedar en Afganistán para siempre, pero insisten en que ahora no es el momento adecuado para irse. ¿Cuándo será el momento adecuado? ¿Un año más? ¿Dos? ¿Diez?”.
Este lunes, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, aseguró que no era “inevitable” que los talibanes controlaran Kabul tras la retirada de las tropas estadounidenses.
Sullivan acusó, en una entrevista con la cadena ABC, Sullivan culpó a las fuerzas afganas de “no dar un paso al frente” para defender Afganistán, pese a “los miles de millones de dólares” que Washington ha aportado en entrenamiento y equipamiento militar.
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Y es que Biden sigue considerando la decisión de ordenar la retirada militar de Afganistán como la correcta tras más de 20 años de guerra.
“La cuestión que encaró el presidente en abril (...) es si deberíamos enviar a hombres y mujeres de EE. UU. a una guerra civil en otro país cuando su propio Ejército no lucha por defenderlos. Y la respuesta a esa pregunta es no”, afirmó Sullivan.
Las críticas a EE. UU.
Estados Unidos, que durante 20 años estuvo en Afganistán, intenta evacuar a todo su personal de ese país, mientras el 31 de agosto se completa el retiro de sus tropas, las mismas que sacaron a los talibanes del poder en 2001, pero que hoy dejan al país a merced de este grupo que siembra el terror de nuevo.
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En medio de las terribles imágenes de miles de personas tratando de subirse a los aviones que intentan salir del aeropuerto Hamid Karzai de Kabul, el presidente Joe Biden es blanco de las críticas por la forma cómo terminan dos décadas de guerra en un país que hoy está peor que hace dos décadas.
El primero en atacarlo fue Donald Trump, quien le pidió renunciar: “Lo que hizo Joe Biden con Afganistán es mítico. Será una de las mayores derrotas en la historia de Estados Unidos”. Pero al expresidente republicano se le olvida que el acuerdo con los talibanes, que desembocó en este penoso retiro, fue firmado durante su presidencia.
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Los talibanes entraron el domingo a Kabul y clamaron “victoria” desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero. “Los talibanes ganaron”, declaró Ghani en Facebook, asegurando que abandonó el país para evitar un “baño de sangre”, pues “innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida” si se hubiera quedado.
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Una derrota para EE. UU.
Con los talibanes nuevamente en el poder y a menos de un mes del aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001, se plantearán, ¿por qué casi 2.500 vidas estadounidenses perdidas en una larga e inútil guerra? ¿Por qué la factura de 2 billones de dólares por esta guerra?
Algunos, como la legisladora republicana Liz Cheney, destacan que Estados Unidos ya no inspira el mismo miedo de antaño entre sus adversarios.
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“Es imperdonable. Es catastrófico. Y tiene consecuencias no solo para Afganistán, no solo para la guerra contra el terrorismo, sino globalmente para el papel de Estados Unidos en el mundo”, dijo.
“Los rivales de Estados Unidos saben que pueden amenazarnos, y nuestros aliados se preguntan esta mañana si pueden contar con nosotros para algo”, se lamentó.
Husain Haqqani, exembajador de Pakistán en Washington, confirma esos temores: “La credibilidad de Estados Unidos como aliado se ve erosionada por la forma en que el gobierno afgano fue abandonado durante las conversaciones de Doha”, dijo, refiriéndose al ciclo de reuniones internacionales celebradas en Catar.
Para Haqqani, actual experto del Hudson Institute, la forma en que los talibanes engañaron a los delegados estadounidenses en estas reuniones “alentará a otros (países) a practicar una diplomacia del engaño”.
A Estados Unidos se le olvidaron las lecciones de la retirada de Irak. Entonces fue Barack Obama el que hizo un retiro progresivo, que al final no se terminó, pues los soldados estadounidenses tuvieron que volver a los dos años y medio después de su retirada para combatir al Estado Islámico, que aprovechó los vacíos y tomó el poder para crear un Califato.
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Santuario terrorista
El retorno de los talibanes no es solo un problema para la población local. Para Sir Richard Barrons, excomandante británico de alto rango, la retirada de las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de Afganistán fue un completo “error estratégico”.
“Al tomar la decisión de irnos, creo que no solo hemos vendido el futuro de Afganistán, sino que también hemos enviado un mensaje realmente desafortunado a los aliados en el Golfo, África y Asia”, dijo en conversación con la BBC.
Y agregó: Corremos el riesgo de que las entidades terroristas se establezcan en Afganistán para causar daño en Europa y en otros lugares. Entonces creo que este es un resultado estratégico muy pobre”,
Los talibanes nunca han ocultado lo que quieren: la resurrección completa de su emirato islámico que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001. Para eso lanzaron una estrategia militar que resultó muy efectiva: abrumar a las fuerzas gubernamentales con múltiples ataques contra diversos objetivos en todo el país.
Antes negociaron la salida de tropas estadounidenses y extranjeras del territorio afgano, a través de un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos en manos de Donald Trump. Se comprometieron a no atacar objetivos estadounidenses a cambio de su retirada.
Parte del acuerdo también significó que Washington presionó al gobierno afgano para que liberara a miles de prisioneros talibanes, la mayoría de los cuales se reincorporaron de inmediato al combate con los insurgentes.