Kim Jong-Un: ¿Por qué su visita a China fue una jugada maestra?

Primero con las pruebas de misiles y ahora con la diplomacia, el líder norcoreano parecería estar un paso más adelante que su homólogo estadounidense.

Jane Perlez/ Especial del New York Times
31 de marzo de 2018 - 01:51 p. m.
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Con una dosis de misterio y el estilo de un hombre del espectáculo, Kim Jong-un, el joven líder de Corea del Norte, utilizó su debut como estadista internacional el miércoles para presentarse como alguien seguro, razonable y dispuesto a negociar.

La visita sorpresa de Kim a Pekín, su primer viaje al extranjero desde que está al mando, fue un recordatorio de lo mucho que ha establecido el curso de las acciones durante la crisis en torno al arsenal nuclear de su país, así como de la fuerte postura que tiene a la hora de abrir el diálogo, primero con el presidente surcoreano Moon Jae-in el siguiente mes y más tarde con el presidente Donald Trump.

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Kim aún no ha dicho qué concesiones está dispuesto a hacer ni qué podría exigirle a Estados Unidos a cambio. Sin embargo, siguió dominando el proceso diplomático, reafirmando su voluntad de reunirse con Trump y repitiendo su compromiso ambiguo con la desnuclearización de la península de Corea en sus charlas con el presidente Xi Jinping de China, de acuerdo con Xinhua, la agencia noticiosa del Estado chino.

Durante el primer año presidencial de Trump, Kim llevó a cabo pruebas de misiles de avanzada capaces de atacar territorio estadounidense y declaró que el misil era una bomba de hidrógeno lista para su lanzamiento. Después cambió abruptamente el curso de la situación; aprovechó las Olimpiadas de Invierno para tomar la iniciativa, y sorprendió al mundo acercándose a Corea del Sur y después ofreciendo reunirse con Trump.

Durante todo el proceso, al gobierno de Trump casi no le ha quedado más que reaccionar y seguirle el paso a las acciones de Kim. Esta semana sucedió lo mismo, cuando Kim de pronto apareció en China en un tren blindado y se le vio sonriendo al lado de Xi, cuya cooperación ha sido esencial para la estrategia de “presión máxima” de Trump sobre Corea del Norte. Los medios estatales en China y Corea del Norte anunciaron la reunión el miércoles, después de dos días de hermetismo.

Tanto en imágenes y palabras, Kim y Xi indicaron que habían reconciliado la relación entre sus países, que se había visto afectada cuando Kim aceleró su programa nuclear y Xi respondió promoviendo —y aplicando— las sanciones más punitivas que Estados Unidos propuso.

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“La amistad entre Corea del Norte y China que establecieron y procuraron personalmente las generaciones previas de líderes en ambos países es inquebrantable”, Kim le dijo a Xi, de acuerdo con Xinhua. Xi recordó de manera efusiva la amistad afectuosa entre su padre, un funcionario de alto rango del Partido Comunista de la época de Mao, y el padre de Kim, Kim Jong-il, el mandatario anterior de Corea del Norte.

Es demasiado pronto para saber si la reunión implica una postura más flexible de China respecto de Kim Jong-un o el relajamiento de su compromiso con las sanciones internacionales en contra de su país. No obstante, la visita sirvió para enfatizar la influencia excepcional de Pekín sobre Corea del Norte, incluso mientras Trump amenaza a China con una guerra comercial.

Trump puede hablar de ejercer “presión máxima” sobre Corea del Norte pero, en última instancia, China —el principal socio

Por Jane Perlez/ Especial del New York Times

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