La alerta mundial contra el antisemitismo e islamofobia por el conflicto en Gaza
Las comunidades árabes, musulmanas y judías alrededor del mundo temen cada vez más por su seguridad. Tras la escalada del conflicto entre Hamás e Israel, las amenazas a su bienestar se hacen más latentes, así como las voces de apoyo que piden que estas comunidades puedan vivir en tranquilidad.
“Cada ataque me llena de vergüenza y rabia”, comentó el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier en una protesta pro-Israel. Desde la escalada entre el conflicto entre Hamás e Israel el 7 de octubre, las manifestaciones en todos los continentes han crecido para demostrar el apoyo a la población que ha quedado entre balas y bombardeos. Con las palabras de consuelo, también han brotado la violencia islamofóbica y antisemita. Ahora, no solo la población judía y musulmana en el territorio palestino-israelí teme por su bienestar, el miedo está ahora presente en toda la población mundial.
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“Cada ataque me llena de vergüenza y rabia”, comentó el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier en una protesta pro-Israel. Desde la escalada entre el conflicto entre Hamás e Israel el 7 de octubre, las manifestaciones en todos los continentes han crecido para demostrar el apoyo a la población que ha quedado entre balas y bombardeos. Con las palabras de consuelo, también han brotado la violencia islamofóbica y antisemita. Ahora, no solo la población judía y musulmana en el territorio palestino-israelí teme por su bienestar, el miedo está ahora presente en toda la población mundial.
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Pero este no es un miedo nuevo. En Estados Unidos, la cifra de incidentes antisemitas en el 2022 fue de 3.697, de acuerdo con la Liga Anti-Difamación.
Hussam Ayloush, el director ejecutivo de la sección californiana del Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CAIR-CA, en inglés), cuenta que hay al menos 1,6 millones de personas, “de las cuales casi todas son musulmanas” o “tienen nombres que suenan musulmanes” que están en listas de vigilancia del Gobierno estadounidense, y más de 50 % de los estudiantes musulmanes en California se enfrentan a algún tipo de “bullying físico o verbal en escuelas públicas solo por ser musulmanes”.
El FBI encontró que, en el 2022, lo crímenes de odio habían aumentado en un 7 % con respecto al año anterior.
Es una sensación que se replica en todo el mundo. En Inglaterra, la Policía Metropolitana ha visto que las denuncias de delitos antisemitas en octubre en comparación con el 2022. Las denuncias de delitos musulmanes, por su parte, han aumentado más del doble. Los funcionarios del Gobierno alemán también han alertado sobre el aumento de las cifras en los ataques antisemitas y el Consejo Musulmán para la República Federal en Alemania asegura que el número de ataques islamofóbicos sigue creciendo, pero no son reportados por falta de confianza en las autoridades.
Un nuevo aliento para la violencia
Desde la escalada en el conflicto entre Hamás e Israel, los actos de violencia parecen ser cada vez más. Christopher Wray, el director de la organización, dijo que están monitoreando un aumento en el número de amenazas contra los dos grupos, en medio de los miedos de las comunidades por su bienestar.
“Creo que la brutalidad empleada por Hamás para atacar y secuestrar ciudadanos israelíes en su propio territorio indistintamente de su edad e implicación en el conflicto, así como el discurso maniqueo del gobierno de Israel liderado por Benjamín Netanyahu catalogando a la otra parte como ‘animales’ en paralelo al castigo colectivo que inflige a los palestinos en la Franja de Gaza han avivado no solo los discursos sino las acciones de odio hacia estas dos comunidades”, indica Manuel González, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana.
En el discurso, de acuerdo con los expertos, es donde las hostilidades se han hecho visibles. No solo por parte de los políticos, sino también la prensa, lo que exacerba la violencia hacia a los ciudadanos. Ese fue el caso de Wadea Al Fayoume, un niño de 6 años que fue asesinado por Joseph M. Czuba, el hombre que arrendaba el apartamento. Según los fiscales encargados, Czuba lo hizo solo por el hecho que de la familia era musulmana y tenía “sospechas” relacionadas con el conflicto entre Hamás e Israel.
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“Este incidente no puede sino aumentar aún más los temores de las comunidades musulmana, árabe y palestina de nuestro país en relación con la violencia alimentada por el odio”, decía un comunicado del fiscal general Merrick Garland.
La islamofobia no es nueva en Estados Unidos. Su punto más alto, según indican cifras del FBI, fue en el 2001, con los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre. González añade que es un discurso practicado no solo por la sociedad, sino por el Gobierno estadounidense, con “actividades de vigilancia sobre esta comunidad”. Una de las decisiones del gobierno contra la población se dio cuando Donald Trump estaba en el poder y “se prohibió por 90 días la entrada a Estados Unidos de inmigrantes de siete países de mayoría musulmana”.
“La islamofobia es un discurso de odio, un tipo de racismo, que va dirigido y discrimina a las personas que son musulmanas o percibidas como musulmanas”, explica Nofret Hernández, experta en Medio Oriente e investigadora de la División de Historia del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas). “En Palestina, como son árabes y se les percibe como musulmanes, también sufren de islamofobia”.
Una dicotomía insalvable
Con el temor, las manifestaciones han mostrado el crecimiento paralelo del discurso que tilda a las protestas en apoyo a la población como un llamado a la violencia. Las manifestaciones pro-Palestina son llamadas como pro-Hamás, indicando una aparente relación entre el apoyo a la población como el apoyo al grupo terrorista y demostraciones antisemitas.
Sin embargo, los expertos aseguran que son demostraciones muy diferentes. González explica que el antisemitismo tiene como principal objetivo “es destruir y eliminar a los miembros” de la comunidad judía. Este odio se explica “en torno a la difusión de rumores asociados a su gran protagonismo de esta comunidad en el comercio que les permiten concentrar gran poder de decisión económica, así como los perjuicios religiosos de varias confesiones cristianas alrededor del protagonismo de los judíos en la muerte de Jesús, principal referente del cristianismo”.
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Las protestas pro-Palestina, por su parte, tienen un contenido y acciones “no están contra la población judía, sino que están dirigidas al gobierno israelí y las organizaciones internacionales para presionar por el logro de un Estado para la población palestina”. Aunque el grupo terrorista opere en territorio palestino, “no es Palestina en sí misma”.
“Por tanto, mientras el antisemitismo destruye, las protestas pro-Palestina construye condiciones adecuadas para que los palestinos logren su autodeterminación política”, apunta el profesor González.
De la misma forma, la comunidad judía ha visto ataques en su contra por su supuesto a apoyo a Israel. En Turquía, la columnista de T24 Karel Valansi, afirmó que los judíos turcos han recibido toda la rabia dirigida contra Israel, pues son “completamente removidos de su posición de ciudadanos de la República de Turquía y convertidos en embajadores y extensiones del Estado de Israel”.
La Alianza Internacional de Remembranza del Holocausto, advierte que el antisemitismo también está en “acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en el mundo, que a los intereses de sus propios países”.
“Está creciendo esta polarización. Entonces, los que apoyan a Israel toman esto como si fuera un partido de fútbol y empiezan a odiar a los musulmanes y a los árabes. Los que apoyan a los palestinos empiezan a odiar a los judíos. Cuando, finalmente, Hamás representa a una porción de los palestinos, no todos. La mayoría de los palestinos no están de acuerdo con las tácticas violentas de Hamás, así como la mayoría de los judíos en el mundo no están de acuerdo con lo que está haciendo Netanyahu”, dice Hernández.
“Las superpotencias en juego no están haciendo lo suficiente”, dijo Camille Revuelta a Reuters, en una manifestación pro-Palestina en Londres. Las demandas de los ciudadanos del mundo entero para que se acabe el conflicto siguen creciendo, pidiendo la renuncia de los gobernantes que no se pronuncien contra el asesinato de civiles en medio del conflicto. Es un aumento no solo de la violencia contra las poblaciones árabes, musulmanas y judías, sino también de las voces de apoyo que piden que cese el fuego.
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