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                                                                                                                                La guerra de la ropa en Francia: así anden en burkini o con pantalón corto, las mujeres son agredidas

                                                                                                                                Dos mujeres fueron atacadas en Toulon por lucir pantalones cortos. El martes, otra más fue golpeada por hacer “topless” en la playa. La ropa, esa ideología.

                                                                                                                                Redacción Internacional

                                                                                                                                Un activista LGBT durante una protesta contra la prohibición del burkini en la Embajada de Francia en Atenas. / AFP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Si por un lado —de acuerdo con las declaraciones del primer ministro francés, Manuel Valls— las musulmanas que lucen el burkini resultan ser el producto de una sociedad que las oprime y desdeña su voluntad, el bikini, los pantalones cortos y el topless son por otro la trinidad esencial de la libertad, la igualdad y la fraternidad: entre menos ropa, si se abunda en esta lógica, mayor libertad. El desnudo, al fin y al cabo, sería el dibujo más leal a la entera libertad. La medida de la libertad depende de la cantidad de ropa —y la calidad de su significado— que se tenga encima.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Por lo tanto, ambos cabos de esa cuerda que se llama libertad tienen una ideología. Para los franceses que apoyan la prohibición, la libertad es ir tan cerca del desnudo como sea posible; para las musulmanas que se defendieron ante la medida, la libertad se basaba en decidir qué tipo de ropa se puede usar según los gustos y las necesidades propias. Ocurrió una paradoja: las musulmanas, que vienen de una religión estricta y en ocasiones prohibitiva, fueron las encargadas de recordarles a los franceses laicos y liberales qué significa ser libre.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El medio original que difundió la noticia, un portal local llamado Charente Libre, aseguró que la agresión no había tenido “motivos religiosos”. Sin embargo, no es necesario que la religión está de por medio: es suficiente con que exista un código de ética que determina las maneras de vestir y su significado. En este caso, según el testimonio de la joven, su ataque se debió a que mostrar su cuerpo —sus senos— era demasiado agresivo. En el caso de la musulmana en la playa de Marsella, ocultarlo era demasiado agresivo. En cierto sentido, prohibir el burkini, más que una proclama de libertad de las mujeres, era una declaración de mesura. Ni tan vestido, ni tan desnudo: en la medida justa y reglamentada.
                                                                                                                                 

                                                                                                                                Un activista LGBT durante una protesta contra la prohibición del burkini en la Embajada de Francia en Atenas. / AFP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Si por un lado —de acuerdo con las declaraciones del primer ministro francés, Manuel Valls— las musulmanas que lucen el burkini resultan ser el producto de una sociedad que las oprime y desdeña su voluntad, el bikini, los pantalones cortos y el topless son por otro la trinidad esencial de la libertad, la igualdad y la fraternidad: entre menos ropa, si se abunda en esta lógica, mayor libertad. El desnudo, al fin y al cabo, sería el dibujo más leal a la entera libertad. La medida de la libertad depende de la cantidad de ropa —y la calidad de su significado— que se tenga encima.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Por lo tanto, ambos cabos de esa cuerda que se llama libertad tienen una ideología. Para los franceses que apoyan la prohibición, la libertad es ir tan cerca del desnudo como sea posible; para las musulmanas que se defendieron ante la medida, la libertad se basaba en decidir qué tipo de ropa se puede usar según los gustos y las necesidades propias. Ocurrió una paradoja: las musulmanas, que vienen de una religión estricta y en ocasiones prohibitiva, fueron las encargadas de recordarles a los franceses laicos y liberales qué significa ser libre.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El medio original que difundió la noticia, un portal local llamado Charente Libre, aseguró que la agresión no había tenido “motivos religiosos”. Sin embargo, no es necesario que la religión está de por medio: es suficiente con que exista un código de ética que determina las maneras de vestir y su significado. En este caso, según el testimonio de la joven, su ataque se debió a que mostrar su cuerpo —sus senos— era demasiado agresivo. En el caso de la musulmana en la playa de Marsella, ocultarlo era demasiado agresivo. En cierto sentido, prohibir el burkini, más que una proclama de libertad de las mujeres, era una declaración de mesura. Ni tan vestido, ni tan desnudo: en la medida justa y reglamentada.
                                                                                                                                 

                                                                                                                                Por Redacción Internacional

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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