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Nivel 1:
¿Dónde queda Afganistán?
De aquí parte todo. Afganistán es un país ubicado en la región de Oriente Medio en Asia. Aunque no cuenta con una salida al mar, su posición geográfica ha hecho que este territorio sea apetecido por conquistadores y comerciantes. Todos, desde Alejandro Magno hasta las potencias modernas como el Imperio Británico, el Imperio Ruso, la Unión Soviética, Estados Unidos, y ahora Rusia, India y China, han querido un pedazo de Afganistán, o por lo menos ejercer control sobre su política exterior. Y todos han fallado.
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Limita con Pakistán, Irán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y China. No hay que olvidar que tiene a Turquía, la puerta a Europa, y a Rusia cerca, así como al continente africano por el sur. Así que ha sido históricamente un corredor muy importante y por eso todos quieren dominarlo. Además, por acá también transitan recursos energéticos. Ahora, en la era moderna, es reconocido como un corredor para el tráfico de drogas. Eso es clave. Y esto sin mencionar que tiene varias reservas de petróleo y otros minerales.
¿Cómo es Afganistán?
A pesar de su violenta historia moderna, Afganistán es un país hermoso con culturas y paisajes envidiables. Está compuesto por 34 provincias y una sociedad multiétnica y mayoritariamente tribal. Según el himno y la Constitución, hay por lo menos 14 grupos étnicos importantes que se reparten de una manera muy diversa en el territorio. Sin embargo, los expertos dicen que hay más de 50 etnias enfrentándose en el país.
¿Qué religión se practica?
Entre todas las etnias, la religión más extendida es el islam. Hay sunitas y chiitas en el país. Pero no solo hay musulmanes. Allí también se asentó el budismo, llegando a ser la religión preislámica más difundida. También pasaron los judíos por más de un milenio, y los cristianos y los hindúes. En la actualidad, tras décadas de persecución, todas estas pasaron a ser minorías. La única religión oficial es el islam.
¿De qué viven?
Es un país muy pobre. Los ingresos se dan principalmente por la producción agrícola, pero es una economía extremadamente dependiente de la asistencia extranjera.
Nivel 2: los personajes
Ahora podemos seguir con la historia de Afganistán. Una buena manera de contarla es a partir de sus múltiples intentos de ser conquistado. Cada intervención nos aporta algo. No nos iremos tan lejos.
¿Por qué los británicos intentaron conquistar Afganistán?
Estos son nuestros primeros personajes. Los británicos intentaron conquistar Afganistán con el objetivo de fortalecer su poder en Asia y frenar la expansión del Imperio ruso en el siglo XIX. No les funcionó muy bien. Perdieron en total tres guerras con los afganos en un lapso de poco más de seis décadas. Después de eso se consolidó una monarquía en el país.
¿Cómo se metieron los soviéticos en esta historia?
Luego de cuatro décadas de aparente estabilidad en monarquía, Mohammed Daud, un general afgano prosoviético y primo del rey Shah Zahir, buscó la ayuda de la Unión Soviética en materia económica y militar. Así se formó una fuerte alianza. Cabe destacar que ya sin los británicos en el terreno, los soviéticos comenzaron a acercarse amistosamente a Afganistán en la década de 1920. En 1973, Daud se tomó el poder y derrocó a su primo.
¿Cómo entró EE. UU. a la historia?
Fue mucho antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Un siglo atrás, en 1921, los estadounidenses y los afganos establecieron relaciones diplomáticas de manera oficial. Al igual que con los soviéticos, Afganistán mantuvo una relación amistosa con Washington en materia de desarrollo económico.
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Ahora debemos dar un salto importante a la década de 1950. Estamos en la Guerra Fría y hay varios países que se volverán escenario de la disputa entre estadounidenses y soviéticos: Cuba, Vietnam y Afganistán.
Afganistán comenzó entonces a debatirse entre la asistencia de los soviéticos y la de los estadounidenses. La cercanía de Estados Unidos a Pakistán inclinó la balanza a favor de la Unión Soviética, y en 1965 Afganistán vio nacer el Partido Comunista de Afganistán. Para enfrentar la influencia soviética, los servicios secretos de EE. UU. y del Reino Unido financiaron una facción política militar conocida como los muyahidines, que se oponía al gobierno de Daud y a Moscú.
Los muyahidines empezaron a arremeter contra los soviéticos. El régimen de Daud asesinó a Mir Akbar Khyber, un intelectual comunista, lo que generó grandes protestas. Ese episodio terminó con una revolución comunista en Afganistán. Daud fue asesinado y se instaló un gobierno comunista, que también enfrentó protestas. Para no perder el control de este estado satélite, la URSS invadió Afganistán en 1979. La siguiente década dejó miles de muertos y millones de desplazados, y la aparición de otro personaje importante en esta historia: Osama bin Laden.
¿Qué tiene que ver bin Laden con Afganistán?
Bin Laden, nacido en Arabia Saudita, comenzó a ayudar a las milicias antisoviéticas en Afganistán en la década de 1980. Sí, además de anticristiano, bin Laden era antisoviético. Aprendió de la CIA estrategias militares y a mover recursos. Así comenzó a reclutar a su propia guerrilla.
¿Cómo terminó la intervención soviética?
Agobiada por el conflicto, la URSS pactó un acuerdo de paz con Afganistán en el que participaron Reino Unido, Estados Unidos y Pakistán como garantes. Este conflicto desgastó a los soviéticos, que vieron finalmente su caída dos años después. La intervención soviética acabó con el acuerdo de paz, pero Afganistán, aunque ahora era “independiente”, vio estallar una guerra civil que causó más muertos y desplazados.
¿Cómo surgió al-Qaeda?
A la par de ese acuerdo de paz, bin Laden formó el grupo terrorista al-Qaeda, cuyo objetivo era librar una “guerra santa”. ¿Su misión? Establecer un Estado puro del islam a través de la restauración de la ley sharía. Pero para cumplir con ello, ese grupo terrorista tenía dos obstáculos: el primero era la URSS. Con el tratado de paz, al-Qaeda pensó haberle ganado a los soviéticos. Ahora iría por el segundo: Estados Unidos.
¿Quiénes son y cómo surgieron los talibanes?
Los muyahidines se fragmentaron tras el acuerdo de paz y, en medio del caos, Arabia Saudita comenzó a financiar a un grupo de “estudiantes” que se fue por las escuelas del país promoviendo un discurso de una supuesta “paz y reconciliación”. Estos eran los talibanes, que en la siguiente década se tomaron el poder a la fuerza desde 1996 hasta 2001, establecieron un sistema fundamentalista y le dieron refugio a bin Laden cuando este y su organización al-Qaeda decidieron atacar a los estadounidenses. Son un movimiento mayoritariamente del grupo étnico pastún, que predica una línea dura del islam sunita. Tienen una visión radical de la sharía.
¿Qué es la “sharía”?
Es la ley islámica o el código de conductas por el que se rige esta religión. Como los diez mandamientos versión islam. Pero esto no es un dogma; es decir, no es indiscutible, sino que es objeto de muchas interpretaciones. Los talibanes la leen de una manera fundamentalista con la que, entre otras cosas, tratan de manera indigna a la mujer.
La “sharía” puede ser la base del sistema judicial en los países islámicos donde el Estado no es laico, y donde el Corán prácticamente se convierte en la Constitución. En Irán, por ejemplo, el sistema legal se basa en la “sharía” y allí funciona la policía de la moral. Mientras que en Nigeria, en doce estados predominantemente musulmanes en el norte del país, la ley islámica opera tanto en el ámbito criminal como en el religioso, aunque se supone que solo los musulmanes están sujetos a ella. La “sharía” funciona en lugares como Arabia Saudita, Indonesia, Pakistán, Catar, Brunéi, Siria e Irak.
Nivel 3: La trama
Ahora que conocemos el escenario y los personajes, vamos a descomponer la trama que nos trajo a este punto.
¿Cómo cayeron los talibanes?
En medio de su “guerra santa”, al-Qaeda atacó a Estados Unidos en su territorio en 2001. Los talibanes fueron acusados de refugiar a bin Laden, líder del grupo terrorista. Estados Unidos, que lo reclamó para enfrentar la justicia, lanzó la Operación Libertad Duradera, en octubre de 2001, con la que invadió a Afganistán para buscar a bin Laden y acabar con los escondites de los terroristas. En medio de esa guerra contra el terrorismo, Washington eliminó rápidamente el régimen talibán y respaldó un nuevo “gobierno democrático” en cabeza del presidente Hamid Karzai.
¿Por qué EE. UU. se quedó en Afganistán si los talibanes cayeron?
Ojo, el talibán colapsó, pero no desapareció. Sus combatientes se dispersaron por el vecindario, principalmente en Pakistán. Sobrevivieron con el tráfico de drogas, la minería y extorsiones que les cobraban a los afganos. Estados Unidos y sus aliados decidieron permanecer hasta que el gobierno democrático en Afganistán fuera consolidado y lo suficientemente fuerte para que no lo derrumbaran los talibanes; pero estos se fueron fortaleciendo de a poco, continuaron atacando y reestructurando sus estrategias.
¿En realidad era posible establecer un nuevo gobierno democrático?
Muy difícilmente. Crear un ejército que se defendiera de los talibanes en un país que ha estado más de cuatro décadas consecutivas en guerra y que depende netamente en el aspecto económico de la ayuda extranjera, hizo que la misión estadounidense fuera casi imposible de realizar. Lo mismo pasó en Irak. Esto no funciona y ya está demostrado.
¿Por qué es tan difícil para los extranjeros ganar una guerra en Afganistán?
Afganistán es conocida como “la tumba de los imperios”. Además de Alejandro Magno y los imperios modernos, también fracasaron Ciro el Grande y los mongoles. Los afganos, además de ser tácticamente agudos, tienen un terreno que los extranjeros no entienden: hay montañas y colinas que dejan una visibilidad limitada, perfecta para el escondite de las fuerzas. La geografía marca una diferencia importante, y los locales conocen mejor el terreno que los extranjeros. Y también influyen los intereses de otras naciones. En cada uno de los conflictos podemos observar que el ente intervencionista no solo se enfrenta a los afganos, sino a otra potencia que busca ejercer en secreto su influencia en el territorio. Esto hizo, de cierta manera, que la victoria de los talibanes fuera inevitable. Solo tuvieron que esperar a que Estados Unidos se agotara y se fuera. En 2020, una investigación hecha por varios medios apuntó a que Rusia ofreció dinero a los talibanes por cada baja estadounidense. El financiamiento de estos individuos deja muchas dudas.
¿Estados Unidos sabía que los talibanes iban a regresar?
Sí, pero no tan rápido. Se pronosticaba que los talibanes volverían al poder unos seis meses después de la retirada de tropas estadounidenses, pero pasaron solo unas semanas para retomar el control total. Aunque su regreso se iba visibilizando desde 2014, con la primera gran reducción de tropas.
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Por otro lado, es fácil hacer comparaciones con Vietnam por estos días. Al igual que en la guerra contra el Vietcong, Washington supo hace años que la guerra en Afganistán no llevaba a ningún lado. Aún así decidió continuar. En 2019, una investigación de “The Washington Post”, muy similar a la de “Los papeles del Pentágono, que reveló las pérdidas reales de la guerra de Vietnam, señaló que los funcionarios estadounidenses de las administraciones de Bush y Obama sabían que el país no estaba consiguiendo progresos en Afganistán. De hecho, esta investigación se tituló igual: “Los papeles de Afganistán” y concluía que la guerra era “imposible” de ganar. “Cada dato fue alterado para presentar el mejor cuadro posible. Las métricas fueron alteradas”, dijo el coronel Bob Crowley.
Nivel 4: el desenlace
Ya tenemos el contexto y la trama inicial. Ahora vamos por el desenlace.
¿Cuándo y quién decidió en EE. UU. que era momento de irse de Afganistán?
Todos los presidentes después de Bush querían salir de Afganistán. Obama incluso presentó un plan en 2011 para el repliegue de tropas, pero terminó aumentando las unidades hasta llegar a 100.000 soldados en el terreno. Luego vino Donald Trump, con su discurso de “terminar las guerras eternas” y costosas de Estados Unidos. En realidad, el retiro de tropas estadounidenses comenzó dos administraciones atrás. Con Obama, la Organización del Tratado del Atlántico Norte dio por finalizadas las operaciones de combate en 2014. En noviembre de 2020, Trump comenzó a disminuir el número de soldados considerablemente y anunció que en mayo de 2021 ya no quedaría nadie. Cuando Biden asumió, ya solo restaban 2.500 soldados.
¿Por qué le están echando la culpa a Biden?
Porque el presidente Joe Biden fue quien terminó ejecutando el plan para el repliegue, y no era uno bueno. Las tropas, según expertos, debían permanecer por lo menos dos años más, pero no fue así. Lo que se le critica a Biden, entonces, es no oponerse al plan de Trump. ¿Por qué?
Para ponerlo en perspectiva, podemos citar el Acuerdo Nuclear que firmó Obama con Irán. Ese era un acuerdo con respaldo internacional que contaba con garantías para hacer que una de las partes fuera castigada si no cumplía con lo acordado. Y, además, la parte comprometida, o sea Irán, estaba cumpliendo con lo suyo. Trump, al asumir el poder, rompió con ese acuerdo, que era sólido. Ahora Biden, por el contrario, decidió seguir en firme con un acuerdo que selló su antecesor y tenía serios vacíos, a diferencia del Acuerdo Nuclear con Irán. El error, en conclusión, no recae solo sobre Biden, sino sobre toda la estructura política estadounidense desde hace décadas.
¿Qué es el Acuerdo de Doha?
En palabras muy coloquiales, ese acuerdo estaba “pegado con babas”. Tras meses de negociaciones, Trump firmó el “Acuerdo para traer la paz a Afganistán” con los talibanes en Doha el 29 de febrero de 2020. Este documento les entregó mucho a los talibanes a cambio de muy poco. Estados Unidos se comprometió a retirar sus tropas en un plazo de catorce meses y a liberar hasta 5.000 prisioneros talibanes a cambio de un compromiso de estos para que no se usara el territorio afgano como sede de grupos terroristas que amenazaran la seguridad de Estados Unidos o de sus aliados. Eso fue todo: un compromiso.
“¿Se van a portar bien?”, dice el gobierno estadounidense. “Sí”, responden los talibanes, “ahora váyanse”, concluyen. Para los expertos eso no fue un acuerdo: fue una declaración de rendición.
No había garantías sobre la mesa para que la situación en materia de seguridad no se saliera de control. El segundo error garrafal en este acuerdo fue que no incluyó en el diálogo al gobierno afgano, al cual los talibanes no reconocen. Trump solo pidió que el gobierno en Kabul y los talibanes hablaran más adelante. Solo le interesaba salirse ya y eso fue, en efecto, lo que comenzó a hacer. Biden completó su tarea y así se selló el regreso de los talibanes al poder. Así se completó un ciclo de veinte años de errores en la política exterior estadounidense en Afganistán.
¿Por qué Biden decidió seguir el plan de Trump?
Porque era difícil no hacerlo. Estaba “entre la espada y la pared”. Si decidía salirse se enfrentaba a un escenario caótico como el que vimos la semana pasada. Si decidía esperar más se lo cobrarían en casa. Después de malgastar US$1 trillón en Afganistán y miles de vidas estadounidenses perdidas, Estados Unidos no quería pasar un segundo más en suelo afgano. Con el terreno preparado para salirse, Biden tenía la obligación de poner fin a la guerra. ¿Era la mejor opción? No. ¿Se ejecutó de la mejor manera? Tampoco.
¿Por qué los talibanes retomaron el poder tan rápido?
El repliegue de tropas estadounidenses causó de inmediato que los talibanes salieran de sus escondites y fueran de provincia en provincia recuperando el poder. No había resistencia alguna, por lo que la captura de regiones se dio de una forma muy veloz. Aunque, de nuevo, el resurgimiento del talibán comenzó hace mucho.
¿Por qué las tropas afganas entrenadas por EE. UU. no pudieron hacer nada para defenderse?
Había una falta de legitimidad, una desconexión entre los diplomáticos y las necesidades en terreno y una dependencia total de la ayuda extranjera. Instalar el diseño de una república occidental de la noche a la mañana era muy ambicioso. No se hizo mucho por combatir el problema de la corrupción en las milicias. Llegado el momento, estas calcularon sus intereses y cambiaron de bando, se rindieron ante la falta de asistencia o por el miedo a los talibanes. Los dejaron pasar porque nunca hubo una institución fuerte.
Nivel 5: las reflexiones
Así estamos ahora. Los talibanes volvieron a Kabul y tomaron el poder en cuestión de semanas.
¿Qué pasó con el presidente afgano?
Huyó... con los bolsillos llenos. Ashraf Ghani escapó a Emiratos Árabes Unidos con cuatro carros y un helicóptero cargados de dinero apenas supo que los talibanes se aproximaban a la capital. Según él, para “evitar un baño de sangre”. Dejó a su pueblo abandonado. Esto demuestra el estado de corrupción y la poca legitimidad en el que se basaba Afganistán.
¿Qué significa el regreso de los talibanes? ¿Quiénes se ven beneficiados? ¿Cuál es la relación de los afganos con otros países?
En primer lugar, una catástrofe para las mujeres. El retorno a los días en los que no había nada de libertad. Persecución y venganza contra quienes ayudaron a las fuerzas extranjeras. Más incertidumbre económica. Y sobre todo una nueva partida de Risk en la zona. En el orden internacional causa mucha turbulencia. Estados Unidos luce humillado, sus socios ya no saben si es el mejor jugador para confiarle la seguridad, y China, su principal contendor, está regodeándose con su fracaso. Rusia igual. Pero todos deberían estar preocupados con que este se vuelva de nuevo un refugio para grupos terroristas. Nada lo impide. De nuevo, los acuerdos de Doha no nos dan garantías de nada.
¿Qué pasa con el Estado Islámico?
En 2015 se anunció la formación del Estado Islámico de Khorasan (ISKP), que estuvo concentrado en el este de Afganistán, en particular en la provincia de Nangarhar. Posiblemente uno de los afiliados más exitosos del Estado Islámico, el ISKP fue casi erradicado de su base principal a finales del 2019 por las ofensivas militares estadounidenses y afganas y, por separado, los talibanes. Pese a su derrota, funcionarios de EE. UU. advierten que este grupo sigue siendo una amenaza.
De acuerdo con el Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU., al tomar el poder, los talibanes supuestamente ejecutaron a un exlíder del ISKP encarcelado en agosto de este año. Algunos han especulado que los talibanes de línea dura podrían desertar del ISKP si los líderes talibanes se comprometen en ciertos temas cuando comiencen a gobernar.
¿Los talibanes han cambiado?
Eso es lo que quieren que creamos, pero las acciones recientes sugieren que no. Solo cambiaron su estrategia mediática. Podemos observarlos haciendo spinning en el gimnasio y hablando con los medios, pero la represión dentro del país es horrible y ya comenzó.
¿Quiénes son sus líderes?
Aunque lo conocen más como un líder religioso que como un comandante militar, Hibatullah Akhundzada se convirtió en el comandante supremo de los talibanes en mayo de 2016, después de que un ataque con un dron matara a Akhtar Mansour, su predecesor. Akhundzada trabajó como jefe de los tribunales de la sharía en la década de 1990, y en ese momento se impuso una interpretación estricta de la ley islámica: las ejecuciones y amputaciones se volvieron frecuentes después de la toma del poder de los talibanes en 1990.
Mulá Abdul Ghani Baradar, también llamado Baradar Akhund, es uno de los fundadores del grupo. Se convirtió en un eje de la insurgencia después de que los talibanes fueron derrocados por la invasión liderada por Estados Unidos en 2001. Fue capturado en 2010 en una operación conjunta de EE. UU. y Pakistán, pero en 2018 Donald Trump presionó para su liberación y luego salió de prisión como parte de un plan para facilitar el proceso de paz. Hace unos días llegó a Afganistán desde Doha.
Mohammad Yaqoob es el hijo de Mullah Mohammed Omar, fundador de los talibanes, quien murió en abril de 2013. Se cree que tiene poco más de treinta años y es el líder de las operaciones militares del grupo.
¿Cómo están las mujeres afganas?
Aterrorizadas. Si bien nunca han disfrutado de libertad, las dos décadas anteriores fueron su mayor aproximación a esta palabra. Y entonces tampoco fueron libres. La cultura pastún no se los ha permitido. Que las fotografías de los períodos de 1970, cuando estuvieron los soviéticos, y de 2000, cuando estuvieron los estadounidenses, no nos engañen. La libertad ha sido ajena para ellas. El nuevo régimen talibán ya ha reinstalado algunas de las viejas políticas para tenerlas sometidas.
¿Habrá una crisis migratoria a raíz de esto?
Al igual que con las otras guerras, sí. Y nadie quiere responsabilizarse de este problema. Hungría ya dijo que no los recibiría. Turquía levanta un muro para que no pasen. Uzbekistán ya cerró las puertas. Grecia pide que los deporten. Y Estados Unidos, Reino Unido y Canadá han recibido a miles, pero el problema es de millones.