La lucha contra el hambre del Programa Mundial de Alimentos
Aunque millones de personas mueren de hambre cada año, la pandemia agudizó la crisis, contra la que lucha el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Esos esfuerzos fueron reconocidos con el Premio Nobel de Paz.
Este año el Premio Nobel de Paz tuvo un sentido especial; por el momento que atraviesa el planeta, que enfrenta conflictos, división, protestas, desastres naturales y una incertidumbre económica y social por cuenta de la pandemia, el Comité del Premio Nobel de Paz quiso enviar un mensaje de unidad. De una lista de 318 candidatos, de los cuales 211 eran individuos y 107, organizaciones, el Comité decidió reconocer los esfuerzos de una agencia de Naciones Unidas, cuyo papel se hizo más necesario este año.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), fundado en 1961, que suministra comida a millones de personas en el mundo donde el hambre se convierte en un “arma de guerra”, que se agravó durante la pandemia del coronavirus.
Berit Reiss-Andersen, presidenta del comité noruego del Nobel, aseguró que el premio se otorgó al PMA “por sus esfuerzos para combatir el hambre, su contribución a mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por actuar como motor de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.
Ver más: Programa Mundial de Alimentos, Nobel de Paz 2020
Con este premio, el comité noruego del Nobel desea “que el mundo vuelva sus ojos hacia los millones de personas que padecen o se enfrentan a la amenaza del hambre”. Y es que, de acuerdo con cifras oficiales, han muerto más personas de hambre que de coronavirus este año.
Según el reciente informe publicado por el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam), las consecuencias sociales y económicas de la pandemia aumentaron el número de personas que fallecen por hambre en el mundo.
El desempleo masivo, las interrupciones en el suministro de alimentos y la disminución de las ayudas a causa de la pandemia, pronostica Oxfam, podrían causar hasta 12.000 muertos por hambre al día en el mundo a finales de este año, lo que excedería la tasa de mortalidad máxima por COVID-19 alcanzada en abril, de poco más de 10.000 fallecidos diarios.
Una grave situación que ya había advertido el Programa Mundial de Alimentos, cuyas cifras revelan que el número de personas que carecen de acceso adecuado a la nutrición aumentó en todo el mundo en casi 70 % en los últimos cuatro años debido al cambio climático, los conflictos y las crisis socioeconómicas, y podría aumentar otro 82 % para fin de año.
David Beasley, director de la entidad, aseguró que “el problema de la desnutrición aguda no es un asunto solo de comida. En los países en conflicto (...) se necesita también la paz, la estabilidad. Todo resulta menos grave si hay paz”, recalcó tras citar algunos países donde la entidad opera, entre ellos Sudán del Sur, Yemen, Siria y Afganistán.
Ver más: ¿Por qué los niños de Yemen mueren de hambre?
Solo el año pasado, el PMA distribuyó 15.000 millones de raciones de comida y asistió a 97 millones de personas en 88 países; unas cifras enormes, pero que solo cubren las necesidades de una pequeña parte del mundo. “Nosotros estamos en zonas de conflicto, estamos presentes en zonas donde no hay conflictos, en los países en vía de desarrollo, ayudamos a muchos gobiernos a elaborar políticas nacionales, trabajamos en los sectores donde se necesita”, precisó el director del PMA.
Se refiere a varios países de América Latina, en donde el hambre y la inseguridad alimentaria van en aumento. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, uno de los países más castigados por la falta de comida es Venezuela, en donde la situación crea un ambiente propicio para los conflictos y la emigración de su población más vulnerable.
“La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora en América Latina, donde ya se concentraban las nubes de una tormenta económica. Las familias pasan dificultades para comprar productos básicos, como comida y medicinas, mientras que sus medios de vida se destruyen y el desempleo afecta ya a 44 millones de personas. Es una combinación fatal”, dijo el director ejecutivo del PMA.
“El Programa Mundial de Alimentos habría sido un laureado digno sin pandemia, pero la pandemia y sus consecuencias aumentan las razones para concederle este premio”, dijo Reiss-Andersen, presidenta del comité del Nobel.
El premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y diez millones de coronas suecas (cerca de US$1,1 millones, 950.000 euros) será entregado formalmente el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su fundador, el empresario y filántropo sueco Alfred Nobel (1833-1896), si las condiciones sanitarias lo permiten.
Este año el Premio Nobel de Paz tuvo un sentido especial; por el momento que atraviesa el planeta, que enfrenta conflictos, división, protestas, desastres naturales y una incertidumbre económica y social por cuenta de la pandemia, el Comité del Premio Nobel de Paz quiso enviar un mensaje de unidad. De una lista de 318 candidatos, de los cuales 211 eran individuos y 107, organizaciones, el Comité decidió reconocer los esfuerzos de una agencia de Naciones Unidas, cuyo papel se hizo más necesario este año.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), fundado en 1961, que suministra comida a millones de personas en el mundo donde el hambre se convierte en un “arma de guerra”, que se agravó durante la pandemia del coronavirus.
Berit Reiss-Andersen, presidenta del comité noruego del Nobel, aseguró que el premio se otorgó al PMA “por sus esfuerzos para combatir el hambre, su contribución a mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por actuar como motor de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.
Ver más: Programa Mundial de Alimentos, Nobel de Paz 2020
Con este premio, el comité noruego del Nobel desea “que el mundo vuelva sus ojos hacia los millones de personas que padecen o se enfrentan a la amenaza del hambre”. Y es que, de acuerdo con cifras oficiales, han muerto más personas de hambre que de coronavirus este año.
Según el reciente informe publicado por el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam), las consecuencias sociales y económicas de la pandemia aumentaron el número de personas que fallecen por hambre en el mundo.
El desempleo masivo, las interrupciones en el suministro de alimentos y la disminución de las ayudas a causa de la pandemia, pronostica Oxfam, podrían causar hasta 12.000 muertos por hambre al día en el mundo a finales de este año, lo que excedería la tasa de mortalidad máxima por COVID-19 alcanzada en abril, de poco más de 10.000 fallecidos diarios.
Una grave situación que ya había advertido el Programa Mundial de Alimentos, cuyas cifras revelan que el número de personas que carecen de acceso adecuado a la nutrición aumentó en todo el mundo en casi 70 % en los últimos cuatro años debido al cambio climático, los conflictos y las crisis socioeconómicas, y podría aumentar otro 82 % para fin de año.
David Beasley, director de la entidad, aseguró que “el problema de la desnutrición aguda no es un asunto solo de comida. En los países en conflicto (...) se necesita también la paz, la estabilidad. Todo resulta menos grave si hay paz”, recalcó tras citar algunos países donde la entidad opera, entre ellos Sudán del Sur, Yemen, Siria y Afganistán.
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Solo el año pasado, el PMA distribuyó 15.000 millones de raciones de comida y asistió a 97 millones de personas en 88 países; unas cifras enormes, pero que solo cubren las necesidades de una pequeña parte del mundo. “Nosotros estamos en zonas de conflicto, estamos presentes en zonas donde no hay conflictos, en los países en vía de desarrollo, ayudamos a muchos gobiernos a elaborar políticas nacionales, trabajamos en los sectores donde se necesita”, precisó el director del PMA.
Se refiere a varios países de América Latina, en donde el hambre y la inseguridad alimentaria van en aumento. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, uno de los países más castigados por la falta de comida es Venezuela, en donde la situación crea un ambiente propicio para los conflictos y la emigración de su población más vulnerable.
“La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora en América Latina, donde ya se concentraban las nubes de una tormenta económica. Las familias pasan dificultades para comprar productos básicos, como comida y medicinas, mientras que sus medios de vida se destruyen y el desempleo afecta ya a 44 millones de personas. Es una combinación fatal”, dijo el director ejecutivo del PMA.
“El Programa Mundial de Alimentos habría sido un laureado digno sin pandemia, pero la pandemia y sus consecuencias aumentan las razones para concederle este premio”, dijo Reiss-Andersen, presidenta del comité del Nobel.
El premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y diez millones de coronas suecas (cerca de US$1,1 millones, 950.000 euros) será entregado formalmente el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su fundador, el empresario y filántropo sueco Alfred Nobel (1833-1896), si las condiciones sanitarias lo permiten.