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La mayoría de los candidatos a las diferentes alcaldías y gobernaciones han evadido el tema de la migración venezolana, no figura en sus propuestas y los pocos que hacen referencia a él transfieren la responsabilidad al gobierno nacional y a la cooperación internacional, sin embargo, la respuesta al fenómeno de movilidad humana que enfrenta Colombia tendrá que venir de los gobiernos locales.
La crisis migratoria causada por la emergencia humanitaria compleja que vive Venezuela impacta de forma diferente cada departamento y municipio colombiano, por ejemplo, los municipios de frontera enfrentan todos los tipos migratorios: La migración pendular, la que se da en las zonas de frontera sobre todo con Venezuela, pero también con Ecuador, y que cada vez se interna más en el país, esa que entra y sale constantemente del territorio nacional y de la cual hoy depende el 12,88% de la población venezolana.
La migración de tránsito, la que atraviesa el territorio nacional buscando llegar al sur del continente o que se mueve entre uno y otro departamento o ciudad. La migración con vocación de permanencia, la de aquellos que ya empiezan a integrarse a la vida de las principales ciudades del país. Los retornados, tanto los que nacieron en Colombia y regresan, como aquellos compatriotas que vienen por primera vez al territorio nacional.
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Otros departamentos como Santander, Boyacá o Tolima, y sus municipios, enfrentan sobre todo las dinámicas de la migración de tránsito, teniendo demandas y presiones de una población en constante movimiento lo que dificulta la formulación de respuestas y causa importantes costos.
O las grandes ciudades como Bogotá, Barranquilla y Medellín que concentran el 33,94% de la migración con vocación de permanencia: Bogotá con 313.528 migrantes lo que representa el 3,74% de su población, Barranquilla con 89.823 con el 7,26% y Medellín con 74.816 con el 2,96%, respectivamente. Un fenómeno creciente que puede llegar a los 2,7 millones para finales de 2020, según las proyecciones más austeras de la OEA, ello puede significar de mantenerse las actuales proporciones que la migración sería el 7,17% de la población de Bogotá, un 13,87% de la de Barranquilla, y el 5,59% de la de Medellín.
La respuesta no puede ser centralizada, es un fenómeno heterogéneo y requiere respuestas específicas para cada municipio. Será necesario, que, el proyecto de ley migratoria que hace trámite en el Congreso abra los espacios que otorguen niveles de autonomía a las autoridades departamentales y municipales para el manejo del fenómeno de movilidad humana. Dado el impacto diferencial en los niveles regionales y locales que causa la migración, el retorno y el desplazamiento, los ejecutivos y autoridades de dichos espacios territoriales deberán tener la autonomía de poder establecer políticas públicas para el abordaje del tema, especialmente en la zona de frontera.
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Sí bien existen riesgos de corrupción, no se puede pretender manejar el fenómeno de forma piramidal y centralizada, tampoco se puede dejar toda la responsabilidad en las autoridades del orden nacional. La experiencia y problemas que se presentaron en el manejo de recursos para el desplazamiento interno es una alerta, pero también es un camino recorrido de experiencias sobre el cual se pueden construir nuevas y mejores respuestas y prácticas al actual fenómeno que enfrenta el país.
Los recursos de la cooperación internacional que están llegando para la crisis migratoria están muy lejos de poder cubrir las necesidades que se desprenden del fenómeno de movilidad humana. Al igual que no se puede centralizar la respuesta tampoco se debe centralizar la búsqueda, consecución, administración y uso de recursos internacionales.
Se requiere contemplar un proceso de descentralización y diplomacia local, con el objetivo de mejorar los procesos de búsqueda, producción y gestión de recursos para hacer frente a la migración, con un constante acompañamiento y veeduría del Estado nacional y la sociedad civil del área. La descentralización y la internacionalización desde lo local y regional serán fundamentales para lograr la inserción e integración de los retornados y los migrantes, si se convierte en un factor de desarrollo de los entes territoriales.
Es cándido pensar que el problema se resolverá con la caída de Nicolás Maduro, la mayoría de los migrantes venezolanos y de los compatriotas que regresaron se quedarán en el país, serán las autoridades locales las que tendrán que diseñar, financiar y ejecutar la respuesta para lograr la inclusión y la integración de esta población y evitar que se configure una bomba social. Los municipios competirán por generar las mejores políticas para cautivar la mano de obra calificada venezolana y lograr convertir su arribo en un factor de desarrollo y crecimiento para su entidad territorial, finalmente la migración implica progreso.
*Coordinador del proyecto “Edificando Consensos para la Migración” del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y la Konrad Adenauer Stiftung.