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Usted trae un mensaje para el Gobierno colombiano, ¿cuál es?
Que no debe mirar solo una o dos fotos y dar una gran opinión sobre lo que sucede en Gaza. Debe mirar más en profundidad cuál es la razón, quién causó lo que se ve en las imágenes. Básicamente el mensaje es: ¿qué hubieran hecho si 3.600 cohetes fueran disparados en su contra? Uno se puede quedar rezando o puede hacer algo. La respuesta es simple: tenemos que luchar. Luego, los gobiernos van a los medios y dicen que tenemos el derecho a defendernos, pero que nuestra defensa no es proporcional. Pero, ¿qué es lo proporcional?
¿La ofensiva israelí es proporcional?
No me cabe duda, pero esa pregunta ni siquiera es relevante. Primero, el hecho de que no tengamos tantos muertos de nuestro lado, ¿por qué eso debería preocuparle tanto a la gente? ¿Quieren que también haya muertos de nuestro lado? Hay que mirar el daño potencial de casi cuatro mil cohetes en nuestras ciudades. El hecho de que nosotros tengamos una tecnología para disminuir ese riesgo, no significa que quienes lanzaron los cohetes no tuvieran intención de matar mujeres, niños, por miles. Ese es el punto.
Cuando llegamos a un barrio y decidimos atacarlo en el marco de la operación, llamamos a la gente por teléfono, les damos 15 o 20 minutos para evacuar. Después de los 20 minutos enviamos un cohete que sólo hace ruido, no hace daño, para decirles que es en serio. Y luego viene el bombardeo de verdad. ¿Qué más pueden pedir? Esto es la guerra.
Según la ONU, entre los más de 1.800 palestinos muertos, alrededor del 73% son civiles.
Primero que todo, más de la mitad de los muertos son terroristas. Tenemos los nombres, los conocemos. Además, en internet hay muchos videos de muertes falsas. Creo que los números pueden ser más bajos, pero incluso si son 700, o 500, es inaceptable, desde el punto vista humano.
Durante los días de combate entregamos cientos de camiones con comida y medicina, tomando en consideración que Hamás los va a usar, pero una porción va a ir para la población. También construimos un hospital en la frontera y le avisamos a la población que allá puede recibir atención gratis. Pero Hamás lo impide, el hospital está vacío. La marca de una organización terrorista es que piensa en su concepción teológica, religiosa, y no le importa el resto. Es el caso en Gaza: está Hamás y la población. Desafortunadamente estamos en un lugar en el que cualquier cosa que hagamos está mal: si atacas a Hamás, vas a matar civiles; si no lo atacas, ellos te matan. Tenemos que encontrar una vía y, si consideramos que atacamos más de 4.800 objetivos y sólo tenemos este número de víctimas, significa que hemos hecho algo único. Pero, de nuevo, la guerra es la guerra.
El embajador de Israel en Washington dijo que Israel merece un Nobel de Paz por su “contención inimaginable”. ¿Apoya esta idea?
Absolutamente. Con nuestra capacidad podríamos debilitar a Hamás en tres o cuatro días, pero miles de civiles morirían. Nos hemos contenido. Por desgracia, al final contenerse tanto puede convertirse en un error, porque la guerra continúa. Cuando uno ataca de manera modesta y no de un solo tajo, mueren más y más civiles. Ahora, como vemos, vuelve a empezar todo después de una tregua, tenemos que hacer acciones más severas y más gente morirá. Cuando uno trabaja contra terroristas tiene este dilema: disparar o no cuando tienen rehenes o cuando hay civiles alrededor, porque el terror usa el hecho de que tenemos valores que a ellos no les importan, como el valor de la gente inocente. Intentan jugar con eso hasta que digamos ya no más, es suficiente. No hemos llegado hasta allá, pero podríamos llegar. Mi opinión es que fue muy suave la ofensiva, debió ser más fuerte, sin llevar a una mortandad masiva, y más corta.
Hamás dice que resistirá hasta que se levante el bloqueo en Gaza. ¿Ve viable esa opción?
No es aceptable. Es Hamás el que está sitiado, no la población. La población puede ir a donde quiera, viajar entre Gaza y Cisjordania, ir a Egipto, a menos que sean militantes de Hamás. A nosotros no nos permiten dejar entrar material que pueda ser usado para acciones terroristas. Ahora encontramos que fertilizantes que les vendimos para agricultura, Hamás los convierte en explosivos. Toman ventaja de lo que hacemos. Quieren aeropuerto, pero no es viable construir un aeropuerto allí, basta mirar el mapa de Gaza. Quieren abrir el espacio marítimo, no podemos hacerlo porque Hamás lo va a utilizar para sus propósitos. Les vendimos tuberías para construir edificios, las usaron para los cohetes. El cemento que les dimos, lo usaron para hacer túneles. Ahora no permitiremos el paso de cemento ni tuberías, a menos que esté la ONU o las fuerzas europeas en los puertos y hagan control e inspección.
Usted llamó al primer ministro Benjamín Netanyahu a no retirarse de Gaza después de destruir los túneles de Hamás, sino a avanzar y llevar a Hamás a arrodillarse...
Destruimos los túneles que encontramos. Pero Hamás ha dicho, y yo estoy por creerles, que hay más que no hemos encontrado. No tenemos tecnología para identificar esos túneles, algunos de estos pueden ir hasta 60 metros bajo tierra. Pero los vamos a encontrar, puede llevar un año o dos, pero vamos a hallar la solución. Cuando uno trata con el terror hay que decidir: pelear o rendirse, no hay punto medio.
¿No hay chance de negociación?
No para ellos, porque ellos van a una mesa de diálogo e incluso antes de la negociación dicen que si no aceptamos los términos empezarán a disparar de nuevo. ¿Entonces para qué van a negociar? Si uno va a negociar debe poner sus exigencias en la mesa para negociarlas. Podemos decirles que si dejan sus municiones y aceptan una inspección, podría abrirse un camino. Pero ellos dicen que no de manera tajante antes de negociar. Eso es chantaje, no negociación. Están jugando a eso, las treguas de 72 horas las usan para decirle a la población que vuelva a sus casas. ¿Por qué? Para que cuando ataquemos, la población esté allí.
Lo más probable es que lleguen a una tregua, no en los términos de Hamás, sino una que mantenga la calma unos años antes de que vuelvan a llover cohetes...
Estuve en Sri Lanka. Ellos pelearon contra los terroristas de los Tigres Tamiles, nosotros les dimos las herramientas. Fue definitivo, los eliminaron, pero fue una matanza. Incluso después de que se rindieron, los mataron. No busco una solución así, pero sí una en la que Hamás esté de rodillas y entienda que no hay otra alternativa: o se van de Gaza o dejan las intenciones agresivas. Y ya estamos allá, estamos peleando, tenemos algunos muertos, pagamos el precio. Mi posición en el gobierno era no detenernos y seguir adelante, pero yo estaba en una minoría, la mayoría prefirió intentar el cese el fuego y luego retirar las tropas y ver si hay intención real. No funcionó y ahora eso no parece un gesto de paz de Israel, sino una debilidad.
La situación de Israel en la ONU es problemática. Muchas resoluciones y llamados de DD.HH. sin cumplir...
Sí, sobre todo respecto a los DD.HH., donde pareciera que Israel es el problema y el resto del mundo está bien. No es que esté equivocada la ONU, es que hay pequeños países árabes o musulmanes que dependen del dinero árabe. Estuve en Albania hace poco, en un caso en la ONU se abstuvieron de votar y fueron advertidos por la Liga Árabe. Si la próxima vez no votan contra Israel, pierden ventajas económicas.
La ONU tomó una decisión de investigar los crímenes de Israel. ¿Y qué pasa con Hamás? Si uno va a investigar el conflicto, debería hacerlo en los dos lados. ¿Y qué pasa con Siria? No hay una palabra al respecto, se estima que allá son 200.000 los muertos. Escuché a Ban Ki-moon lamentando que los lados no mantengan el cese el fuego, pero es muy claro quién no respeta el cese. Es la octava vez que Hamás no cumple con la tregua.
En la ONU tienen un gran amigo, EE.UU.
No hay duda de que nuestro mejor amigo entre los estados es EE.UU. Aunque la administración ha cambiado, es más justa que la de cualquier otro país. No creemos en los europeos, son fácilmente sobornables. No creemos en los turcos y menos en Catar, que no sólo financia a Hamás. Lo que pasa en Libia, en Túnez, en Siria, en Irak, es financiado por Catar. Pero nadie habla de eso en la ONU. Antes de este conflicto, Catar compró el Barcelona. Meses antes, Messi había visitado Israel y todo estaba bien. Ahora cambió de opinión, por supuesto, porque alguien le paga el salario.
Ahora yo viajo de un país a otro para mostrar otro punto de vista, aparte de lo más popular. No lo hago en Europa porque es un caso perdido, por el antisemitismo y el crecimiento de la población árabe —los políticos piensan en esos votantes—. En América Latina tenemos chance de que la gente mire más objetivamente los hechos, intentamos mostrarles las cosas claras. ¿Qué más podemos hacer? No vamos a chantajear a nadie, no somos Catar.
dsalgar@elespectador.com
@DanielSalgar1