La situación de las mujeres en Afganistán, una preocupación mundial
En entrevista, Anita Bhatia, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, advirtió que la crisis por la que atraviesan las mujeres y niñas afganas es un asunto global. La funcionaria hace un llamado a pensar y discutir sobre cómo va a ser la vida de aquellas que se quedarán en el país.
Cristina Bazán
El personal de Naciones Unidas que trabaja en Afganistán se quedará tras la salida de los distintos países para “asegurar” que haya “respeto a los derechos humanos”, en especial los “de las mujeres y las niñas” durante el régimen talibán, según afirmó la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Anita Bhatia.
¿Ya está enterado de las últimas noticias en el mundo? Lo invitamos a ver las últimas noticias internacionales en El Espectador.
Sin embargo, Bhatia afirmó que ellos no pueden hacer el trabajo solos, por lo que cree que la comunidad internacional debe poner en el centro de las negociaciones con un nuevo gobierno en ese país los derechos de las niñas y mujeres. “Este tema tiene que ser sí o sí parte del futuro. Si ellos (los talibanes) no quieren discutir eso, no podemos discutir nada. Eso tiene que ser fundamental”, aseguró.
La también subsecretaria general de Naciones Unidas ha indicado que, tras 20 años de trabajo, el retroceso de los derechos de las afganas “es inaceptable” y que ya “tienen evidencia” de que los talibanes están restringiendo el movimiento de defensoras de los derechos humanos y de personas a cargo de servicios esenciales, como la alimentación. “Muchas mujeres y niñas temen volver a un período oscuro en su país. En ese tiempo, se restringió el movimiento de mujeres sin un hombre y tampoco podían trabajar. Los talibanes han dicho que van a dar a las mujeres derechos dentro de la ley islámica, pero hay que ver qué implica eso”, sostuvo.
Con respecto a la posibilidad de que, con ayuda de otras ONGs, se puedan crear redes de casas seguras o montar escuelas y clínicas clandestinas para permitir que las niñas y mujeres puedan seguir accediendo a la salud y la educación, Bhatia cree que eso no se podrá realizar. “Es imposible tener un sistema de educación totalmente oculto. No conozco ni he escuchado que alguna organización vaya a poder abrir estos centros, pero tampoco creo que eso pueda suceder o sobrevivir en un ambiente así. Lo que necesitamos es no llegar al punto en el que la educación de las niñas tenga que ser oculta. Esto tiene que ser parte del sistema que debe haber en Afganistán”.
Le sugerimos: Catálogo del horror: a esto se enfrentan las afganas con los talibanes
La secretaria ha reiterado que las afganas están “muy vulnerables” y que aunque hayan creado redes de apoyo entre ellas en los últimos años ante la inminente salida de Estados Unidos, no cree que eso sea suficiente para sobrevivir. “Cuando tienes violencia y tienes el peligro de perder tu vida, no importa qué nivel de organización tengas. No es posible luchar contra tu propio gobierno si este tiene acceso a armamentos y no tiene temor en usar violencia para implementar sus políticas”. Por eso insiste en que, aunque algunas mujeres y sus familias estén saliendo de Afganistán con ayuda internacional, se necesita “un acuerdo sobre cómo van a vivir las mujeres” que se quedan. “No es posible sacar a la mitad de población de un país, porque las mujeres y niñas son el 50 %”.
En ese sentido, el trabajo de ONU Mujeres en el sitio está centrado en cuatro ejes: abogar para que las mujeres y las niñas tengan voz en todos los procesos de gobernanza, asegurar la protección inmediata a las defensoras de los derechos, contribuir a que las mujeres puedan acceder a servicios esenciales y que las trabajadoras humanitarias puedan hacer su trabajo sin miedo y sin restricciones. Además, empujar la eliminación de todos los riesgos (amenazas, intimidaciones y represalias) que enfrentan las mujeres.
Un pedido similar al de la ONU es el que están haciendo reconocidas periodistas y escritoras españolas, como la presidenta de la agencia Efe, Gabriela Cañas, la periodista Soledad Gallego-Díaz, exdirectora de El País, las también periodistas y escritoras Rosa Montero y Maruja Torres y la presidenta de la asociación Clásicas y Modernas, Fátima Anllo. El manifiesto, secundado por más de 120.000 personas, que ya ha sido entregado al Parlamento Europeo, tiene como objetivo exigir que las fronteras de Afganistán permanezcan abiertas y que el problema que viven las mujeres no quede oculto cuando salgan las delegaciones internacionales.
“Es necesario que el mundo no olvide cuando, como pasa hoy en día, la gente pasa de una crisis a otra. No podemos olvidar a las mujeres y las niñas de Afganistán porque son un símbolo para el progreso de las mujeres a nivel mundial. Este tema pertenece al mundo porque esa oscuridad es opuesta a lo que nosotros hemos luchado por muchos años: la libertad”.
El personal de Naciones Unidas que trabaja en Afganistán se quedará tras la salida de los distintos países para “asegurar” que haya “respeto a los derechos humanos”, en especial los “de las mujeres y las niñas” durante el régimen talibán, según afirmó la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Anita Bhatia.
¿Ya está enterado de las últimas noticias en el mundo? Lo invitamos a ver las últimas noticias internacionales en El Espectador.
Sin embargo, Bhatia afirmó que ellos no pueden hacer el trabajo solos, por lo que cree que la comunidad internacional debe poner en el centro de las negociaciones con un nuevo gobierno en ese país los derechos de las niñas y mujeres. “Este tema tiene que ser sí o sí parte del futuro. Si ellos (los talibanes) no quieren discutir eso, no podemos discutir nada. Eso tiene que ser fundamental”, aseguró.
La también subsecretaria general de Naciones Unidas ha indicado que, tras 20 años de trabajo, el retroceso de los derechos de las afganas “es inaceptable” y que ya “tienen evidencia” de que los talibanes están restringiendo el movimiento de defensoras de los derechos humanos y de personas a cargo de servicios esenciales, como la alimentación. “Muchas mujeres y niñas temen volver a un período oscuro en su país. En ese tiempo, se restringió el movimiento de mujeres sin un hombre y tampoco podían trabajar. Los talibanes han dicho que van a dar a las mujeres derechos dentro de la ley islámica, pero hay que ver qué implica eso”, sostuvo.
Con respecto a la posibilidad de que, con ayuda de otras ONGs, se puedan crear redes de casas seguras o montar escuelas y clínicas clandestinas para permitir que las niñas y mujeres puedan seguir accediendo a la salud y la educación, Bhatia cree que eso no se podrá realizar. “Es imposible tener un sistema de educación totalmente oculto. No conozco ni he escuchado que alguna organización vaya a poder abrir estos centros, pero tampoco creo que eso pueda suceder o sobrevivir en un ambiente así. Lo que necesitamos es no llegar al punto en el que la educación de las niñas tenga que ser oculta. Esto tiene que ser parte del sistema que debe haber en Afganistán”.
Le sugerimos: Catálogo del horror: a esto se enfrentan las afganas con los talibanes
La secretaria ha reiterado que las afganas están “muy vulnerables” y que aunque hayan creado redes de apoyo entre ellas en los últimos años ante la inminente salida de Estados Unidos, no cree que eso sea suficiente para sobrevivir. “Cuando tienes violencia y tienes el peligro de perder tu vida, no importa qué nivel de organización tengas. No es posible luchar contra tu propio gobierno si este tiene acceso a armamentos y no tiene temor en usar violencia para implementar sus políticas”. Por eso insiste en que, aunque algunas mujeres y sus familias estén saliendo de Afganistán con ayuda internacional, se necesita “un acuerdo sobre cómo van a vivir las mujeres” que se quedan. “No es posible sacar a la mitad de población de un país, porque las mujeres y niñas son el 50 %”.
En ese sentido, el trabajo de ONU Mujeres en el sitio está centrado en cuatro ejes: abogar para que las mujeres y las niñas tengan voz en todos los procesos de gobernanza, asegurar la protección inmediata a las defensoras de los derechos, contribuir a que las mujeres puedan acceder a servicios esenciales y que las trabajadoras humanitarias puedan hacer su trabajo sin miedo y sin restricciones. Además, empujar la eliminación de todos los riesgos (amenazas, intimidaciones y represalias) que enfrentan las mujeres.
Un pedido similar al de la ONU es el que están haciendo reconocidas periodistas y escritoras españolas, como la presidenta de la agencia Efe, Gabriela Cañas, la periodista Soledad Gallego-Díaz, exdirectora de El País, las también periodistas y escritoras Rosa Montero y Maruja Torres y la presidenta de la asociación Clásicas y Modernas, Fátima Anllo. El manifiesto, secundado por más de 120.000 personas, que ya ha sido entregado al Parlamento Europeo, tiene como objetivo exigir que las fronteras de Afganistán permanezcan abiertas y que el problema que viven las mujeres no quede oculto cuando salgan las delegaciones internacionales.
“Es necesario que el mundo no olvide cuando, como pasa hoy en día, la gente pasa de una crisis a otra. No podemos olvidar a las mujeres y las niñas de Afganistán porque son un símbolo para el progreso de las mujeres a nivel mundial. Este tema pertenece al mundo porque esa oscuridad es opuesta a lo que nosotros hemos luchado por muchos años: la libertad”.