Las crisis que no ocuparon las primeras planas en 2023
La epidemia del VIH en Rusia, la violencia sexual en República del Congo y los suicidios en prisiones son algunas de las emergencias sepultadas en la agenda mediática.
Los conflictos, como el de Ucrania y Gaza, y las operaciones militares, como la rebelión del Grupo Wagner, marcaron este año. También el calentamiento global, que continúa alimentando los cada vez más tenaces desastres naturales como los huracanes que se vieron en el Atlántico y las altas temperaturas en Europa. Hubo episodios lamentables de violencia, como el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador o las masacres cada vez más frecuentes y sádicas en México. Y todo un torbellino en el plano democrático en América Latina, con el asalto a la Plaza de los Tres Poderes en Brasil y la elección de Javier Milei en Argentina, entre otos sacudones.
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Los conflictos, como el de Ucrania y Gaza, y las operaciones militares, como la rebelión del Grupo Wagner, marcaron este año. También el calentamiento global, que continúa alimentando los cada vez más tenaces desastres naturales como los huracanes que se vieron en el Atlántico y las altas temperaturas en Europa. Hubo episodios lamentables de violencia, como el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador o las masacres cada vez más frecuentes y sádicas en México. Y todo un torbellino en el plano democrático en América Latina, con el asalto a la Plaza de los Tres Poderes en Brasil y la elección de Javier Milei en Argentina, entre otos sacudones.
La emergencia por el consumo de opioides empeoró, mientras la quiebra de varios bancos en Estados Unidos puso en vilo al mundo. Twitter cambió a X y Donald Trump necesita multiplicarse para enfrentar todos los juicios que cursan en su contra. Esas fueron las noticias que nos marcaron: las que acapararon las primeras planas. Pero hay varias crisis olvidadas que quedaron en un plano inferior. Le recordamos otras emergencias que en los medios se pasaron por alto.
El VIH en Rusia, una emergencia silenciosa
Aunque el sida se cobró una vida por minuto en 2021, cabe destacar que desde 2010 las infecciones por VIH se han reducido en un 38 % en el mundo, según UNAIDS. Sin embargo, en el caso específico de Rusia la realidad es otra: van en aumento. En 2021, el país registró más diagnósticos nuevos que todos los otros países de Europa combinados, según la Organización Mundial de la Salud. El 1,5 % de la población rusa es seropositiva. En Alemania, este número es del 0,1 %.
El problema de fondo es el negacionismo. Si bien hay pacientes que no reciben tratamiento por falta de medicamentos, otros lo hacen porque niegan la existencia del VIH o porque temen ser estigmatizados. El gobierno, extremadamente conservador, considera que los principales factores de la propagación, como el sexo o el consumo de drogas, son inmorales. Las campañas de prevención se centran en la fidelidad y los “valores tradicionales” y no en la concientización sobre los medios de protección.
También está la retórica antioccidental que culpa a los estadounidenses de la propagación del VIH y que alimenta la creación de grupos negacionistas que circulan en Internet. “Al politizar la epidemia, silenciar a grupos y organizaciones activistas y estigmatizar a las poblaciones vulnerables, el gobierno de Rusia ha ignorado la magnitud de su crisis del VIH/SIDA, ha socavado a las poblaciones vulnerables y ha borrado programas de prevención críticos”, señaló la doctora en relaciones internacionales Ulla Pape, en el Journal of International Affairs.
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El infierno de la guerra inacabada en el Congo
Hace 25 años, la Segunda guerra del Congo, también conocida como la “guerra mundial africana”, llegó a su fin. En teoría. En la práctica, el conflicto entre un centenar de grupos rebeldes en el este de esta nación africana nunca terminó y se ha perpetuado a sí mismo. Toda una generación no conoce la paz, y Occidente no ha prestado suficiente atención a las atrocidades cometidas allí. Entre estas está la violación masiva de mujeres y niñas.
“Estaba recogiendo agua cuando sentí que alguien se acercaba por detrás. Noté que se trataba de alguien de uniforme. El hombre cogió una piedra, me la metió en la boca y me arrastró hasta que quedamos ocultos por la maleza”, cuenta Selina, una niña de 12 años atendida por Unicef.
La organización señala que ninguna de las personas que pasaba por un camino cercano escuchó los gritos de Selina mientras el soldado la violaba. Cuando finalmente se acercó, el violador había escapado. Son cientos de relatos así que cada año exponen el horror y el sadismo de estas milicias armadas. Algunas violaciones no solo se dan por el uso histórico de la violencia sexual como arma en las guerras, sino también por supersticiones locales. Los hombres armados creen que si violan a una niña pueden tener más suerte en los negocios, según han recogido las organizaciones en terreno.
La organización Médicos Sin Fronteras explica que el terror se transporta incluso a los campos de refugiados, donde las mujeres son violadas cuando, por falta de víveres en los refugios, deben volver a los campos para alimentar a sus familias. Todo esto se presenta en un contexto donde la impunidad reina, pues el sistema de justicia no cuenta con las herramientas para castigar a los agresores.
Otra grave consecuencia de esta crisis es en el área de salud. Las violaciones, destaca Unicef, pueden provocar lesiones físicas permanentes, además de la transmisión de enfermedades como el VIH. Y como el país carece de un buen sistema de salud, las enfermedades se propagan con mucha velocidad.
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La salud mental en las prisiones
Solo entre enero y agosto, 42 personas se suicidaron en prisiones de Italia. En España, los casos de este tipo han aumentado un 120 % en los últimos doce años, y más del 30 % de la población carcelaria ha afirmado haber considerado el suicidio al menos una vez mientras se encontraba en prisión. En Estados Unidos, el porcentaje de personas que se suicidaron en prisiones locales supera por más de 35 puntos al de suicidios de la población en general. La tendencia también se repite en Alemania, donde las personas encarceladas también tienen un riesgo de suicidio mayor.
Los suicidios cometidos por personas bajo custodia deberían ser raros, pues se supone que están bajo estrecha vigilancia. Sin embargo, estos han sido una de las causas principales de muertes en prisión debido al estrés, la desconexión con familiares, el aislamiento y otras condiciones derivadas de la vida en prisión. Se trata de una enorme crisis de salud mental que desconoce fronteras.
Otros factores asociados al crecimiento de este problema es el aumento del calor en las instalaciones y el hacinamiento dentro de estas. Tanto en Italia como en Estados Unidos, investigadores han asociado las oleadas de calor con un aumento de suicidios en verano. Cuando el índice de calor llegó a los 30 grados, el riesgo de suicidio se disparó en un 29 % en las prisiones estadounidenses. El calor extremo (temperaturas superiores a 32 grados) se relacionó con un aumento del 36 %, según un estudio de la Escuela de Salud Pública Rollins de la Universidad Emory en Atlanta.
“Existe una rica literatura sobre la asociación entre la exposición al calor y resultados adversos para la salud mental. La exposición prolongada al calor aumenta el riesgo de resultados adversos para la salud mental”, explicó Kristie Ebi, profesora del Centro para la Salud y el Medio Ambiente Global de la Universidad de Washington en Seattle, quien revisó los hallazgos del estudio.
Aunque se han adelantado esfuerzos para prevenir el suicidio en prisiones, como contratar a personal especializado para abordar la salud mental de los reclusos, este estudio demuestra que no basta con el aumento de personas, sino que hay que revisar toda la infraestructura en las cárceles, incluso las temperaturas.
Además de estas crisis, también se encuentra la pérdida de derechos de las mujeres en Afganistán, un problema que fue expuesto en 2021 con el regreso de los talibanes, pero que quedó sepultado ante otras crisis dos años después. Aunque las migraciones por el Darién y el Mediterráneo han acaparado un importante foco de los medios, hay otros puntos, como Libia y Túnez, donde la situación es crítica y no se ha retratado la catástrofe sin presentes que se observa en la región subsahariana. En Bolivia, el gobierno ha permitido la explotación de parques nacionales a costa de efectos dramáticos para el clima y la población.
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