Las zonas de exclusión aérea son un pedido de Ucrania que la OTAN niega, ¿por qué?
Aunque ya existen antecedentes de zonas de exclusión aérea, como en Irak, Libia y Bosnia y Herzegovina, la OTAN se negó a crear una en Ucrania. Instaurar una zona como aquellas, para evitar por vía militar que se den misiones aéreas por parte de Rusia, implicaría movilizar tropas y aviones de la OTAN, y Occidente, por ahora, no ve eso como una opción.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, le pidió a sus aliados de Occidente armamento y la creación de una zona de exclusión aérea. Aunque el primer pedido fue aceptado por Estados Unidos y la Unión Europea, la segunda solicitud fue rechazada, pues existe el temor de que, en represalia, la guerra en Ucrania se amplíe al resto de Europa.
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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, le pidió a sus aliados de Occidente armamento y la creación de una zona de exclusión aérea. Aunque el primer pedido fue aceptado por Estados Unidos y la Unión Europea, la segunda solicitud fue rechazada, pues existe el temor de que, en represalia, la guerra en Ucrania se amplíe al resto de Europa.
“Las sanciones van en la dirección correcta. Además de desconectar el Banco Central Ruso de SWIFT y proporcionar más (misiles) Stinger y armas antitanque, necesitamos que Occidente imponga una zona de exclusión aérea sobre partes significativas de Ucrania”, dijo Zelenskiy al sitio de noticias Axios. “Ucrania puede vencer al agresor, lo estamos demostrando al mundo, pero nuestros aliados también deben hacer su parte”, agregó.
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En respuesta, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que una zona de exclusión aérea podría conducir a una “guerra total en Europa que involucre a muchos más países y cause mucho más sufrimiento humano”, teniendo en cuenta, además, que Vladimir Putin aseguró que cualquier medida de este tipo sería vista “como una participación en un conflicto armado por parte de ese país”.
Las zonas de exclusión no son una novedad
El pedido de Zelenskiy tiene antecedentes: en Irak, tras la primera Guerra del Golfo, en 1991, Estados Unidos y sus aliados construyeron dos zonas de exclusión, bajo el argumento de evitar ataques contra grupos étnicos y religiosos. Por su parte, en 1992, la ONU aprobó una resolución que prohibía los vuelos militares no autorizados en el espacio aéreo bosnio y, en igual medida, en 2011, el Consejo de Seguridad dio luz verde a la creación de una zona de exclusión aérea como parte de la intervención militar en Libia.
En cuanto al caso de Irak, las zonas de exclusión aérea fueron determinadas por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, con la idea de proteger a los kurdos y chiítas que se levantaron en contra del régimen de Sadam Hussein. Aunque el secretario general de la ONU de aquel entonces, Butros Butros-Ghali, consideró que dichas zonas eran “ilegales”, aviones estadounidenses, británicos y franceses realizaron miles de vuelos de vigilancia sobre territorio iraquí, causando daño a decenas de civiles. Finalmente, la legitimidad de la estrategia se vio afectada cuando Francia optó por retirarse, en 1996, año en el que se levantó la zona de exclusión aérea al norte del paralelo 36, mientras que la que estaba al sur del paralelo 33 se mantuvo hasta 2003.
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En cuanto al caso de Bosnia y Herzegovina, y contando con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, las matanzas en la guerra de los Balcanes llevaron a la OTAN a poner en marcha la zona de exclusión aérea en 1993. De acuerdo a la información del diario español, “la OTAN la justificó con la necesidad de anular la fuerza aérea serbia en Bosnia y porque presionaba militarmente para una finalización más rápida del conflicto. Sin embargo, los críticos sostienen que esta medida no sirvió para evitar los peores abusos del conflicto, como el asedio de Sarajevo y la masacre de Srebrenica, en julio de 1995, cuando los militares serbios mataron a 7.000 civiles bosnios”.
Con respecto al caso de Libia, la zona de exclusión aérea se instauró con la idea de evitar que la gente leal a Muamar Gadafi usara los aviones y helicópteros militares en contra de los rebeldes del régimen, reflejados en los promotores de la Primavera Árabe. Barack Obama, el entonces presidente de Estados Unidos, veía esto como una estrategia más para provocar la salida del poder del militar, al tiempo que también se llevaban a cabo sanciones económicas, tales como el bloqueo de cerca de 30.000 millones de dólares de fondos libios bajo jurisdicción norteamericana.
Si antes se han usado las zonas de exclusión aérea, ¿por qué la comunidad internacional le dice que no a Ucrania?
Aunque respaldar la creación de dicha zona en territorio ucraniano restringiría la capacidad operativa del ejército ruso y evitaría los bombardeos, la postura de Occidente parece ser evitar una mayor escalada del conflicto y un choque directo con potencias nucleares, como Rusia, Estados Unidos, Reino Unido y Francia. “La única forma de implementar una zona de exclusión aérea es enviar aviones de la OTAN, aviones de combate en el espacio aéreo de Ucrania, y a partir de ahí se aplica la exclusión derribando aviones rusos”, explicó Stoltenberg.
Dado que la única forma en la que se puede garantizar que no se lleven a cabo misiones aéreas de ataque, vigilancia o observación (al ser ese el objetivo de las zonas de exclusión aérea) es la vía militar, “los aliados acordaron que no debe haber aviones de la OTAN en espacio aéreo de Ucrania ni tropas de la OTAN en territorio ucranio”, aseguró el secretario general de la Alianza Atlántica. Dichas afirmaciones también se leen a la luz de la postura de Rusia, que, a través del ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que “Zelenskiy intenta provocar un conflicto con participación de la OTAN, entre la OTAN y Rusia”.
Lo anterior, sin mencionar los costos que puede traer establecer una zona de exclusión aérea. Según un informe del servicio de estudios del Congreso estadounidense, la participación de Estados Unidos en la zona de exclusión del sur de Irak costó unos 700 millones de euros anuales.
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